Justicia, política y circo

La opinión de….

Avenabet Mercado


En nuestra nación los ciudadanos tenemos que empezar a aprender que nada rasca mejor nuestra piel que nuestra propia uña. Aquí la justicia, muchas veces, utiliza un lenguaje judicial que la gente común no puede hablar, no puede entender y no puede escribir.   Peor aún, con muchas frecuencias, algunos procesos judiciales están abierto al soborno.

Y la situación es peor si observamos el circo político como hoy se debaten los proyectos de ley en la Asamblea Nacional, todo parece que avanza a garrotazos.   Es una vergüenza para la democracia del país la forma cómo los diputados empujan el proyecto de ley sobre reforma a la aviación comercial, los códigos de Trabajo, Penal y Judicial, así como otras leyes de urgencia necesaria.

Pero en Panamá nadie quiere detenerse a analizar los problemas que los ciudadanos sufren cuando van a resolver un caso penal o cuando visitan oficinas judiciales, allí todo es un manoseo de papeles, un laberinto y los tribunales superiores, que cuentan con magistrados y secretarias del tribunal repartido a nivel del distrito judicial y algunos de ellos son como árboles de silencio para la ayuda de ciudadanos que van buscando respuestas judiciales y salen sin resolver nada.

Pero si hablamos de los juzgados municipales el asunto es peor, desde la raíz más pequeña es tan difícil encontrar un leñador que realmente dedique su tiempo a dar respuestas jurídicas para aquellas personas que nada tienen y nadie quiere oír.   En el tren judicial también existen jurisconsultos que no pueden saltar fuera de su sombra, son aberrantes y hasta cierto punto perversos

En el escenario recordemos aquella lucha ejercida por la procuradora general de la Nación separada del cargo, Ana Matilde Gómez, enfrentando la condición de delitos graves y frente al asomo de niveles de corrupción trató de cumplir con su deber.    Urge que en Panamá los procesos penales y judiciales se desarrollen con la verdadera equidad jurídica.

No podemos continuar permitiendo que la justicia del país baje al nivel de circo político.   Muchas investigaciones llevadas a cabo nos indican que las víctimas de abusos físicos bajo custodio policial y otros excesos son desproporcionalmente gente pobre quienes lo sufren.

Recordemos aquellas palabras del ex secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annam, «un genocidio comienza cuando se asesina a una persona, no por lo que ha hecho, sino por lo que es»   y lo que comienza con la falta de respeto hacia la dignidad de una sola vida humana termina como un desastre».

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Artículo publicado el   13  de junio de 2010 en el Diario El Siglo, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.