Más artículos del autor en: http
*
La opinión del Jurista…
–
Silvio Guerra Morales –
Siempre hay por qué escribir y de qué escribir. La amplia gama de problemas, de circunstancias y cosas asombrosas que, a diario, acaecen en nuestro medio y alrededor del mundo, no dejan descansar la pluma que advierte, en todas estas cosas, un vasto campo de donde puede tomar un pequeño elemento en la diversidad de cuestiones y hacer de él un asunto a analizar, desmenuzar, criticar, o que pueda ser objeto de sugerencias, aportes, cuestionamientos, etc.
La pluma de quien escribe no reposa, no descansa, ni tiene derecho a tomarse tregua alguna para quedarse solamente en la contemplación del fenómeno. De entre todas las formas del lenguaje, es sin duda alguna la palabra escrita la que queda o permanece documentada como prueba infalible de que algo se pensó o se dijo.
En realidad, más valientes son los que escriben sus ideas que los que solamente se atreven a pronunciarlas y que, luego, víctimas o presas de sus propias palabras encuentran en el retracto la forma más fácil o expedita de variar o cambiar, en fin, pensarán que “al fin y al cabo las palabras dichas” son “meras palabras que el viento se lleva”. ¡Vaya! manera de pensar y ¡vaya! cómoda manera de ir por la vida mutando los pareceres y las formas de vidas sin que importe ya “la palabra dada” o que “la palabra una vez dada sella todo contrato”.
Crecí en un medio y ambiente familiar en el que nuestros padres y la comunidad en general tenían bien entendido que la palabra dada se honra, que el estrechón de manos implicaba un verdadero consentimiento o cierre de un contrato. Dicho sea de paso, allá por la década de los cuarenta y parte de los cincuenta, mi abuelo Gertrudis Morales, en San Miguel del Yuco, camino a Volcán, tenía la fama de que con “él, el estrechar la mano se sellaba un contrato”. En esas pasadas épocas valía mucho la palabra del caballero y una dama era siempre eso: “Una dama”. No que hoy día no las haya, pero ambas especies escasean: Damas y Caballeros.
Bueno, una vez más la pluma y su tinta han corrido. Problema de quien escribe: la pasión y la emoción pretendiendo guiar a las ideas. Pero, bien, qué sería de la pluma y de la palabra que se plasma en un escrito si ésta se divorcia de las emociones y de las pasiones que gobiernan el intelecto y la inteligencia de los seres humanos.
Rogamos a Dios para que este año que está pronto a entrar nos haga hombres y mujeres de palabra, de su fiel cumplimiento. Que cuando demos la palabra, no importa a quien o ante quien, seamos capaces de cumplirla y ello aún a pesar de nuestro propio perjuicio.
*
<>Artículo publicado el 31 de diciembre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Filed under: Guerra Morales Silvio | Tagged: Contratos, Escritores, Honor | Leave a comment »