¡Basta ya de demonizar a Israel!

La opinión de….

Moisés A. Mizrachi

La avalancha de hipocresía, mala fe y la desinformación manifestadas por los sucesos en Mavi Marmara en su afán de provocar a Israel, parece haber irrumpido en el momento “muy justo”, para que a través de los medios de comunicación en todo el mundo se demonice a Israel.

Esto es inaceptable. Sin lugar a dudas, la conducción de la séptima embarcación el Rachel Corry fue sin rastro de violencia. Esto me convenció de que el Mavi Marmara hizo que Israel cayera en la trampa que le fue tendida por los provocadores de Free Gaza y que se produjera el derramamiento de sangre de “los mártires” que ya venían preparados para esta confrontación. La mal llamada “ayuda humanitaria” fue tan solo una mascarada.

El eslogan que se saca a relucir hasta la saciedad, se refiere al bloqueo impuesto “por Israel”. Sin embargo, se requiere de un poco de honestidad para dejar en claro que este bloqueo se ha llevado a cabo por Israel y Egipto, conjuntamente, a lo largo de los bordes de los dos países en las fronteras que comparten con Gaza, y con la bendición disimulada de todos los regímenes árabes moderados. Decir que el bloqueo ha sido impuesto por Israel solo puede ser descrito como una desinformación.

Los regímenes árabes moderados, por supuesto, están más que felices de tener a Israel para contener la influencia en expansión de la armada de Irán y establecer en Gaza una base de avanzada, que tal vez, cuando Irán sea una potencia nuclear, dominará toda esta región.

La idea misma de un bloqueo “total y sin piedad”, “toma de rehenes de la población de Gaza” constituye también una total desinformación. Hay que recordar sin cansarse que el bloqueo solo se refiere a las armas y el material para su fabricación. No impide la llegada diaria, a través de Israel, de 100 a 120 camiones cargados con productos alimenticios, suministros médicos y artículos de asistencia humanitaria de todo tipo. La población en Gaza no está “en peligro” y es una mentira decir que la gente se esté “muriendo de hambre” en las calles. El hecho es que la ayuda humanitaria nunca ha dejado de pasar a Gaza.

Ahora que los israelíes realizaron la inspección y llevaron el cargamento de ayuda a aquellos para quienes estaba destinado, Hamas rehúsa aceptarlo, en el punto de control, permitiendo que este se pudra lentamente. Hay un completo silencio sobre esta noticia que prueba que todo ha sido una provocación para demonizar a Israel. ¿Dónde está la indignación del mundo?

En un diario hace poco apareció un título horrible –“Israel, Estado pirata”– que, si las palabras todavía significan algo, solo pueden contribuir a la deslegitimación del Estado judío. ¿Quién se atreverá a explicar que si hay un pirata que secuestra en Gaza, que con frialdad y sin escrúpulos se aprovecha del sufrimiento de la gente y, en particular, del de los hijos, ese no es Israel sino Hamas?

Teniendo en cuenta el contexto estratégico, el discurso plagado de desinformación ha sido pronunciado en Konya, en Turquía, por su primer ministro quien lanza a prisión a cualquiera que se atreva a evocar en público el genocidio de los armenios, pero que tiene el nervio, ante miles de manifestantes, de disparar con gritos consignas antisemitas para denunciar “terrorismo de Estado” de Israel.

Aún más, Israel cayó en las garras de estos extraños “humanitarios” que, en el caso del IHH turco, son entusiastas de la yihad, fanáticos apocalípticos antiisraelíes y antijudíos; hombres y mujeres, algunos de los cuales pocos días antes del incidente expresaron su deseo de “morir como mártires”.

Por último, los batallones de tartufos que lamentan que Israel está rechazando la demanda de una investigación internacional son desinformadores también. A lo que Israel se niega es a una investigación solicitada por el Comité de Derechos Humanos, donde los grandes demócratas: cubanos, paquistaníes, iraníes y libios conforman la comisión de Derechos Humanos. Tal investigación chapucera equivaldría a una mascarada de justicia internacional. Sus conclusiones se conocen de antemano y solo serviría para condenar, como de costumbre y de forma unilateral, a la única y verdadera democracia de la región.

Estamos frente a la miseria de la dialéctica del totalitarismo, de sus imitaciones y de sus inversiones. La confusión de una época en que se lucha contra las democracias como si fueran dictaduras o estados fascistas. Esta vorágine de odio y locura son todos contra Israel.

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Este artículo se publico el 12 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a l autor,  todo el crédito que les corresponde.