¿Serán todos los niños iguales?

Ante un mundo cambiante es hora de analizar la situación de los niños en Panamá y el mundo. La opinión del estudiante de periodismo de la UNACHI…

Osman Esquivel López

Según el “Estado Mundial de la Infancia” publicado por Unicef, sustenta que existen 1,000 millones de niños y niñas que carecen de uno o más servicios esenciales para la supervivencia y el desarrollo. 148 millones menores de cinco años en las regiones en desarrollo tiene un peso insuficiente para su edad; 101 millones no acuden a la escuela, en mayor escala son niñas; 37 millones de recién nacidos no reciben sal yodada que les proteja de la carencia de yodo, en esta misma línea 22 millones no están protegidos contra las enfermedades; por su parte 19 millones de los recién nacidos en los países en vías de desarrollo nacen con bajo peso.

La muerte de infantes a nivel mundial alcanza 8.8 millones de pequeños menores de 5 años; 4 millones mueren durante su primer mes de vida, igual cifra a causa de diarrea, paludismo o neumonía.

Con el virus del VIH viven 2 millones de infantes menores de 15 años y a causa del Sida 15 millones de niños han perdido uno o ambos progenitores. El mencionado informe indica: “La mortalidad infantil entre los pobres es por lo menos 1.9 veces más elevada que entre los ricos en más de la mitad de los 90 países…”.

Los datos expuestos por la Unicef son aun más alarmantes, entre 500 – 1,500 millones de niños son víctimas de la violencia; 150 millones de infantes entre 5 y 14 años trabajan en diversas ocupaciones; 145 millones de menores de edad han perdido uno o ambos progenitores debido a múltiples causas.

En nuestros tiempos, 51 millones de infantes carecen de un certificado de nacimiento; 18 millones han sido desplazados, víctimas de la trata hasta el 2000 se contabilizaron 1.2 millones de niños. Los embarazos a temprana edad también forman parte de estas cifras puesto que 14 millones de mujeres jóvenes dieron a luz entre los 15 y 19 años, en el mundo en vías de desarrollo 64 millones de damas se casaron antes de los 18 años.

El informe indica que: “La cifra anual de muertes de menores de cinco años en el mundo ha descendido de 12.5 millones en 1990 a alrededor de 9 millones en 2008.

Analicemos y actuemos a favor de esa niñez que hoy son indefensos y que mañana serán los grandes hombres y mujeres de Panamá y del mundo, no permitamos que nuestros niños y niñas formen parte de estas escalofriantes estadísticas expuestas en los informes de Unicef.

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Este artículo se publicó el  29  de julio de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Desde la cima del país

La opinión del Estudiante de Periodismo de la UNACHI….

Osman Esquivel López

Durante siglos los chiricanos hemos disfrutado de la belleza de nuestro terruño; sin embargo, hoy día vemos un futuro incierto para la presente y futura generación.

No es una alarma, es una verdad que se acerca poco a poco y no escaparemos de esta crisis, quizás los que observamos desde nuestros hogares el azul oscuro del imponente Volcán Barú al amanecer, no será más. Pero, ¿cuál será la causa? Simple y sencillamente es el resultado de nuestras acciones.

El pasado 24 de junio se conmemoró un aniversario más de la creación del Parque Nacional Volcán Barú (PNVB); parque creado en 1976 con una extensión de 14,322.5 hectáreas ubicadas en la de provincia de Chiriquí.

En este pedazo de Panamá se eleva el Volcán Barú con 3,475 metros de altura. Aquí las temperaturas anuales oscilan entre los 20°C en su parte más baja y -10°C en la cima del volcán.

Las lluvias son muy variables, llegando a un promedio de 4.000 mm anuales en las partes más bajas y en las partes altas supera los 6.000 mm. Entre los quebrados cerros y espesa selva nacen importantes ríos como el Caldera. Entre su vegetación podemos observar bosques muy húmedos montanos bajos, que no se encuentran en otras partes de país.

Las áreas adyacentes al PNVB, son de importancia como lo es el caso del Parque Internacional La Amistad, el Humedal Lagunas de Volcán, el Bosque Protector Palo Seco y la Reserva Forestal Fortuna. Cada una de ellas se necesitan. Por ello, es urgente la responsabilidad ciudadana por parte de las autoridades y de nosotros.

No es posible que atentemos contra la flora compuesta por árboles de robles, zarzamora y las orquídeas. La fauna rica y variada, en la que se destacan el quetzal, el aguilucho blanco y negro, los colibríes ventinegro y el orejivioláceo pardo.   Y aún más las especies endémicas de la Cordillera de Talamanca como la reinita carinegra, el zeledonia, el pinzón musliamarillo y la pava negra; y qué decir de los felinos, en el área habitan cinco especies siendo el puma el más abundante.

Analicemos desde el punto de visto lógico:  ¿Quién es capaz de destruir su morada? Nadie, entonces ¿por qué destruimos nuestro único hogar “La Tierra”?  O sea ¿nos autodestruimos?, increíble pero cierto. Solo al inicio del mes de mayo, los medios informaban sobre la devastación de 270 mil metros cuadrados próximos al PNVB.   Qué decir de los desechos sólidos que propios y extraños tiran en los senderos de este parque.

Ahora es cuando Panamá. Tarde que temprano la madre naturaleza nos la cobrará una a una, allí si es verdad que nadie se escapará.

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Este artículo se publicó el  5  de julio de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.