Mi carta al niño Dios

La opinión de…

Carmina Porras de Alemán

Querido niño Dios: Te pido para esta Navidad que ilumines a los señores que insisten en llamarse Comité Olímpico, sin tener los reconocimientos internacionales, que entiendan que estos conflictos afectan la dignidad de la República.

Ayúdalos a entender que se están enfrentando a una gigantesca organización, creada el 23 de junio de 1894, con más de 116 años de existencia, con 205 comités olímpicos nacionales, y a la que la gran mayoría de federaciones deportivas internacionales están afiliadas.

Ilumínalos, querido niño Dios, para que entiendan que el Comité Olímpico de Panamá surgió en 1934 con un caballero al frente como su presidente, don Roberto F. Chiari, y que desde su nacimiento, sus principios fundamentales fueron y siguen siendo el respeto a la Carta Olímpica, esta que ahora están mancillando con insultos e improperios que son difíciles de subsanar.

Ilumina al señor Vanegas para que entienda, tanto él como su grupo, que mientras más tratan de irrespetar a esta gran organización deportiva internacional, más daño le están haciendo a nuestro querido Panamá, este chiquito país en el gran mapa mundial del que nos pueden borrar para siempre. Ilumina, también, a una ministra que hace declaraciones como: “haremos un nuevo país deportivo”, para que entienda que el movimiento olímpico es necesario en nuestros países. Es un instrumento de diálogo entre los pueblos, de comprensión y, en definitiva, de paz.

Niño Dios, explícale e ilumina al señor De Sanctis para que comprenda que la unión de los buenos dirigentes es necesaria; no podemos ni debemos estar los unos contra los otros, sino los unos con los otros y todos contra el mal. Para que emplee esta fuerza en el bien de nuestra Patria, de nuestros atletas y de todos nuestros conciudadanos.

El momento es propicio, si es que realmente quiere ser parte de la solución y no del problema, para que sea un modelo para los otros, para que dé el ejemplo, porque es mejor predicar con acciones que con consejos. El precepto es una instrucción escrita en la arena de la playa, que las olas de la marea cubre y borra, y el ejemplo está grabado en la roca.

La verdad es una, solo existe un Comité Olímpico de Panamá, reconocido por el Comité Olímpico Internacional, no hay otro. Puede haber otra organización, llámese como quiera, pero ilumínalos niño Dios, porque insisten en llamarse Comité Olímpico, cuando no representan a esa gigantesca organización, y con cambiar el nombre de un presidente a otro no es la solución. Las conveniencias personales son transitorias.

Ilumínalos niño Dios, para que depongan sus intereses ya, por el bien de los propios atletas. Estamos a tiempo de que dejen esas telarañas legales porque, niño Dios, creo es muy difícil que puedas iluminar a esos magistrados que no entienden lo que es el movimiento olímpico.

Unánse, en las próximas elecciones hagan su movimiento dentro del seno de la organización y ganen sus puestos conforme las reglas del juego.

Por último, Niño Dios, que todo esto sea antes de enero porque no es posible marchar en desacuerdo con el Comité Olímpico Internacional. No nos llamemos a engaño, toda decisión que se aparte de ella va al fracaso, en detrimento de los pobres atletas panameños. Por ellos, querido niño Dios, ayúdalos a entender su responsabilidad, porque es hora de decirle al señor Vanegas: ¡Basta ya!

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<> Este artículo se publicó el 22 de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.