Un derecho penal objetivo y sociedad

La opinión del Jurista y Docente Universitario…

Silvio Guerra Morales

La humanidad ha superado con creces, en lo que toca al mundo del Derecho Penal, lo que otrora se denominara “Derecho Penal de Autor” y en su lugar ha puesto en lugar encumbrado al Derecho Penal de Acto. Dicho en otras palabras: un Fiscal no debe mirar la apariencia del acusado sino el acto por el cual es acusado y, en consecuencia de ello, todo su análisis, en estricto rigor jurídico, habrá de constreñirse a las razones, hechos, circunstancias y demás detalles que rodean al caso per se.

No por ser pobre una persona significa que sea ladrón; por andar siempre togado un “caballero” no significa que no pueda perpetrar una violación carnal, en fin.    Un fiscal no tiene, desde luego, una bolita de cristal en la cual aparezca el acusado y que en base a esa imagen pueda decir “este sí es un delincuente” o “éste no es delincuente”. Un fiscal debe constreñirse, reiteramos, a los hechos, a cada uno de ellos, que rodean un determinado caso.

Solamente así podrá el Ministerio Público realizar una labor de verdadera objetividad y transparencia en sus investigaciones. Para ello, tendrá que atender a los acontecimientos, a las personas involucradas en la causa, la existencia de pruebas indubitables, incuestionables, infranqueables, que militen en contra de una persona y ante las cuales la acusación se presente como sólida, indesmoronable.

Razón tienen muchos colegas que ya han advertido que gran parte del problema que presentan nuestras cárceles –sobrepoblación carcelaria- pasa necesariamente por una clara omisión de la lectura constitucional del cumplimiento cabal del debido proceso, mismo que no puede ser ponderado por las autoridades del Ministerio Público y del Órgano judicial, sin que medie un cabal razonamiento del o los cargos que hay en contra de un ser humano; las pruebas de ese cargo, la solidez o eficacia probatoria de ellas; y no basta tan solo la prueba del cargo, sino que adquiere mayor importancia, en lo que toca a la acusación que se formula en contra de un ciudadano, que conste, de modo inobjetable, la prueba de la vinculación en cuanto atañe a autoría, complicidad o cualquier otro grado de participación criminal.

 

Desde hace más de una década andamos predicando que el cambio real en el sistema de justicia penal panameño solamente puede tener cabida si nos permeamos de una mentalidad humanística en el plano del proceso punitivo y que ésta haga gala fecunda de que los subrogados penales deben ser considerados, prima facie, antes de aplicar una detención preventiva en contra de un particular y, claro, sin desmedro de los casos que por su naturaleza, la requieren o exigen.

 

Decía el maestro Alfonso Reyes en su monumental obra sobre la Tipicidad que el tipo penal – la norma- exige que el agudo fiscal y el ufano abogado siempre hagan la subsunción debida.

Fuera de este contexto, se cometen irremediables golpes a la justicia penal que ni aún el perdón social puede mitigar. Eso no puede llamarse responsabilidad penal objetiva.

<>Artículo publicado el 4 de febrero  de 2011  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Importante congreso de abogados

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La opinión de…

Silvio Guerra Morales 

Se está desarrollando en nuestro país el Primer Congreso Internacional de Abogados y el Décimo Congreso Nacional de Abogados.   El Presidente del Colegio, Licdo. Rubén Elías Rodríguez y los miembros directivos han agotado esfuerzos y recursos. Lo han hecho bien. El Presidente del Congreso, la persona del colega y profesor Francisco Vega, también lo ha hecho muy bien y bien hecha la designación. Sobre todo destaca el alto perfil de excelentes organizadores y anfitriones que han aquilatado ser.

Han concurrido distinguidos juristas de lejanas tierras: México con la persona de Alfonso Pérez Cuéllar del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México; del Dr. A.J. Bennazar Zequeira, del ilustre Colegio de Abogados de Puerto Rico, y la presencia de grandes maestros del derecho, siendo figura de relieve el Dr. Carlos Alberto Ghersi, quien en el mundo del Derecho Civil brilla con luz propia.

El ciclo de conferencias ha girado en torno a temas de actualidad y de singular importancia: El Libre Ejercicio de la Profesión de la Abogacía, la Ética Profesional del Abogado, la Defensa de la Profesión, el Derecho Civil de Daños, Panamá como Centro Financiero y de Seguros a nivel Internacional, el Sistema Acusatorio y las perspectivas de su entrada en vigencia, el tema de la justicia y su transparencia, el ejercicio de la abogacía pro bonus –pro societatis-; etc.

Aunque confieso que esperaba mayor interés y entusiasmo por parte de la clase forense panameña, cosa que no se advirtió en la asistencia. No culpo a nadie, para muchos abogados pagar cualquier suma de dinero para asistir o estar al día en sus cuotas, resulta ser una suma insuperable. Pero bueno, allí estaban abogados y abogadas, la mayor parte de ellos, jóvenes abogados. Interesados en seguir conociendo y aprendiendo, actualizándose, avispándose en el mundo jurídico para ser mejores.

La importancia de este evento radica en algo sencillo: hacer que la casta forense patria sea mejor y que la sociedad panameña se sienta, día a día, orgullosa de sus abogados como otrora lo estaba de un Ricardo J. Alfaro, José Dolores Moscote, Narciso Garay, César Quintero, Juan Materno Vásquez, en fin y como hoy día también lo está de juristas de la talla de un Jorge Fábrega, Julio Sousa Lennox, Eduardo Lombana y tantos otros. Ser mejores en el servicio de la profesión; ser mejores para dar lustre y defender siempre la academia, el conocimiento y que impere el Estado de Derecho, la Justicia y que se tenga bien claro que la profesión de Abogado es una profesión, tal vez, la más noble de todas las profesiones y que, como dije al final de mi conferencia, sin abogados la Patria se derrumba por faltar la voz del que conociendo la Ley y el Derecho, no haya quien diga qué es ilegal o qué es injusto. Felicidades Don Rubén Elías Rodríguez y a todo el equipo que trabajó arduamente para que Panamá se distinguiera con la celebración de tan importantes eventos de perfil jurídico.

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<>Artículo publicado el 28  de enero de 2011   en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Agua y Código Penal

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La opinión del Abogado y Docente Universitario..


Silvio Guerra Morales

Ahora resulta que el agua embotellada de algunas marcas y que muchos hemos consumido en este país, previa compra en las tiendas y supermercados, no está purificada. Alguien ha dicho que se trata de una publicidad engañosa, otros han sostenido que implica la existencia de un delito de auténtica estafa colectiva.   A este particular, sobre la existencia o no de delitos, tras este fraude colectivo o de masas, quiero referirme desde la perspectiva jurídica.

El Título IX del Libro II del Código Penal prescribe los denominados delitos contra la seguridad colectiva. En el Capítulo IV de dicho título aparecen los delitos contra la salud pública. El artículo 300 de la excerta legal en cita señala que quien envenene, contamine, altere o corrompa alimento, medicina, excipiente o materia prima, agua potable o cualquier otra sustancia destinada al uso público, poniendo en peligro la salud de las personas, será sancionado con prisión de cuatro a diez años.    Sin embargo, leído minuciosamente los verbos rectores del articulado en cita, quedará claro que no media, ante este fraude colectivo, por parte de las embotelladoras involucradas en el caso, ni envenenamiento, menos contaminación ni alteración alguna del agua, tampoco adulteración o corrupción. Se trata, simplemente, de vender agua a sabiendas que no ha sido purificada, pero con pleno conocimiento de ello, lo cual hace que la acción devenga en una acción dolosa, delictiva, intencionada.

En realidad, el tipo penal o norma aplicable, lo encontramos en lo previsto en el artículo 301 del Código Penal que dice: “Quien, sin haber realizado ninguna de las conductas descritas en el artículo anterior, ofrezca en venta o entregue, a cualquier título, alimento, medicina, agua potable o cualquier sustancia destinada al consumo humano o cosas peligrosas para la salud, a sabiendas de su carácter nocivo (….) será sancionado con prisión de tres a seis años.”

Desde luego, que queda en manos del intérprete judicial el tema referente al agua “potable”, ya que habría que considerar si el agua embotellada puesta en venta es “realmente potable”, no obstante, de haberse determinado, previas pruebas de laboratorios, que no tiene ni ostenta tal “pureza o purificación”.

En todo caso, el codificador debió limitarse en expresar la palabra “agua” sin calificarla de potable, puesto que bien podría argumentarse que al no ser potable el agua puesta en venta, el acusado o los autores del fraude colectivo, no entran en la definición o prescripciones de la propia norma.   Pero insistimos, será tarea del intérprete judicial, el juzgador, quien tenga que delimitar estos pormenores que, en lo que respecta al agua que consumimos, bien podrían, de manera hábil, escapar de una sanción penal.

En contra de este argumento, favoreciendo la interpretación judicial, bien se puede alegar que el sentido de la norma en cuanto califica de “agua potable” la que se ha ofrecido en venta, no entraña la idea de que efectivamente ésta lo sea sino que se promueve o vende como si “fuera potable” y he allí la acción delictiva vía comisión. Tesis que defiendo.

Quedará en manos del Ministerio Público panameño el inicio de una exhaustiva investigación sobre este particular. En efecto, concurren otros delitos, entre ellos el de la publicidad engañosa y la estafa colectiva.

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<>Artículo publicado el  21  de enero de 2011  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Horror, terror y pavor

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La opinión del Jurista y Docente Universitario…

Silvio Guerra Morales

El día lunes de esta semana me llamó un reconocido periodista de una prestigiosa cadena radial porque, según él, quería conocer mis impresiones respecto a lo sucedido en el Centro de Cumplimiento de Tocumen.   En ese momento tan solo conocíamos de las vistas que los medios televisivos nos habían brindado y que generaban en nosotros una terrible expectación.

 

Se trataba de horrendas, de terroríficas imágenes.    Aun nos aterra oír a los muchachos pidiendo a gritos agua, vociferando que se quemaban, la voz de alguien que les replicaba con censura inusitada.

 

Recuerdo haberle dicho al periodista, entre otras cosas, lo siguiente:   Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos de las Naciones unidas establecen, eso, un mínimo de reglas a seguir en el trato que se le debe dispensar al que está privado de la libertad.

 

Panamá es signataria de estas reglas que datan de 1955. Hay que tomar en cuenta que si bien se trata de muchachos que aun no han alcanzado la mayoría de edad, al tenor de lo que prescribe la Convención de los Derechos del Niño, son vistos como “niños”.

 

Han faltado a la ley y como todo ser humano no por ser reducidos a cárcel significa que han perdido la condición humana, la dignidad humana, no son animales los que están privados de la libertad, siguen siendo semejantes, seres humanos.

 

Por ello, porque son seres humanos y preservan o mantienen su condición de seres dignos, no pierden el derecho a la vida, a la salud, al respeto de los terceros, el derecho a la alimentación, a la asistencia legal gratuita, a la atención médica, al auxilio en casos de siniestro o de urgencia, en fin. Es larga la lista a enumerar de derechos de los privados de la libertad.

 

Ahora que se ha iniciado una investigación penal a raíz de tan nefastos eventos, creo que la situación es meritoria para que hagamos algunas reflexiones necesarias.   Deslindar la responsabilidad penal es una cosa, tal vez la más importante de todas desde la perspectiva del castigo por tan horrendo crimen.

 

Pero también se requiere deslindar la responsabilidad administrativa y la civil.   No puede ser cierto que sigan pasando tantas cosas que siembran luto y dolor y nadie se hace responsable por los daños morales, materiales, sentimentales, etc.   De otra parte, no se trata de construir cárceles y más cárceles, si estas están ausentes de una clara política penitenciaria, máxime cuando se trata de jóvenes que no llegan a la edad adulta.

 

Alguien dijo que el respeto que una sociedad dispensa a sus muertos y el trato que dispensa a los enfermos, dice mucho de la calidad humana de esa sociedad.   Yo agrego que también la forma como tratamos a nuestros privados de la libertad dice mucho de nuestra humanidad y sobre todo de nuestra cristiandad.

El estudio universitario sobre la Nueva Defensa Social –Tesis de Grado del abogado Anselmo Guerra, nuestro hermano, sugiere mucho en atención a este tema.   Recomiendo su consulta y lectura.

 

Cero y van dos casos que muestran patética realidad penitenciaria en Panamá:   el primero fue la golpiza a presos desnudos en la antigua Cárcel Modelo y ahora este horrendo incidente.   No, no puede ser que esto quede impune y como si nada ha pasado.

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<>Artículo publicado el 14  de enero de 2011  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Nota del editor:   Para ilustrar el tema del artículo, nos hemos permitido agregar el siguiente video que esta relacionado con los hechos planteados por autor:
http://www.youtube.com/watch?v=MkZkiwEQDJY&feature=player_embedded#!

Abdénago Domínguez: A propósito del fracaso estudiantil

La opinión del Abogado..


Silvio Guerra Morales 

Apropósito del multitudinario fracaso estudiantil en la educación media, ha venido a mi mente la egregia figura de un consagrado apóstol de la educación panameña a quien quiero rendir homenaje en vida.

 

Siendo estudiante del Primer Ciclo que operó, algunos años, en la Escuela Primaria José María Barranco, del Distrito de La Chorrera, allá por el año 1974, ya lo advertíamos, como Director del Colegio, recibir con grata sonrisa, sin renunciar a la disciplina, a los estudiantes.

Aún resuenan en mis oídos aquellas jalonadas: “Jovencito, la basta del pantalón está muy corta”, “Señorita, recuerde que la falta debe estar por debajo de la rodilla”, “Tiene Usted la camisa mal puesta, favor no dejar bultos de la camisa en la cintura”, “Péinese mejor”, “Jovencita se prohíbe entrar con las uñas pintadas, no puede entrar al colegio”, “Ese corte de cabello no es propio de un caballero”, “Usted debe estar en el salón de clases, permanecer en él, no deambular por los pasillos” , “Y si no deléitese en la lectura, vaya a la Biblioteca del Colegio”.

Posteriormente, cuando nace el Colegio Moisés Castillo Ocaña, nombre que se le da en bien merecido honor al célebre poeta chorrerano del mismo nombre, es designado y por muchos años lo fue, como el primer Director del Plantel. Hice todo el segundo ciclo en dicho colegio. Nuevamente me tocó vivir los rigores de una disciplina que no indigesta ni causa mal alguno. Otra vez: “Jovencito…, jovencita…”. Algunos estudiantes, cuando lo veían pasearse, cual noble inspector del plantel custodiando el proceso enseñanza-aprendizaje, no sé si llenos de pánico, corrían hacia el salón previniendo: “¡Viene Abdénago Domínguez!”.

Sí, sin duda alguna que estoy hablando del Profesor Abdénago Domínguez. Preclaro Maestro que es de la Educación Panameña y conspicuo amante del arte de enseñar bien y de preparar, para la vida, a las almas núbiles. Orgullo invariable de los chorreranos. Siempre han brillado en él su acendrada devoción, como maestro que es del idioma Español, la brillantez en su expresión del buen hablar; nunca hizo concesiones o dio perdones a las faltas ortográficas y tampoco dio cabida a una expresión o palabra mal estructurada o dicha.

Recuerdo que, cursando ya el último año de la secundaria, la profesora de la materia Español, por incapacidad médica, tuvo que ausentarse por más de un mes, y él, siendo el Director del Colegio, nos impartió las clases. En esos cortos días aprendí de literatura universal lo que después con lecturas sistemáticas pude afirmar y ampliar.

Moraleja: Ciertamente que tenemos un indeseable y creciente fracaso de nuestros muchachos en las escuelas. La asistencia a los colegios de los que rehabilitan nos da la impresión de que las clases no han culminado. Son montones. Sin embargo, pienso que hay un problema de fondo: el proceso de la enseñanza-aprendizaje implica a estudiantes y a educadores. Pero al estudiante lo precede la familia y al educador le precede el sistema de formación. Sin duda alguna, que en estos eslabones debemos buscar la causa del por qué los muchachos no quieren estudiar o aprenden mal o demuestran cierta apatía por el estudio.

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Artículo publicado el  7  de enero de 2011  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

La palabra dada

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La opinión del Jurista…

Silvio Guerra Morales 

Hago entrega, cerrando el año, de este hijo que he parido propio de algunas reflexiones y de cómo he visto que en mi país se está perdiendo el respeto por la palabra que se da a un semejante. 

Siempre hay por qué escribir y de qué escribir.   La amplia gama de problemas, de circunstancias y cosas asombrosas que, a diario, acaecen en nuestro medio y alrededor del mundo, no dejan descansar la pluma que advierte, en todas estas cosas, un vasto campo de donde puede tomar un pequeño elemento en la diversidad de cuestiones y hacer de él un asunto a analizar, desmenuzar, criticar, o que pueda ser objeto de sugerencias, aportes, cuestionamientos, etc.

La pluma de quien escribe no reposa, no descansa, ni tiene derecho a tomarse tregua alguna para quedarse solamente en la contemplación del fenómeno. De entre todas las formas del lenguaje, es sin duda alguna la palabra escrita la que queda o permanece documentada como prueba infalible de que algo se pensó o se dijo.

En realidad, más valientes son los que escriben sus ideas que los que solamente se atreven a pronunciarlas y que, luego, víctimas o presas de sus propias palabras encuentran en el retracto la forma más fácil o expedita de variar o cambiar, en fin, pensarán que “al fin y al cabo las palabras dichas” son “meras palabras que el viento se lleva”. ¡Vaya! manera de pensar y ¡vaya! cómoda manera de ir por la vida mutando los pareceres y las formas de vidas sin que importe ya “la palabra dada” o que “la palabra una vez dada sella todo contrato”.

Crecí en un medio y ambiente familiar en el que nuestros padres y la comunidad en general tenían bien entendido que la palabra dada se honra, que el estrechón de manos implicaba un verdadero consentimiento o cierre de un contrato. Dicho sea de paso, allá por la década de los cuarenta y parte de los cincuenta, mi abuelo Gertrudis Morales, en San Miguel del Yuco, camino a Volcán, tenía la fama de que con “él, el estrechar la mano se sellaba un contrato”. En esas pasadas épocas valía mucho la palabra del caballero y una dama era siempre eso: “Una dama”. No que hoy día no las haya, pero ambas especies escasean: Damas y Caballeros.

Bueno, una vez más la pluma y su tinta han corrido. Problema de quien escribe: la pasión y la emoción pretendiendo guiar a las ideas. Pero, bien, qué sería de la pluma y de la palabra que se plasma en un escrito si ésta se divorcia de las emociones y de las pasiones que gobiernan el intelecto y la inteligencia de los seres humanos.

Rogamos a Dios para que este año que está pronto a entrar nos haga hombres y mujeres de palabra, de su fiel cumplimiento. Que cuando demos la palabra, no importa a quien o ante quien, seamos capaces de cumplirla y ello aún a pesar de nuestro propio perjuicio.

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<>Artículo publicado el  31  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

¡Felices fiestas… ? ¡Feliz Navidad!

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La opinión del Jurista…

Silvio Guerra Morales

Hoy, la cristiandad, en el mundo entero, celebra la Natividad del Señor Jesús. Los teólogos han señalado que la festividad navideña tiene un doble sentido:  Por un lado, nos recuerda el inicio de la redención del ser humano, de nuestra pecaminosa condición, tras el nacimiento de Jesús -Emmanuel-Dios con Nosotros- y que constituye el eje, el dínamo de nuestra fe y espiritualidad.

Ello converge o se proyecta en la resurrección de Cristo –la Pascua-. La idea de la Navidad, sin duda alguna, está ligada, luego, a nuestra propia espiritualidad y salvación en Jesús.

El segundo sentido o significado que debemos darle a la Navidad encierra la idea clave de abrir nuestros corazones a Jesús para que entre a nuestras vidas y haga morada en nosotros como “Templos del Espíritu Santo”. Por ello se ha afirmado que la fiesta de Navidad nos invita a reflexionar, profundamente, sobre el Amor de Dios que viene a los hombres a través de Cristo y que El, que tomó parte en la historia de los hombres, hace dos mil años, vive y continúa su misión salvadora. Sin lugar a dudas que la Navidad seguirá siendo un invaluable y espectacular acontecimiento divino y humano, que habrá de tenerse siempre como del presente y actual entre tanto haya una alma que redimir sobre la faz de la Tierra.

El mensaje permanente de la Navidad nos enriquece y renueva la visión del plan salvador de Dios y aunque esta fiesta, al parecer, apunta también a la celebración de la Fiesta Pascual, la preparación para vivirla realmente debe conllevarnos al genuino arrepentimiento y a la conversión plena de nuestras vidas, todo lo cual contrasta con un ambiente que se presenta más carnavalesco que espiritual; más de consumismo perverso que de reflexión cristiana. En lugar de llenarnos de gozo y de alegrías infinitas, nos tropezamos, por montones, a congéneres que marchan frustrados, decepcionados, entristecidos, amargados, violentos, poseídos de un espíritu de animadversión hacia las cosas de Dios.

Aunque sean ya muchos quienes se suman al ejército de los que ahora nos dicen y desean “Felices Fiestas”, no hay duda alguna tampoco en señalar que la Natividad del Señor Jesús, Eje de nuestra fe, es la fiesta más celebrada por los hombres. Cabe señalar que hasta los ateos y los enemigos de la Iglesia hacen un alto en el camino para celebrar, obvio que a su manera, este universal e histórico acontecimiento de la salvación del Hombre por parte del Hijo del Hombre. Comparto la idea de que la Navidad es el recuerdo más universal y más gustado que el mundo tiene de Jesucristo.

Cabe indicar que la fecha del efectivo nacimiento del Señor es del todo desconocida. En Oriente se celebra la misma fiesta pero el día 6 de enero. La historia registra que tanto en Oriente como en Occidente, la fecha ha sido sugerida por festividades o celebraciones paganas dedicadas al culto del Sol. Por ello, la Iglesia en un afán de evangelización transformó algunos templos paganos en cristianos y para ello decidió cambiar la fiesta dedicada al dios Helios (Sol) en fiesta del Nacimiento de Cristo –El Auténtico y Único Sol- que vino al mundo terreno para llenarnos de Luz y Esperanza, de Vida y Amor, de Paz y Eternidad.

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<>Artículo publicado el  24  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

“Hola, no estoy, deja tu mensaje”

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La opinión del Jurista…

Silvio Guerra Morales

No tengo duda alguna en señalar que los avances tecnológicos en las comunicaciones corren a impresionante velocidad. Nos arrastran sin distingo alguno. Se trata de una tecnología casi universal. Se trata de las comunicaciones que recortan espacios y tiempo. Critico, no obstante, la perversa despersonificación en la que hemos caído merced a esta tecnología. Aunque contradictorio, preciso señalar que cada día que pasa las “nuevas formas en la comunicación” nos distancias y alejan más de las relaciones interpersonales e intrahogareñas.

No hay duda que nos comunicamos, pero en la mayoría de los casos, de modo gélido, superficial, sin abrazos, estrechones de manos, sin rostros ni miradas. No hay nada que palpar, miradas que atender y mucho menos expresiones de cariño que puedan tener el poder de cambiar vidas.

Se ha dado una revolución en las comunicaciones. Mandando “chats” los muchachos dicen cuanto se les ocurra a sus padres y a cuanta persona tratan e inclusive, advierto, cosas que nunca se atreverían decir cara a cara o frente a ellos.   A través de la tecnología tienen acceso a un mundo superfluo, propio de la denominada “cultura relativa”.

No se piense que nos resistimos al cambio. De ninguna manera. Toda buena creación humana, bien usada y con propósitos nobles, bienvenida sea. Pero la cruenta realidad es otra: la telefonía celular y la del internet en manos de poderosas empresas, al parecer, están logrando idiotizar y hacer que muchos se enlisten en el ejército de los estúpidos. El internet, prácticamente, ofrece “todo”, aún lo que no se busca.

Sí nos resistimos a la perversa manipulación de los cambios y a la nefasta transformación de vidas, que en forma negativa, produce muchas veces el cambio advenido. Aún las compañías que venden cigarrillos nos siguen diciendo: “Fumar es nocivo para la salud” –promoción y venta de la muerte-, pero no conozco de ninguna empresa del mundo de la nueva comunicación que nos diga: “¡Cuidado, el uso excesivo de este aparato puede causar psicodependencia para la salud y es alienante!”.

En la ciudad de Bruselas se dio un estudio que determinó que las radiaciones electromagnéticas de los celulares mataban a las ratas. Pareciera que a los gobiernos poco les interesa este tema. Es triste advertir que ya en los hogares, merced a esta avanzada tecnología de la comunicación, se está perdiendo la comunicación. Nos estamos convirtiendo en una sociedad de autómatas digitales, robótica, silenciosa y creo, personalmente, que ha trascendido una nueva forma del lenguaje: el lenguaje digital.

No creo que esté lejano el momento en que nos venderán también un “chip” para programarnos en todo o tal vez ya lo llevamos solo que en forma de un celular que funciona con un “chip”.   Concluyo diciendo, finalmente, que esta moderna tecnología estamos tirando cuesta abajo una de las principales características de los seres humanos como entes societarios: el calor y el trato personalizado.   Queda abierto el debate.

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<>Artículo publicado el  17  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Mucha lluvia, pero queremos agua

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La opinión del Abogado…

Silvio Guerra Morales

Compele al dolor y al sufrimiento, conforme nos ha sido presentado por los medios televisivos y periodísticos de nuestro país, las vistas que han recogido, en parte, los desastres naturales que a consecuencia de las constantes lluvias que se han dado, básicamente, en Colón, Panamá Este, Oeste y Panamá Centro, han causado cientos de víctimas que todo lo han perdido, como diría mi padre “hasta el modo de andar”.

 

Pero creo que no debemos quedarnos tan solo en la contemplación del fenómeno sino, de manera responsable, tomar cartas en el asunto, así sea poniendo, de los más profundo de nuestros corazones y también de nuestros bolsillos, algún aporte que, aunque parezca insignificante, no lo será para quienes padecieron y siguen padeciendo las inclemencias del tiempo. Agua es el primer elemento a aportar, comidas enlatadas, leche, mantas, colchones, ropa, en fin. Hay que dar cariño, sin condiciones, ni siquiera condicionando que si lo damos también lo recibiremos. Simplemente dar sin pretender recibir nada a cambio. La responsabilidad de enfrentar y paliar o solventar la situación, primordialmente, es tarea del Gobierno Nacional; sin embargo, ningún ciudadano que se repute de serio y con sana conciencia, puede quedarse al margen de lo acontecido si se encuentra en condiciones de ayudar, socorrer, concurrir al pódium de la sentida humanidad y solidaridad social diciendo “¡presente!”.

No sabemos aún la cuantificación de las pérdidas. De hecho la agricultura ya ha sido golpeada y mermará considerablemente los réditos de su producción en esas áreas; también la economía familiar de miles y miles de hogares que, reiteramos, todo lo perdieron; no dejemos a un lado las estructuras que han colapsado y las que no que han sido seriamente deterioradas. Todos, cierto, hemos sido victimizados por las constantes lluvias. Pero, en estricto sentido, víctimas han sido los que durmieron en los albergues temporales acondicionados para pernoctar; los que tuvieron y han tenido que extender sus brazos para asir el plato de arroz o el mendrugo de pan; los que dejaron de arroparse en la noche para dar sus mantas o cobijas a sus pequeños hijos; los ancianos desvalidos que desde una silla de ruedas vieron que el mundo se les venía encima o las madres y esposas que lloran a los suyos porque aún no aparecen o porque se ahogaron.

Corazón y sentimiento; sentimiento y amor, es lo que se impone a todos los que habitamos en este terruño de sorpresas de todo tipo. El Presidente Martinelli reconoció que no estamos, aún, preparados para estos desastres y que no había helicóptero que sirviera. Por ello, pienso y considero que debemos hacer un serio llamado de atención a todos los estamentos involucrados en la protección y seguridad social, ciudadana, para que no nos agarre este tipo de acontecimientos naturales desprevenidos e improvisados. Queda abierta la ayuda y el debate.

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<>Artículo publicado el  10  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Panamá y el crimen atroz

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La opinión del Abogado y Docente Universitario…

Silvio Guerra Morales 

Como abogado penalista puedo señalar que, dentro de las diversas clasificaciones que se hacen en el plano doctrinal, sobre los tipos de crímenes, destacan los llamados crímenes atroces, los realizados con saña, perversión y brutalidad. Hay en ellos un ánimo diabólico, no significa que en los otros no pueda haberlo, que impulsa la voluntad del agente, del autor, a pretender saciar su voraz programa criminal o el de su mandante, mutilando, cortando, desmembrando, decapitando, desapareciendo hasta el último residuo corporal de su víctima.
Aún, luego de causar la muerte de su víctima, sigue realizando actos atroces como aquél ciudadano que luego de mutilar a una joven, procedió a cocinarla.
La mente criminal ha sido materia de análisis por psiquiatras forenses, sociólogos, psicólogos, criminólogos, sacerdotes, pastores, en fin. Todos concluyen con una preocupación que elevan a rango de interrogante: ¿Qué es lo que distorsiona la mente, la inteligencia, la forma natural de ser de un individuo, de un ser humano para convertirlo en un monstruo y desembocar en este tipo de acciones?
Unos dicen que las causas tienen una base genética de propensión al delito, al crimen; otros advierten que están en juego factores exógenos y endógenos –lecturas propias de los criminólogos y de los sociólogos-; el sector clerical acentúa sus preocupaciones en una total carencia de espiritualidad o falta de fe en Dios; no faltan quienes reducen el análisis a la aparición de un detonante obnubilador de la inteligencia o de la razón que le impide, al momento de realizar el crimen, al sujeto discernir o razonar su acción criminal.

En épocas pasadas todo se pretendía justificar sobre el llamado crimen pasional o el crimen emocional, partiendo de la base psiquiátrica que distingue entre pasión –duradera, permanente, constante, proyectada en el tiempo y por largos periodos-, de la emoción –descrita como pasajera, súbita e instantánea-; sin embargo, los tiempos actuales indican, tras largos estudios, que ni la pasión ni la emoción, como estados anímicos del sujeto transgresor, pueden servir como fundamentos para la eximición del hecho, salvos ciertas excepciones en donde, sin duda alguna, se descarta toda presencia del programa criminal, del llamado iter criminis –camino o recorrido del delito-, como es el caso de los epilépticos y ciertos estados de sonambulismos.

Lo cierto es que me causa asombro e impresiona mi espíritu, el hecho de que en los diez últimos años, hemos sido inundados por ejecuciones horrendas, propias de superadas épocas de Jack El Destripador, que terminan dando al traste con toda mínima y eventual consideración al derecho a la vida y al concepto de una muerte digna.

Hace poco pude saludar y solidarizarme con el dolor de un padre, hermanos y tía, en manifiesto luto del alma y del espíritu, por la pérdida de un amantísimo ser, joven profesional, promisorio, lleno de ensueños, de metas y aspiraciones nobles, a quien para robarle su vehículo los delincuentes le enceguecieron su existencia.

Debemos ponernos, siempre, en el lugar del que sufre y ¡vaya!, ¡por favor!, pongamos un alto y declaremos, de una vez por todas un permanente luto nacional tras la negra y satánica delincuencia que se mueve en este país.

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<>Artículo publicado el  3  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

El derecho de asilo político

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La opinión del Jurista y Docente Universitario, Doctor…

Silvio Guerra Morales 

He venido sosteniendo que el denominado Derecho de Asilo, más que tenerse como una figura propia del Derecho Internacional, encuentra su fundamento en el denominado jus cogens que, como principio de las buenas relaciones entre los Estados, persigue la armonía y la equidad internacional respecto a una persona que por motivos políticos o delitos políticos, de permanecer dentro del territorio de su Estado, peligra su propia existencia o no hay garantías de objetividad e imparcialidad en el juzgamiento al que potencialmente pueda ser sometido (V.gr. Caso Haya De La Torre de 1959 entre Colombia y Perú).

Ello, obviamente, muy a pesar de que se haya sostenido, casi hasta la saciedad, que el Derecho de asilo es una especie de derecho internacional de los derechos humanos y que pueda encontrar acomodo en el Derecho Internacional Humanitario y como derecho puede disfrutarlo cualquier persona fuera de su país de origen en caso de persecución política o para huir de las condiciones económicas o medioambientales.

Así, tenemos que en las declaraciones, pactos o convenios internacionales se consagra de las siguientes maneras o modos: El artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce este derecho y prescribe que en caso de persecución toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país y que éste derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.   Del mismo modo, el artículo XXVII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948) advierte que toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero, en caso de persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con la legislación de cada país y con los convenios internacionales.

En otro orden de ideas, el artículo 22 Numeral 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) establece que: “Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales”.

Precisa acotar que también la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, misma que fuera promulgada en el año 2007 y que entró en vigor jurídico el 1 de Diciembre de 2009, en el artículo 18 preconiza este derecho.

La misma Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y el Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con la Constitución lo consagran.

La Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos que fue promulgada en 1981 y de entrada en vigencia el 21 de octubre de 1986 contempla el derecho de asilo en el artículo 12.3 y dice: “Todo individuo tendrá derecho, cuando esté perseguido, a buscar y obtener asilo en otros países de conformidad con las leyes de esos países y los convenios internacionales.”

Conclusión: Se concede el asilo político, salvo algunas variantes, por delitos políticos y no por delitos comunes.   Cabe la posibilidad que se acceda al asilo peticionado por delitos comunes siempre y cuando éstos estén conectados o anexos a delitos políticos.   Cosa fundamental es que la acción o las acciones atribuidas a una persona, misma que persigue beneficiarse de este derecho, no contradiga los principios propios y esenciales de la Carta de las Naciones Unidas, que básicamente se asienta sobre un sistema de respeto a las libertades.

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<>Artículo publicado el  26  de noviembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/guerra-morales-silvio/

Buenos extranjeros ¿y los malos?

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La opinión del Abogado…


Silvio Guerra Morales 

Prosigo con el tema, tal y como lo prometí en la entrega de la semana pasada. La elegante dama ingresó al lujoso gimnasio, con mirada altiva y elevada nariz expresó desagrado diciendo:  “En mi país nada de esto sucede, este paisito es un desastre vale”.   La encargada del centro en el que muchos concurren a moldear sus exageradas curvas y otros a ver qué se les pega tuvo que soportarla, una vez más, pues según ella esta señorona ya tiene por oficio y costumbre el expresar toda clase de descalificativos en contra de los panameños y panameñas.

Otro caso: Se trataba de una linda representante de la tierra del ballenato.   Ésta, al pasar por una de las cajas de un supermercado del seis seis al revés, fue detenida por el agente de seguridad pues se sospechaba que algo ocultaba en su enorme cartera. “Qué le pasa negro atrevido, zarrapastroso,   Usted qué se ha creído, vea a mi me va a respetar” y siguió profiriendo cuanto epíteto obsceno y denigrante se le haya podido imaginar en contra del seguridad que por algo la abordaba en señal coercitiva.

Efectivamente, el seguridad no estaba equivocado y menos las cámaras. La niña llevaba jabones, champús, pasta de diente, manzanas y otras cositas.   No entiendo por qué la dejaron ir como si nada hubiese pasado.

Me sobran los ejemplos. Y vuelvo, al igual que la semana pasada, a señalar que de xenófobo nada tengo. He aceptado que somos un crisol de culturas, de grupos étnicos.   Muchos de ellos se han labrado un espacio y admiración singular en nuestro suelo, pero que nunca han tenido la osadía de soliviantar nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestra dignidad nacional ni nuestro folklore.   No han tenido pretensiones, jamás, de desaparecernos ni de hacernos dependientes de ellos en el aspecto político o geográfico –se hace la salvedad porque cuánta gente en este país lleva el pan a sus casas merced a los trabajos generados por las empresas de los miembros de la comunidad judía, árabe, española, ¿china?, etc.

Que vengan al país, que inviertan, pero ojo, hay que tener cuidado sumo con no pocos que llegan a Panamá porque creen que esta tierra es el segundo país en América en donde se puede alcanzar el llamado sueño americano o, simplemente, porque “me voy a vivir a Panamá porque algo pasa en mi país que no me gusta”, entonces, no critique, denle gracias a Dios que les hemos dado una buena acogida.

No queremos a quienes llegan a este país que tanto queremos sin que nada aporten y sin que en nada contribuyan con sus formas de ser o de comportarse.   Admiro y respeto al extranjero que nos respeta y que conviviendo con nosotros mantiene prudencia y cordura sin inmiscuirse en nuestras formas de ser.

Por otra parte, no olvidemos que todo retorna, en nuevas formas, pero retorna. El expansionismo y el apoderamiento son dos características que el hombre no ha podido divorciar o separar de sus actuaciones, jamás. Cuidado que ya somos un país fraccionado y que el “ser panameño” empieza a ser reducido. Doy por expresadas estas preocupaciones.

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<>Artículo publicado el  19  de noviembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/guerra-morales-silvio/
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