¿De qué sirve?

La opinión de…

 

 

Jaime Maduro

 

Últimamente, se han hecho dos anuncios por parte del gobierno que me han llamado la atención.   Uno de esos es que van a multar a las personas que tiren basura en las calles. Me parece una muy importante decisión. Ya es hora de que a los adultos se les castigue por su falta de responsabilidad y amor a su entorno, y a los niños de que se les enseñe, desde que entran a la escuela primaria, a tener responsabilidad ciudadana, para que algún día tengamos más ciudadanos responsables.

El problema que veo es que de qué sirve eso, si no hay autoridades que pongan las multas. El otro es que se multará a los conductores que incumplan el reglamento del tránsito, especialmente el de bloquear las intersecciones y evitar que fluya el tránsito lo que aliviaría en algo los tranques.

Pero otra vez… ¿de qué sirve si no hay quién multe?   En otros escritos he sugerido que se faculte a todos los policías, ya sean de tránsito o no, para que puedan poner multas a los conductores irresponsables y que los inspectores de tránsito se concentren más en atender las múltiples colisiones que se dan a diario y que causan enormes tranques.

Yo creo que es más importante utilizar los cuatro o seis policías que ponen en retenes, que de paso crean tranques, y que deberían estar en la calle multando a los irresponsables.

Los retenes, me parece, se deben hacer solo en casos de delincuentes que es importante detener y que se sospecha andan en un vehículo.

Pero la única solución es que estén en las calles. Un día en una intersección de las que más se trancan y otro día en otra. Pero que estén en las calles. Pintaron intersecciones con cruces amarillas para que los conductores respetaran la vía y de nada ha servido porque los conductores no le hacen caso.

Entre los que más incumplen las reglas del tránsito están los taxis. No todos, porque no se debe generalizar, pero muchos, en su afán por ahorrarse unos minutos, manejan irresponsablemente, frecuentemente provocando colisiones con otros vehículos, lo que les hace perder dos o tres horas esperando a un inspector del tránsito y con el posible agravante que el daño les impida seguir usando el vehículo. Hubo algún ahorro de tiempo, o una gran pérdida de ingresos. Los que manejan así no parecen tener mucha inteligencia, a mi manera de ver.

Por último, las placas. Es verdad que este año salieron tarde, pero, ¿por qué todavía hay cantidades de vehículos sin placa?   Y qué pasa con placas viejas? Yo veo carros con placas hasta del año 2006. ¿ Cómo es posible que todavía circulen? Con razón que la morosidad municipal es tan grande. Acción, señores de la Policía y del Municipio. Coordinen y multen a los que tiran basura y a los que incumplen las reglas de tránsito. ¡Ya es hora!

 

*

<> Este artículo se publicó el 4  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/maduro-s-jaime/

Hay que poner orden

La opinión de…..

.

Jaime Maduro S.

No es posible que sigamos siendo un país de gente que no le importa para nada dañar o ensuciar lo que se construye, casi siempre para su bienestar, como la cinta costera. Un área bonita, bien equipada, que, en vez de cuidarla y aprovechar sus beneficios: recreación, ejercicio, cultura, etc., la ensuciamos, la destruimos y nos robamos lo que de metal haya.

Esto no puede continuar así.

Estamos inmersos en un interminable Tercer Mundo, no por culpa de los gobiernos, sino por nuestra culpa.

Por la cultura del juega vivo, la indiferencia y la falta de educación.

¡Hay que poner orden y ya!

Este Gobierno se inició con energía, corrigiendo injusticias y atropellos, pero hay que continuar así. La única forma de cambiar la actitud del panameño es: que a los niños se les incluya en su educación, civismo, urbanidad y autoestima, desde que entran a prekinder hasta que salen de sexto grado, de manera que cuando lleguen a la mayoría de edad tengan conciencia cívica y amor por su ciudad y su país. Esa parte, obviamente, le toca al Ministerio de Educación.

Tiene la palabra la dinámica y renovadora señora ministra.

A los adultos: Castigo. Esto significa multa si bota basura, cárcel si roba. Se requiere coordinación entre la Policía y la Alcaldía; si no se ponen de acuerdo no se va a lograr nada. Persona que bota basura fuera de un basurero, se le hace recoger toda la basura que haya en un área determinada y además que pague una multa.

Esa persona lo va a pensar dos veces antes de ensuciar.

¿Como es posible que personas en vehículos vayan tirando todo lo que les sobra a la calle? Papeles, cartones, botellas, latas, etc., y que nadie haga nada al respecto. ¿Qué les cuesta tener una bolsita para botar la basura y luego, cuando está llena, echarla en un basurero? Solución… detener el vehículo igual que si se hubiera pasado una luz roja u otra falta al reglamento de tránsito y multarlo.

¿Qué tal si comenzamos ya?

<>

Este artículo se publicó el  13  de mayo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Un error, me parece

Un error, me parece
.

En la opinión de…

Jaime Maduro S.
.

En la búsqueda de una solución al problema del transporte en Panamá, que todos sabemos está totalmente colapsado, el Gobierno está en vías de construir un metro que logre transportar a grandes cantidades de ciudadanos de forma rápida y eficiente.

Haciendo comparaciones, resulta que un monorriel es más económico para construir. Sea cual sea la decisión del Gobierno, espero que se tome con base en lo que más conviene, aunque tenga que cambiar de opinión, porque la terquedad sale cara.

Por otro lado, y refiriéndome al título del escrito, creo que es un error permitir a los transportistas actuales y futuros manejar el negocio del transporte en buses.

Aunque el gobierno subvencione el pasaje en el metro o monorriel para que no resulte caro para el usuario, este tendrá que pagar el o los buses que lo llevarán a su destino, encareciendo así su transporte diario. En otros países existe la transferencia que el usuario solicita si tiene que usar más de una ruta. Si usa el metro o monorriel y necesita tomar un bus para llegar a su destino, solicita una transferencia y la entrega en el bus, así ahorrando un pasaje y en algunos casos dos. Para lograr eso, el transporte debe ser o del gobierno nacional o municipal.

Hay otras ventajas además de las expresadas antes. Se asegura un servicio eficiente, con conductores entrenados, no solo en el manejo, sino en el trato a los pasajeros. Conductores a quienes se les pague un salario adecuado y las prestaciones respectivas. Que se les haga exámenes periódicos de uso de drogas y se les supervise para que cumplan con su deber, de lo contrario se les despide.

Todos, usuarios y no usuarios, esperamos que se tomen las decisiones que más convengan a los usuarios, no a los actuales transportistas que han fallado prestando un servicio pésimo y peligroso.

<>

Publicado el 15 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el credito que le corresponde.

Todos tenemos que cambiar

Todos tenemos que cambiar
Jaime Maduro S.
*

El presidente electo, Ricardo Martinelli, ha venido predicando el cambio hace años. Por supuesto, se refiere a cambiar cómo se dirige el Estado y lograr solucionar o al menos comenzar a implementar los cambios ya que, por ejemplo, la educación toma más tiempo. También el transporte, aunque espero que no se demore hasta que esté listo el metro propuesto por él y, desde el primero de julio, se inicie un plan para por lo menos mejorar el servicio trayendo buses grandes que luego servirán para las rutas que no puede cubrir el metro, que serán muchas, y municipalizar el transporte. Es la única solución en mi opinión, porque el pasajero que use el metro y tenga que usar un autobús para llegar a su destino, debe recibir una transferencia y solo pagar un pasaje. Eso no creo que se pueda hacer con el transporte privatizado.

Pero, solo con el cambio en la forma de gobernar no vamos a solucionar muchos de los problemas del país, el Gobierno no lo puede hacer todo. Nosotros los ciudadanos también tenemos que cambiar. Cambiar esa actitud de que el Gobierno tiene que solucionar todos los problemas, o sea, paternalismo estatal, dejar a un lado el no me importa y el juega vivo, ser más corteses cuando manejamos, no tirar basura en las calles y aceras, en fin, abandonar nuestra actitud de país subdesarrollado, que es precisamente lo que nos tiene anclados en el tercer mundo.

El día que nos decidamos a ser ciudadanos conscientes, que sintamos cariño por la ciudad donde vivimos, ayudando a mantenerla limpia y ordenada, obedezcamos las leyes de tránsito, etc., comenzaremos rápidamente a movernos hacia el primer mundo. No hay ninguna razón para que vivamos en un país tercermundista, fuera de la forma como pensamos y actuamos.

Un ejemplo, hace unos días, el Tribunal Electoral le transfirió más de 100 mil dolares a la Alcaldía para limpiar la ciudad de propaganda política. ¿No sería mejor que cada representante de corregimiento consiguiera jóvenes y adultos voluntarios para hacer ese trabajo, dándoles las herramientas para hacerlo y coordinando con la Alcaldía para recoger la basura en lugares designados? Eso se llama civismo y cooperación ciudadana, y a la vez representa un ahorro de dinero del Estado que se podría utilizar para otro fin.

¡Cómo cambiaría este país si actuáramos así! Meditemos un poco y ¡comencemos a cambiar ya!

Publicado el 2 de junio de 2009 en el diario La Prensa