Alberto Vallarino: El cambio sigue y seguirá

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La opinión de la ciudadana…..
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Jacinta Núñez

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La feliz coincidencia de que mi hermano asistiera al Colegio La Salle, en la misma época en que Alberto Vallarino cursaba estudios en dicho colegio me permitió conocer a quién, con el devenir de los años se convertiría no solamente en uno de los principales ejecutivos de esta nación sino también en uno de sus más prometedores políticos.

Por aquel tiempo guardaba dentro de sí una pizca de orgullo y su manera de ser ordenada y disciplinada, encubría un carácter algo altanero, resultado de una inteligencia brillante y de una capacidad de discernimiento digna de reconocimiento.

Estas cualidades y virtudes, naturalmente, no se dieron en el vacío sino en el marco de una familia patricia ordenada y cristiana, entre cuyos miembros destaca su señora madre doña Estela (q.e.p.d.), con quien la patria estará siempre en deuda por su labor cívica social.

No es nuestra intención en este breve comentario reseñar la biografía de nuestro personaje. Basta señalar que Alberto Vallarino fue un estudiante distinguido en las más destacadas universidades norteamericanas, un ejecutivo brillante y exitoso en toda su carrera profesional, además de ser la cabeza de un hogar bendito por el Altísimo.

Hoy en día es un servidor público eficiente y eficaz que desempeña su puesto con respeto, humildad y un profundo sentido humano.

Me parece sumamente adecuado que haya salido a defenderse de los señalamientos contenidos en el seudo-documento que justamente calificara de mamotreto.

Lo que no dijo, tal vez por su innato sentido de la elegancia, es que este mamotreto es la obra colectiva de un grupo de mamarrachos que tristemente encontraron aval y respaldo en una organización política de negro pasado y oscuro futuro, el PRD.

¡Frente al descalabro del PRD el ingeniero Alberto Vallarino, enarbola la bandera de la esperanza patria! ¡El Cambio Sigue y Seguirá!

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Publicado el  2  de diciembre de 2009 en el diario El Panamá América, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.