La opinión de…
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Carlos M. Arango Jr. –
Tengo especial preferencia por el tema de la formación de líderes y la manera como estos se conducen en la práctica de su liderazgo. Esta preferencia nace porque me da pena como se manifiesta en muchos países del mundo una crisis grave en el ejercicio de tales liderazgos y los grandes perjuicios que heredan los liderados.
El liderazgo es una pieza clave en el desarrollo de los países. En un líder es donde comienza todo. Esto es así en una empresa, una institución, una organización gremial, profesional, sindical o política. Los resultados dependerán de la capacidad visionaria, de la destreza en conjugar fortalezas, de la inspiración de confianza basada en el ejemplo personal, de la disposición a la escucha productiva, de ecuanimidad en el manejo del poder, de la capacidad para definir objetivos en función del bien de los liderados y la ejecución eficiente de los planes de acción evaluados y reajustados en la marcha.
Con pesar vemos hoy día como se improvisan líderes mediante el recurso artificioso de lo mediático, de lo superficial en el manejo de temas importantes y la manipulación de imágenes personales que nada tienen que ver con la estructura personal de un líder, como si se tratara del mercadeo comercial de un producto de consumo. Naturalmente así de artificiales e intrascendentes serán los resultados con el consiguiente atraso y perjuicio para los liderados, resultando al final del día, en un estancamiento en el camino del progreso de pueblos, países, empresas y organizaciones de cualquier clase.
Los liderados tenemos una importante cuota de responsabilidad en los perjuicios heredados de líderes improvisados que de pronto irrumpen en los escenarios de la vida de los países. No tenemos la inquietud de profundizar en las personas de los líderes propuestos para analizar, reflexionar y discernir para una evaluación previa a nuestro apoyo y posterior seguimiento.
Aunque hemos avanzado en la superación de esta debilidad, por aquello de que hace unos años éramos la imagen viva de la patria boba, de quien muchos abusaron para su beneficio personal. Hoy, más avispados e incisivos, somos más precavidos antes de aceptar a un propuesto líder. Reconocemos que aún tenemos que seguir avanzando en esta dirección para evitar equivocaciones que después lamentamos.
Para los efectos de un seguro diagnóstico de un propuesto líder hay varios elementos a tener en cuenta para un eficaz discernimiento. Un factor de primera importancia es la consideración de la estructura de la integridad personal del propuesto líder.
La integridad personal es entendida como la coherencia de lo que se piensa, se dice y se hace. En mi opinión, esta es la medida fundamental para valorar a un líder. Sin embargo, esta medida no puede estar divorciada de la moral, que constituye un conjunto de valores, principios, costumbres y normas de conducta aprendidos y asimilados en el hogar, en la escuela, en la iglesia y en la comunidad. Este peligroso divorcio tendrá connotaciones completamente opuestas a la moral, lo que será traumático para los grupos o sociedades lideradas.
Cuando un líder pierde la integridad personal o se descubre por sus liderados que nunca la hubo y que toda la aparente capacidad de liderazgo no era más que una máscara para ocultar la verdadera estructura personal, el falso liderazgo irremediablemente se viene abajo, perdiendo la confianza y el apoyo de los liderados.
El ejemplo personal es otro factor necesario e indispensable para la evaluación de un propuesto líder. Para ello es necesaria una investigación a fondo del modo de vida del propuesto líder. En la práctica puede ser de mucha ayuda la información conseguida individualmente o la información obtenida por medios de comunicación confiables. De allí la importancia que tienen los medios en hacer sus apreciaciones apegadas a la verdad, alejándose de cualquier juego de poder, lo que resultaría altamente perjudicial e injusto.
En la medida que nuestra evaluación sea lo más estricta posible, estaremos reduciendo el riesgo de una equivocación a la hora de proponer líderes en las diferentes áreas que conforman la vida nacional de los países. Todo esto dependerá de nosotros, los liderados, a quienes nos toca hacer nuestro impostergable y responsable trabajo.
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Este artículo se publicó el 30 de julio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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