El problema ambiental debe preocupar a todos los panameños

La opinión del Ingeniero Agrónomo….

 

ALFREDO U. ACUÑA H
elpirre41@yahoo.com

Este artículo se escribió antes de que se produjera el desastre natural de los últimos días en el Darién panameño, de Chepo en adelante. Pero considero que tiene plena vigencia.

Con cada arribo a nuestro suelo el ex presidente colombiano Álvaro Uribe aprovecha para realizar señalamientos, que nuestros medios de comunicación publican, que rayan en la intromisión de este señor en los asuntos internos de Panamá. Estos señalamientos están preñados de una demagogia que ofende nuestra inteligencia. Así tenemos que en una entrevista llegó a manifestar que es un desempleado, prácticamente muerto de hambre, y llegó a agregar, en otra: ‘yo no tengo ningún negocio. Yo tengo dos negocios prehistóricos en Colombia: una ganadería, ese es un negocio prehistórico (se olvida de la preexistencia de la fiebre aftosa en Colombia) y tengo un negocios de gitanos, que es de cría de caballos’. (LA PRENSA, viernes 26 de noviembre de 2010).  Se olvida de los grandes avances en materia de genética animal.

Uribe termina una de sus largas entrevistas llamando a Panamá ‘la joya de la corona’ y da una interpretación muy suya de nuestra independencia de Colombia. Cuando lo cierto es que coincidieron varios factores: el deseo del pueblo panameño de ser dueño de su propio destino; la incipiente expansión del imperialismo estadounidense, unido a la falta de gobernabilidad existente en Colombia (ver La Estrella/ Panamá, 30 de noviembre de 2010).

Todo esto me hace recomendarle al señor Uribe que deje de irrespetar al pueblo panameño. Siga dictando sus clases y charlas donde lo llaman, seguro de que lo remunerarán muy bien.

Como habitante de este continente y con vínculos con Colombia; estudié un año en el Centro Interamericano de Ciencias Agrícolas, Centro Interamericano de Reforma Agraria (IICA-CIRA), ya desaparecido, auspiciado por la Organización de Estados Americanos; que funcionó en la Universidad Nacional de Colombia; además desciendo de un abuelo paterno colombiano; lamento que no se logre ningún tipo de entendimiento de paz y reinserción a la vida civil de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), máxime que acabo de leer que guerrillas de las FARC, en lugar de estar prácticamente desaparecidas, arrecian sus ataques. Si bien como panameño deploro esta situación, igualmente me opongo a que el territorio panameño sea utilizado por estas fuerzas beligerantes colombianas. Tanto Colombia como Panamá están en la obligación de proteger sus respectivas fronteras.

Es fácil deducir que existen en nuestro país grupos de trabajos de ambas fuerzas colombianas. Todo parece indicar que el último lo instaló Uribe con supuesta anuencia de nuestro actual gobierno. De ahí el favor del asilo otorgado por Panamá a María del Pilar Hurtado, ex directora del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) durante el gobierno de Uribe.

Sobre el tema que siempre se mantiene en el tapete y que tiene que ver con la construcción del último tramo, de aproximadamente unos 80 kilómetros, de la carretera Panamericana que va de Yaviza a Palo de las Letras, me ha venido asaltando la pregunta: ¿qué intereses tendrá el ex mandatario colombiano de marras con que esta carretera se construya conforme a los intereses colombianos, cuando es un asunto en el cual es determinante la posición panameña? En mi reciente artículo titulado: ‘La vía que no debe terminar en la frontera con Colombia’ (La Estrella / Panamá, lunes 27 de septiembre de 2010), abundo porque debe esperarse tomar cualquiera decisión sobre este importante tema.

En un imaginativo escrito que tituló: ‘Qué sería de Panamá sin EL TAPÓN DEL DARIÉN’, Alida Spadafora, nos presenta el escenario de lo que una abuela hablaría con su nieto en el 2070 (LA PRENSA, sábado 27 de noviembre de 2010).

El muro ecológico del cual habló el ex presidente colombiano en mención, a uno de nuestros canales de televisión, no es más que una retórica ‘grecolombiana’, la cual hace mucho usó Uribe.   Lo cierto es que nuestro país arriesga 579 mil hectáreas que constituyen el Parque Nacional Darién, que por su importancia internacional fue declarado por la UNESCO Sitio del Patrimonio Mundial en 1981 y Reserva de la Biósfera en 1982.

Esto no debemos los panameños cansarnos de manifestarlo. A menos que aceptemos que Uribe vea pastando en el área que actualmente ocupa este parque panameño, ya deforestado y sembrado en pastos, a su ganado vacuno y caballar.   De nosotros los panameños depende.

 

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<> Este artículo se publicó el 19 de diciembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

El alto costo de la educación particular

La opinión del Ingeniero Agrónomo Ex Director Ejecutivo del Proyecto y Programa de Desarrollo Sostenible de Darién…

Alfredo U. Acuña H.

Me he motivado escribir estas líneas por la alarmante información que recibo y leo (La Prensa, domingo 21 de noviembre de 2010). Todo lo sustentan en la crisis por la cual atraviesa la educación oficial, como si esta no pudiera superarse.

Me formé en un colegio oficial (se me dirá que se trata de tiempos pasados y no debemos detenernos en ellos), lo cierto es que del mismo egresaron estudiantes que se desenvolvieron exitosamente, tanto en la Universidad de Panamá (la única que existía en nuestro país) como en universidades de distintas partes del mundo. Y ya convertidos en profesionales desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del país en distintas disciplinas y, muy particularmente, en la lucha por la recuperación de la total soberanía en todo nuestro territorio. Ese colegio en el que me formé es el Instituto Nacional.

Paralelamente a mi condición de estudiantes del Glorioso Nido de Águilas, mi hermano mayor (q.e.p.d.) egresó del Instituto Nacional de Agricultura Samuel Augusto Boyd, otro de la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía y un tercero del Colegio Félix Olivares.   Luego, dos hermanos y yo estudiamos en la Universidad de Panamá.   Dos de mis tres hermanos se dedicaron a la docencia, inicialmente en áreas de difícil acceso, y uno de ellos, por un tiempo, en la Extensión Universitaria de la Universidad de Panamá en Darién.

En la actualidad nos encontramos a contravía de lo expuesto por el doctor José Daniel Crespo, opuesto a la mercantilización de la educación en nuestro país. Una nieta de este distinguido panameño, Yolanda I. Crespo D., acaba de publicar un enjundioso artículo titulado: “Educación: nadie se pone de acuerdo”, con el cual me identifico. (La Estrella, jueves 11 de noviembre de 2010).

Soy abuelo de dos pequeños niños menores de siete años, así como uno de 10 y una nieta y ahijada que acaba de graduarse en la Universidad del Istmo.  Sus padres optaron por enviarlos a colegios particulares. De la mayor son los comentarios que siguen a continuación. Al referirse al acto de graduación señala: “Para mí fue muy triste y preocupante ver que con tantos sacrificios que pasamos para poder cumplir con nuestras metas, para lograr un mejor futuro, no nos tomaron en serio al realizar este acto de mucha trascendencia”.

“El local no era apto para un evento de este tipo, no había suficiente visibilidad, no se sentía el aire acondicionado, la escalera que daba a la parte superior era peligrosa, no representaba ninguna seguridad en caso de emergencia; el lugar en sí, sumamente pequeño, tanto para los alumnos y en especial para los familiares, por lo cual solo otorgaron dos invitaciones por graduando. Por economía no lo hicieron en un lugar más grande”.

“El Programa que fue entregado no hace mención de los alumnos de mayor índice académico de las distintas facultades, ni en el mismo se mencionaron los nombres de todos los graduandos”.   Pésima presentación del diploma”.

La pregunta que salta a la vista: ¿no debe el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación de Universidades Privadas de Panamá (Coneaupa), presidido por nuestra actual flamante ministra de Educación, tomar carta en estas situaciones anómalas, para que la educación superior sea supervisada y mejorada, en lugar de quedar relegada en el ostracismo, incumpliendo de esta manera con los fines para los cuales fue creado dicho organismo mediante Ley 30 de 2006?

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<> Este artículo se publicó el 27  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/acuna-h-alfredo-u/

La vía que no debe terminar en la frontera con Colombia.   La opinión del Ingeniero Agrónomo Ex Director Ejecutivo del Proyecto y Programa de Desarrollo Sostenible de Darién…

ALFREDO U. ACUÑA H.

En distintas ocasiones, desde distintos punto de vista, me he referido a la carretera a través de Darién.   No utilizo lo de ‘tapón del Darién’, porque el mismo nunca ha existido.   Era área de tránsito del famoso Cémaco. En esta ocasión, me motiva el marcado interés del gobierno de Colombia porque se construya, conforme a sus intereses, el tramo de Yaviza a Palo de las Letras, éste, el hito No. 11 de nuestra frontera con Colombia. Este tramo debe hacerse, en todo caso, cuando Panamá esté debidamente preparada. El ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, dos días antes de dejar el poder, según la información periodística, ‘adjudicó la contratación de una carretera de 709 kilómetros (446 kilómetros nuevos’). Lo interesante de esta información es que la ruta final no fue revelada.

Como panameño, en este caso oriundo de El Real, quién me puede asegurar que el actual presidente Juan Manuel Santos no volverá a insistir en lo mismo que insistió Uribe.   Tengo que aceptar, con toda sinceridad, que las declaraciones de nuestro presidente, Ricardo Martinelli, no terminan por convencerme y esto se fundamenta a la variabilidad de sus posiciones y declaraciones; en Italia, por ejemplo, declaró que se convertiría en el anti Chávez de América Latina y posteriormente declaró que admiraba a Chávez.

Hay autores que destacan que en el fondo en nuestras negociaciones con Colombia, ésta siempre ha salido ganadora. La demarcación de nuestra frontera es un ejemplo. ¿No responderá todo esto a una estrategia internacional que terminaría perjudicando los interese panameños?

Aparte de estas consideraciones generales, que terminan por incomodar a algunos e igualmente otros la comparten (lo confirman los mensajes recibidos). Aclaro que realmente no escribo estos artículos de opinión para ganarme rechazo o simpatía de nadie, es mi punto de vista y punto. Tengo además que manifestar que ya durante la construcción de la carretera existían quienes se planteaban metas de carácter ecológicas (Méndez, 1979).

Para bien de nuestro país existe una enorme preocupación, que comparte la mayoría de los panameños, de que no se construya el tramo Yaviza a Palo de Las Letras, porque definitivamente vendría a significar, en breve plazo, la eliminación del Parque Nacional Darién, que abarca un 90% de toda la franja fronteriza con Colombia, de 579000 hectáreas.   Es el mayor parque nacional de Panamá y Centroamérica. Rico en biodiversidad. Colinda con el Parque Nacional Los Katios, en Colombia, que posee más de 70000 hectáreas.    Colombia posee una superficie unas quince veces más que nuestro país. Por todo esto valoro el esfuerzo de medios de comunicación, empresas privadas e instituciones estatales en la publicación de materiales que tratan estos temas y que bien pueden servir de material didáctico, tanto para la escuela básica general, la media y la universitaria. Definitivamente algunos no creen en el calentamiento global que actualmente confrontamos.

En esta oportunidad quiero detenerme en la situación que presenta en la actualidad la Laguna de Matusagaratí, ubicada en la rivera del río Tuira, frente a la desembocadura del río Balsas en el caudaloso Tuira, en la misma orilla en que se encuentra la población de Chepigana. Se trata del humedal continental más extenso del país; sin embargo, ha sido fuertemente impactado por las actividades agropecuarias, que han venido a reducir su tamaño. Parte de este humedal se ubica dentro de la Reserva Forestal de Canglón. Los humedales juegan un importante papel en la economía, bienestar y la propia existencia humana. Por otra parte, este humedal se encuentra a la derecha del tramo de la Carretera Panamericana, que va de Metetí a Canglón y de aquí a Yaviza.

Lo cierto es que el número de especies de animales y vegetales que existían a mediados del siglo pasado se ha reducido drásticamente. Desde principios de la década de 1970 se reportan incendios en este humedal. El autor de estas líneas, sobrevolando el área en 1996, pudo presenciar uno de los mismos que se extendía desde el inicio de la Laguna hasta la desembocadura del río Chucunaque en el Tuira. Incendios de igual magnitud se han producido en otras ocasiones. Así como está fuertemente impactada la Laguna de Matusagaratí, igual suerte correría el Parque Nacional Darién, de construirse, en las condiciones actuales, el tramo de la Carretera Panamericana Yaviza a Palo de las Letras.

Por suerte, organizaciones ambientalistas están preocupadas por el tema y, lo más importante, se identifican con organizaciones de las comunidades. Finalmente, conviene señalar que desde el siglo pasado ha existido interés en drenar la Laguna de Matusagaratí, para el cultivo específicamente de arroz y otros productos agrícolas, así como pastos y, ahora, palma de aceite africana. ¿Qué intereses están realmente detrás de todo esto?

Por todas estas consideraciones; sin incluir en esta oportunidad las de seguridad, aspectos de salud animal y sanidad vegetal; soy de los que se oponen a la construcción de la Carretera Panamericana, que iría de Yaviza a Palo de las Letras o cualquier otro punto de nuestra frontera con Colombia. Y, aclaro, que no hay ninguna actitud xenofóbica, pues como lo he expresado en anterior artículo, soy nieto de un cartagenero, ya desaparecido, de nombre Manuel Acuña.

<> Artículo publicado el 27 de septiembre de 2010  en el diario La Estrella de Panamá,  a quienes damos,  lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.

Presidente Uribe: Suelte al Darién panameño

La opinión de…..

ALFREDO  U.  ACUÑA  H.

En distintas oportunidades me he referido a la apertura de la Carretera Panamericana a través del Darién panameño (existe el colombiano). El 1 de septiembre de 2008 (ver La Estrella ) se publicó el titulado “Defendamos nuestro Darién”. En el mismo hice referencia al editorial de “ El Tiempo de Bogotá”, el cual a la vez que señalaba la iniciativa del presidente Álvaro Uribe sobre la terminación de la mencionada vía; igualmente señaló que en Panamá predominaba una opinión pública adversa a la iniciativa Alvarista, por el alto impacto negativo sobre la riqueza ambiental. Lastimosamente este aspecto no dejan de tomarlo en cuenta algunos panameños.

Entre las propuestas que destaca el presidente colombiano abiertamente se ignora el aspecto ambiental. Pero veámoslos someramente, para que siempre esté presente en el pueblo panameño y no prosperen aquellos que quieren destaponar el Darién panameño para sacarle provecho a través de sus empresas. Estos panameños abundan, tanto en los predios del gobierno como de la oposición.

Esa riqueza ambiental de la cual nos habló “ El Tiempo de Bogotá”, en su editorial, significa un área de 579,000 hectáreas (un 36% de la región de superficie de Darién). Es una franja desde el sudeste del país y termina a solo 16 kilómetros de nuestro mar Caribe. Como Parque Nacional, Darién fue creado en 1980. En 1981, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) lo declara Sitio del Patrimonio Mundial y en 1982 Reserva de la Biósfera. Con la contundencia del Calentamiento Global —que ya nadie pone en dudas— los panameños debemos actuar con responsabilidad cuando tirios y troyanos saben que una carretera entre Yaviza y Palo de las Letras terminaría destruyendo el Parque Nacional Darién, el de Mayor extensión de Panamá y Centroamérica.

La existencia de bosque húmedo tropical, bosque muy húmedo tropical, bosque nuboso, bosques ribereños, hábitats costeros, marinos y humedales, hacen del Parque Nacional Darién algo que permanente debemos defender todos los panameños.

A estas especies vegetales hay que agregar las especies animales amenazadas o en peligro de extinción en nuestro continente, pero que se localizan en Darién, dentro de ellas se destaca el águila harpía.

Hay que reconocer, con objetividad, que nuestro gobierno anterior no cedió a las presiones del gobierno de Uribe. Éste no termina de explicar su agenda. Alegar que con una carretera los ambientalistas protegen mejor los parques nacionales, no deja de ser un tanto infantil (y este señor de esto no tiene nada). La defensa de los recursos naturales ya no es solo de las organizaciones ambientalistas. Al presidente colombiano me permito recomendarle que se dedique a la atención de los problemas que confronta su país, dentro de éstos una guerra civil que dura 61 años, así como que se dedique a la atención del Parque Nacional Los Katios, ubicado en territorio colombiano, colindante con el Parque Nacional Darién.

En nuestro país existen instituciones, tanto públicas como privadas con personal idóneo, para atender nuestros problemas sin injerencia de un país extranjero, que finalmente nos va a trasladar, cada vez más, sus problemas.

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Publicado el 1 de febrero de 2010 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al  autor, todo el crédito que les corresponde.