Un acto de barbarie

La opinión de la Escritora….

ROSE  MARIE  TAPIA  R.
rosetap@gmail.com

Mi comentario sobre el acto criminal de los miembros de la Policía Nacional y de los custodios contra los jóvenes del Centro de Cumplimiento no es una reacción, es una reflexión matizada por la consternación, el dolor, la frustración, el espanto.

Es como hacer un viaje al pasado cuando las Fuerzas de Defensa masacraban a mansalva al pueblo panameño.

Todos habíamos pensado que esa era una etapa superada y que nuestros policías eran dignos de confianza. Pero ahora nos asalta la duda. Y no solo es por el acto de barbarie que presenciamos en los canales de televisión, sino por el intento de justificación que dieron dos miembros de esta fuerza en el programa del periodista Álvaro Alvarado.

Ellos argumentaron que los detenidos intentaban fugarse. Los siete lesionados estaban por cumplir su condena. Por favor, no insulten nuestra inteligencia.

Esas unidades de la Policía y los custodios que realizaron este acto son minorías, por ahora. No obstante, sus compañeros no deben justificar sus acciones porque involucionaríamos hacia la barbarie sin la posibilidad de retorno a un país civilizado.

Somos conscientes de que estos jóvenes están pagando sus delitos con una condena a prisión.   Lo que no entendemos es que esas condenas se convirtieran en sentencias de muerte.   La dirección de Responsabilidad Profesional debe de inmediato separar a las unidades involucradas y ponerlas a órdenes de las autoridades judiciales.

La Policía es la encargada de velar por la integridad de todos los ciudadanos, incluso aquellos que han delinquido.   Constituirse en verdugos que al calor de un incidente, por violento que sea, ejecuten una sentencia de muerte es inamisible.

Pregunto: ¿Se han deshumanizado de tal manera que no los conmovió los gritos de estos jóvenes llamando a sus madres? Por supuesto que no. La respuesta de uno de los policías fue: ‘No son hombrecitos, aguanten, muéranse’.

H ace años cuando escribí la novela:  Roberto por el buen camino, tuve la oportunidad de tratar a diecisiete jóvenes del Centro de Cumplimiento. Ellos asistían todos los meses a las reuniones del Círculo de Lectura Guillermo Andreve coordinado por el profesor Ricardo Ríos Torres. Estos chicos son seres humanos como sus hijos, nacieron buenos, la sociedad y el entorno los corrompió. La mayoría desea tener la oportunidad de retomar el buen camino. En el corazón de estos chicos renació la esperanza y gracias a Dios muchos de ellos han logrado incorporarse a la sociedad como hombres productivos.   Al joven fallecido se le cercenó esa posibilidad. ¿Es justo?

Espero nunca más contemplar una escena tan terrible como el acto criminal y bárbaro contra los jóvenes del Centro de Cumplimiento. Escuchen bien: no permitiremos un abuso más. Los delincuentes deben estar detenidos cumpliendo condena, no pueden estar en la Policía o como custodios en los centros de detención.

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<> Este artículo se publicó el 14  de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.