Hasta luego, tío Rody

La opinión del Periodista…


JUAN LUIS CORREA ESQUIVEL
jcorrea@laestrella.com.pa

Soy, sin duda alguna, uno de los tantos afortunados de haber conocido al Dr. Roderick Esquivel D.

Con el tío Rody, como cariñosamente lo llamábamos,   no solo me unía un vínculo familiar, sino también un sentimiento de admiración inmenso.

Fue un hombre que le dedicó su vida a traer otras vidas al mundo. Su brillante carrera de ginecólogo obstetra le permitió obtener un sinnúmero de reconocimientos nacionales e internacionales, pero sobre todo, y quizás el más importante, el cariño que le dispensaron sus pacientes a lo largo de su vida profesional.

Fue, además, un gran político. De esos que ya no quedan muchos. De los que participan en política para hacer el bien y servirle a los demás y nunca para servirse de los demás. Siempre fue un convencido de que para meterse en política se necesitaba un sustento ideológico. Algo así como una suerte de principios básicos por los cuales enrumbar el accionar político. Ese pilar se lo dio el liberalismo, al cual se adhirió con absoluta convicción y disciplina.

Pero es en el lado humano donde considero que más se destacó. Fue sencillamente un hombre ejemplar. Excelente padre y esposo, amigo de los amigos y respetuoso de sus enemigos. Nunca tenía malos sentimientos y siempre trabajó para hacer el bien. No le conocí la envidia y mucho menos el rencor.

Fue un grande. Sencillo, brillante y sagaz. Vivió su vida a plenitud. Gozó, viajó y se rió, pero, sobre todo, fue un tipo divertido. Jamás podré olvidar las tertulias familiares con tío Rody. Un gran conocedor de la historia y la filosofía. Sencillamente sabía de todo.

Hombre de principios, de valores y con una profunda convicción cristiana. Fue genuino en todo lo que hizo. Un verdadero panameño ejemplar.

Hasta luego tío Rody, vivirás para siempre en nuestros corazones.

*

<> Este artículo se publicó el 4  de noviembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del   autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/correa-e-juan-luis/

El pueblo habló

La opinión del Periodista ….

JUAN LUIS CORREA E.

Los resultados de las últimas elecciones legislativas en Venezuela representan un significativo triunfo para la oposición y un claro mensaje a los que gobiernan, de que el camino para la construcción de un socialismo en la tierra de Bolívar no está en piloto automático. El domingo 26 de septiembre el gobierno venezolano perdió la mayoría calificada y, por lo tanto, el control absoluto de la Cámara Legislativa. El oficialismo le había apostado todo a estas elecciones. De hecho las convirtieron en una suerte de plebiscito nacional. El resultado es un duro golpe, un duro revés. El 52% de los venezolanos votó en contra del proyecto chavista, aunque no haya logrado mayoría en la Asamblea. Así de complejo es el sistema.

El rechazo contundente del pueblo venezolano no solo significa un distanciamiento del presidente Chávez, sino, también, una demostración de rechazo al sistema de gobierno autocrático de la Venezuela de hoy. El pueblo quiere más libertad de expresión, más libertad de elección y más libertad de decisión. Y lo que tienen es todo lo contrario.

A los venezolanos les vendieron un futuro más equitativo y democrático. La gente compró la idea de una sociedad más justa y pluralista donde prevalecería la justicia social, más salud y una mejor educación. Y pareciera ser que todavía lo están esperando. La mayoría de los analistas piensan que el proyecto está agotado. Venezuela tiene la mayor inflación del continente, una recesión galopante, la comida es escaza, la productividad negativa, hay menos plazas de trabajo, no hay suficiente energía eléctrica, una pobre atención hospitalaria y muy mala calidad en la educación. La inseguridad ciudadana se ha tornado insoportable y la ola de criminalidad sigue en ascenso, los servicios públicos son mediocres, la corrupción está fuera de control y la infraestructura nacional se encuentra en un franco deterioro. El famoso Bolívar ‘fuerte’ lo es solo por su nombre, puesto que en el mercado negro refleja su verdadero valor… ¡totalmente devaluado!

Las opciones para el gobierno de Chávez no son muchas. Les ha costado aceptar esta dura derrota. Frente a las posibilidades de una apertura democrática, que incorpore el sentir de la mayoría venezolana, que habló el pasado 26 de septiembre, parece que han escogido todo lo contrario. La ola de nacionalizaciones de empresas privadas y la expropiación de tierras se han incrementado y todo parece indicar que antes de diciembre la Asamblea se encamina a producir una cantidad de leyes que le garanticen el poder absoluto al régimen actual, con el fin de neutralizar la nueva cámara legislativa recientemente electa.

Como bien lo dijo Pablo Ordáz: ‘En Venezuela un voto no es igual a un voto. Hay votos y hay votos’. El pueblo venezolano habló alto, claro y ganó. El 52% de los votos que obtuvieron significan mucho. Un rechazo al socialismo de Chávez y una luz de esperanza. Los venezolanos le están diciendo al mundo que quieren vivir en paz y armonía, sin persecuciones ni presiones, con respeto, tolerancia y equidad. Al final del camino anhelan la democracia y el Estado de Derecho.   Nada más.

*

<> Este artículo se publicó el 19  de octubre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/correa-e-juan-luis/

*

Así somos los panameños

La opinión del Periodista…

.

JUAN LUIS CORREA E.

No me cabe la menor duda de que el voto panameño es el más caro del mundo. Me explico. Cada vez que ejercemos nuestro derecho ciudadano, los panameños tendemos a pensar que los que salieron favorecidos por el voto popular pasan a ser nuestros esclavos.

Desde ese momento en adelante si algún funcionario, no importa su nivel, no hace o cumple con lo que cada uno de nosotros cree que se debe hacer, nos vamos en su contra inmediatamente. Ese pareciera ser el deporte favorito de los ‘panas’.

Nos hemos vuelto una sociedad altamente crítica para casi todo. Y cuando opinamos y no nos toman en cuenta, esos que cometen el ‘gravísimo’ error de no considerarnos se convierten automáticamente en unos chambones, vendepatrias o tipos verdaderamente equivocados. Así de sencillo. Eso es lo que generalmente pensamos a diario al observar los fenómenos que ocurren en nuestro país.

Y no importa el tipo de fenómeno, sean estos de índole social o económica y mucho, pero mucho, peor si se trata de un tema político. Allí somos unos súper expertos. En política a los panameños nadie nos gana. Sin embargo, analicemos con cuidado cómo somos. Los panameños no somos capaces de respetar los derechos de los demás. Los conductores de taxis y buses paran donde les da la gana. Y no te atrevas a pitarles… te insultan de vuelta. Nos quejamos por todo y los que gobiernan nos tienen que resolver siempre. De lo contrario, cerramos las calles o amenazamos con huelga. No somos capaces de conciliar.

Y si de empleados públicos se trata, no hay manera de que podamos exigirles nada. Los médicos, las enfermeras, los camilleros, los del laboratorio, los que manejan las ambulancias, los administrativos, los educadores, los que recolectan la basura, los que atienden para sacar licencias, los pasaportes, en fin; a los funcionarios tenemos que rogarles para poder obtener un buen servicio, que, en la mayoría de los casos, es lento y mediocre. Olvidan quién les paga.

Orinamos en las calles, nos fascina el juegavivo, nos pasamos las luces rojas, estacionamos en las isletas y las aceras, le pitamos a todo el mundo, siempre andamos apurados, ‘rofiamos’ por todo, nos colamos en las filas, somos envidiosos, súper vidajenas, coimiamos a la gente, botamos la basura por doquier, gritamos, insultamos y, si somos de la oposición, no aportamos nada, porque lo común es criticarlo todo. Se nos olvida cuando éramos gobierno y nada se pudo hacer.

En fin, pareciera que nada nos importa. Pero esta descripción jamás la podría aceptar un panameño, así solo pueden ser los demás. Uno jamás.

‘Pero mi voto sigue siendo el más caro del mundo y hay de que no me cumplas. ¡Te jodo!’.

Sonríe Panamá.

<>

Artículo publicado el 15 de junio de 2010  en el  Diario La Estrella de Panamá , a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.