La investigación como actividad universitaria

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La opinión del Catedrático de la Universidad de Panamá…

Eduardo Flores Castro

La investigación en la Universidad de Panamá se ha caracterizado, en comparación con universidades oficiales de otros países, por un bajo presupuesto y por un número reducido de profesionales dedicados a esta actividad, lo que ha conllevado a tener baja productividad y reducidas publicaciones en revistas indexadas.   Si utilizamos criterios basados en competencias como: inversión en investigación, número y salario medio de los investigadores, también tenemos un déficit.

La institución está limitada por la cosmovisión de sus administradores, por el bajo apoyo a la investigación y por asignar un valor marginal a esta labor. Es absolutamente necesaria la renovación de la administración universitaria, de manera que se establezcan programas de incentivos a los investigadores, programas de perfeccionamiento profesional y se asigne un porcentaje del presupuesto universitario a la investigación. Merecería la pena emular a la Universidad Autónoma de Chiriquí, que tiene una asignación por ley, del 10 % del presupuesto de funcionamiento para el apoyo a la investigación.

El moderno enfoque que debemos aplicar es el de: investigación-desarrollo-innovación. Mientras que algunos definen la investigación como “la actividad donde se invierte dinero para obtener conocimiento”, la innovación sería “la actividad donde se invierte conocimiento para obtener dinero”.

La Universidad, tiene competencias para participar con opciones de éxitos en licitaciones, pero lo hace muy pocas veces o no lo logra por falta de organización. Esto presupone una falla gerencial en: transferencia de tecnología, base de datos, herramientas informáticas, técnicas de relaciones públicas, de comunicación, etc.

Es fundamental reforzar las tareas de análisis de nuestras fortalezas y debilidades para no perder la inversión y potenciar los resultados. La nueva administración universitaria tiene que centrar sus esfuerzos en la organización, para incluir los criterios de optimización que generen competitividad debido a la eficacia y eficiencia en sus acciones.

Debemos realizar un estudio de las fuentes de financiamiento nacional e internacional y definir una estrategia adecuada cuyo objetivo sea la captación de fondos. Gestionar fondos para crear un sistema de servicios científicos y tecnológicos con miras a participar en el mercado nacional e internacional y generar los fondos para su sostenimiento y para el apoyo al desarrollo de las ciencias, las humanidades y las ciencias sociales y administrativas. Esto implica un estudio de mercado con técnicas modernas e índices orientadores de las políticas a seguir.

Es recomendable elaborar un centro de datos, que nos permita ordenar los logros alcanzados por los panameños tanto en el territorio nacional como en el exterior, así como los aportes en investigación de los extranjeros residentes en Panamá.

Por otro lado urge el establecer una política de publicaciones, comunicación y relaciones públicas. Esto incluye la optimización y reorientación de las publicaciones universitarias, las páginas web y los sistemas virtuales, que proyecte la universidad en distintos escenarios: el público en general, la comunidad educativa, la comunidad empresarial, la comunidad de egresados y la comunidad política y gubernamental. Es una condición ineludible establecer accesos eficientes a internet, bibliotecas digitales, centros de datos, apoyo virtual a los cursos, teleconferencias, pasantías, certificaciones, evaluación continua, etc.

Debemos mejorar los criterios de selección de personal para ser audaces y aprovechar las potencialidades.   La Universidad de Panamá capta a un bajo porcentaje de egresados de universidades prestigiosas, por su sistema rígido de selección, que en muchas ocasiones no favorecen los criterios académicos. El actual modelo que se tiene en la Universidad apoya muy poco a quienes hacen investigación. Para un docente con gran cantidad de horas de clases y las obligaciones de horas de servicio administrativo, le es muy difícil cumplir con las exigencias que requiere un proyecto de investigación de primera línea, lo que indica que hay que hacer cambios radicales en esta institución para poder impulsar la investigación.

A nivel nacional nuestra fortaleza es el gran número de profesores con alta formación. Debemos aprovechar esta ventaja e impulsar la investigación a través de implementar doctorados en todas las disciplinas, hacer descargas horarias a quienes tengan proyectos financiados. Para esto debemos hacer sinergias con instituciones como: la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, la Ciudad del Saber, el Instituto Smithsonian, el IFARHU, la ANAM, el Ministerio de Educación, el Sindicato de Industriales y universidades extranjeras de prestigio. De esta forma forjaremos una universidad que oriente el desarrollo nacional.

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<>Artículo publicado el  12  de enero de 2011   en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

La educación en Panamá

La opinión del Docente Universitario….

 

EDUARDO FLORES CASTRO
ibianis@cwpanama.net

En mediciones realizadas entre 16 países de Latinoamérica, Panamá está por debajo de la media en logros alcanzados por nuestros estudiantes de premedia. Ellos han mostrado serias deficiencias en: Matemática, Ciencias Naturales, Español y Ciencias Sociales. Mientras que Cuba, Colombia, Costa Rica y El Salvador están sistemáticamente por arriba de nosotros.

Se requiere establecer mecanismos de medición obligatoria de la calidad de la educación a todos los niveles, a través de un sistema nacional de evaluación de los conocimientos adquiridos. La evaluación es una condición necesaria para mejorar la calidad del sistema educativo, ella permite medir la calidad de los aprendizajes y establecer los procesos de mejoramiento. Se deben crear estándares de calidad para contar con parámetros de comparación. Una de las formas de comparar nuestra calidad es oficializar nuestra participación en pruebas internacionales.

Es una condición ineludible, la revisión de los objetivos y los procesos curriculares de las carreras universitarias que forman docentes del sistema educativo. Estas revisiones deben estar diseñadas en armonía con las necesidades del siglo XXI y en mejorar la formación profesional y cultural de los docentes. La formación del docente debe estar fundamentada en: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Un mal médico puede segar la vida de una persona, un mal docente puede truncar el futuro de generaciones enteras que el país necesita para su desarrollo.

Debemos establecer estímulos económicos para estudiantes sobresalientes que ingresen a las carreras universitarias para la docencia. Se deben mejorar las condiciones de trabajo de los docentes y elevar sus salarios para mejorar su reconocimiento social, y así lograr que un número mayor de jóvenes brillantes opten por la docencia.

Se hace necesario reemplazar la actual capacitación de los veranos que tienen los docentes, por un sistema permanente de capacitación y actualización, que estructure cursos previamente diseñados y evaluados. Estos cursos, además de mejorar la formación del docente, deben incrementar su cultura humanística y científica.

Debemos establecer incentivos para los docentes y centros educativos que sobresalgan en los diferentes componentes del proceso educativo y realicen actividades innovadoras. Se requiere instaurar calendarios de revisión periódica de los planes y programas de estudio en todos los niveles del sistema educativo.

Cerca del 50% de los estudiantes que realizan las pruebas de admisión de la Universidad de Panamá y la Universidad Tecnológica, no logran superarlas. Las universidades estatales deben crear programa de medición de avances de los estudiantes durante todo el año. Las universidades deben crear cursos propedéuticos, en todas las disciplinas, para los estudiantes que deseen mejorar su formación y aumentar sus posibilidades de ingreso a las mismas. Debemos promover que los docentes universitarios produzcan libros de textos, de calidad internacional, actualizados y adaptados a nuestro entorno.

Se debe hacer efectiva la educación preescolar obligatoria en todo el país como responsabilidad del Estado, y ampliarla a las edades de 3 y 4 años. A las edades iniciales es cuando se forman las estructuras de las habilidades lingüísticas y matemáticas de una persona.

Es indispensable mejorar las infraestructuras de las escuelas y colegios existentes y crear nuevas edificaciones modernas que faciliten y motiven el aprendizaje. Masificar la Educación no debe implicar pérdida de la calidad. Cobertura de la educación sin calidad, produce exclusión social. El acceso a una educación de calidad es un derecho inalienable.

Se debe organizar un proyecto de modernización de la educación que se inicie con el establecimiento de un pacto nacional por la educación, que involucre en la discusión todos los sectores de la sociedad, sin excepción. Elaborar esta hoja de ruta no es tarea fácil, pero vale la pena, porque, como dijo el maestro Octavio Méndez Pereira: ‘Todos los problemas de una sociedad se resuelven a través de la educación’.

 

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<> Este artículo se publicó el 6 de noviembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del   autor  en:   https://panaletras.wordpress.com/category/flores-castro-eduardo/

Derrotemos el reeleccionismo

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La opinión del Catedrático de la Universidad de Panama….

Dr. Eduardo Flores Castro 

Sin sustentaciones académicas, aprobaron la modificación del Artículo 34 de la Ley Orgánica de la Universidad de Panamá para permitir que el actual rector se postule nuevamente al cargo, a sabiendas que éste ha dirigido la Institución durante 14 años. Tampoco fue debidamente justificado el rechazo a la proposición del voto igualitario, presentada a la Asamblea de Diputados por un grupo de estudiantes, mucho antes que la que presentaron las actuales autoridades. 

No conforme lo actuado, también pretendía cambiar la ponderación del voto, a 1/3 por estamento, al igual que lo hicieron para el referendo. Esta ponderación significa que el voto de un funcionario administrativo vale más que el voto de un profesor y mucho más que el voto de un estudiante. Afortunadamente se pudo impedir que se cometiera este exabrupto. El interés de modificar la ponderación del voto en las elecciones universitarias, es un reconocimiento que la ponderación vigente es un serio obstáculo y reduce significativamente las posibilidades de que el rector sea reelecto.

Es pertinente dar a conocer que en el segundo debate en la Asamblea, a pesar de haber solicitado cortesía de sala por escrito, con cinco días de anticipación, no se me permitió la participación. Rehusaron el debate y la confrontación de ideas, prefirieron el camino fácil y negarme el derecho a presentar sólidos argumentos que demuestran que la reelección inmediata es perjudicial para la Universidad de Panamá.

Por otro lado, el Consejo General Universitario de la Universidad de Panamá debe convocar a la elección del Rector, el próximo mes de noviembre, por lo que es inadmisible que a pocos días de esta convocatoria se cambien las reglas de la elección de las autoridades, para favorecer así a una persona en particular.

No es ético ni moral, que una autoridad propicie el cambio de la ley que lo rige para favorecerse él mismo. Es lastimoso que nuestra Asamblea haya invertido esfuerzos y presupuestos para aprobar una modificación de nuestra Ley para beneficiar a un individuo, sobre todo cuando esta Ley fue presentada por el propio rector hace tan solo cinco años y ahora ya no convenía el artículo que él mismo presentó y defendió.

Las reelecciones han desembocado en una Institución controlada y clientelista. Descartar la reelección del Rector es al mismo tiempo exigir la democratización de la Universidad de Panamá. La reelección es el principal obstáculo del desarrollo de la Universidad, ya que una vez que empieza el período de un rector, se iniciarán las maniobras para una nueva reelección, lo que crea un malsano clima de politización permanente.

Durante el 75º aniversario de la Universidad de Panamá, no ha habido una sola reflexión trascendental sobre temas como: ¿Por qué se ha perdido el liderazgo educativo? ¿Por qué la institución no ha tenido una renovación académica integral? ¿Cuáles son las causas de la disminución en más de 20.000 estudiantes en los últimos 7 años? ¿Por qué no hay una planificación del mantenimiento y renovación de la infraestructura universitaria? ¿Qué debemos corregir para que estemos entre las 5,000 primeras universidades del mundo? ¿Por qué la Universidad ha dejado de ser centro de estudio y propuesta de solución a los problemas nacionales? Al contrario, la entidad ha quedado sometida a la propuesta politiquera de la reelección de una persona, cuyo saldo es un gran desgaste y estancamiento, lamentable para todos los universitarios y sobre todo para el país.

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<> Este artículo se publicó el 18  de octubre de 2010  en el diario El Panamá América, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en:  https://panaletras.wordpress.com/category/flores-castro-eduardo/
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La Universidad en su cumpleaños

La opinión del Catedrático de la Universidad de Panamá…

Dr. Eduardo Flores Castro 

La principal y más antigua universidad del país cumple 75 años de haberse fundado, ocasión propicia para hacer un balance crítico sobre su devenir, papel desempeñado, aportes, debilidades y desafíos actuales y futuros. Esto no puede ser soslayado, sobre todo, cuando en la actualidad la discusión del tema electoral ha desatado una pluralidad de opiniones y críticas a través de los medios de comunicación sobre la entidad estatal que debiera ser portaestandarte de la autoridad intelectual y moral que necesita el país.

La Universidad de Panamá surgió tardíamente en 1935, a casi dos siglos de aquella colonial Universidad de San Javier y a más de tres décadas de la independencia de 1903. En el momento de su fundación había una polémica entre los que optaban por una institución de carácter internacional y los que postulaban un ente universitario nacional. Finalmente nació la Universidad de Panamá con la orientación liberal y la influencia de modelos universitarios europeos.

Cuantitativamente la Universidad de Panamá ha crecido en la oferta de carreras, matrícula, infraestructuras y presencia nacional, considerada la mega universidad del país. Sin embargo, en los últimos 7 años se registra una drástica tendencia hacia la disminución de la matrícula, pues hemos pasado de 74,059 estudiantes en el 2003, a sólo 49,508 matriculados en el 2010. Esta preocupante reducción de 24 mil estudiantes significa un retroceso a la década de los 80. Todo indica que el decrecimiento estudiantil continuará, salvo que se identifiquen las causas reales de ese descenso y la universidad sea capaz de refundarse, porque de hecho la estructura y oferta académica vigente confronta dificultades para satisfacer las necesidades del sistema socioeconómico y de la población en general.

La realidad de la educación superior ha variado notablemente a la de hace 30 años, pues la Universidad de Panamá no es la única oficial ni compite con una sola universidad particular, ya que las mismas están alcanzando el medio centenar.

Todos aceptamos que nuestro país experimenta los efectos de la globalización del conocimiento y la información, factores que cada vez son más decisivos en los procesos productivos. Esto debe conducir a revolucionar la estructura institucional de la universidad, encaminada a la adopción de un nuevo modelo universitario, con una visión renovada en donde se aporte al desarrollo sostenible de la nación. Si las universidades son la plataforma donde se produce, transfiere y se crean conocimientos, se debe convertir en fuerza impulsora de un modelo de tolerancia, solidaridad, justicia social y de propuestas de solución a los problemas nacionales.

<> Artículo publicado el 12  de octubre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos,    lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.

Feliz cumpleaños, Universidad de Panamá

 

 

La opinión del Catedrático de la Universidad de Panamá…

EDUARDO FLORES CASTRO

La principal y más antigua universidad del país cumple 75 años de haberse fundado, ocasión propicia para hacer un balance crítico sobre su devenir, papel desempeñado, aportes, debilidades y desafíos actuales y futuros. Esto no puede ser soslayado, sobre todo cuando en la actualidad la discusión del tema electoral ha desatado una pluralidad de opiniones y críticas a través de los medios de comunicación sobre la entidad estatal, que debiera ser portaestandarte de la autoridad intelectual y moral que necesita el país.

La Universidad de Panamá surgió tardíamente en 1935, a casi dos siglos de aquella colonial Universidad de San Javier y a más de tres décadas de la independencia de 1903. En el momento de su fundación había una polémica entre los que optaban por una institución de carácter internacional y los que postulaban un ente universitario nacional. Finalmente, nació la Universidad de Panamá, con la orientación liberal y la influencia de modelos universitarios europeos.

Cuantitativamente la Universidad de Panamá ha crecido en la oferta de carreras, matrícula, infraestructuras y presencia nacional, considerada la mega universidad del país. Sin embargo, en los últimos siete años se registra una drástica tendencia hacia la disminución de la matrícula; pues, hemos pasado de 74059 estudiantes en el 2003, a solo 49508 matriculados en el 2010. Esta preocupante reducción de 24000 estudiantes significa un retroceso a la década de los 80. Todo indica que el decrecimiento estudiantil continuará, salvo que se identifiquen las causas reales de ese descenso y la Universidad sea capaz de refundarse, porque de hecho la estructura y oferta académica vigente confronta dificultades para satisfacer las necesidades del sistema socioeconómico y de la población en general.

La realidad de la educación superior ha variado notablemente a la de hace 30 años, pues, la Universidad de Panamá no es la única oficial ni compite con una sola universidad particular, porque las mismas están alcanzando el medio centenar.

Todos aceptamos que nuestro país experimenta los efectos de la globalización del conocimiento y la información, factores que cada vez son más decisivos en los procesos productivos. Esto debe conducir a revolucionar la estructura institucional de la Universidad, encaminada a la adopción de un nuevo modelo universitario, con una visión renovada en donde se aporte al desarrollo sostenible de la nación. Si las universidades son la plataforma donde se produce, transfiere y se crean conocimientos, se debe convertir en fuerza impulsora de un modelo de tolerancia, solidaridad, justicia social y propuestas de solución de los problemas nacionales.

<> Artículo publicado el 9 de octubre de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Anatomía de un referendo

La opinión del Catedrático de la Universidad de Panamá…..

Dr. Eduardo Flores Castro

Mientras que un total de 10,851 estudiantes votaron NO a la modificación del artículo que permite la reelección del Rector de la Universidad de Panamá, 9,027 votaron SÍ; es decir, hubo una diferencia de 1,824 votos en rechazo a la reelección, de quienes son la razón de ser de la Universidad.

Un dato significativo es que de las 18 Facultades que tiene la Institución, el NO estudiantil venció en 17; incluida la propia Facultad del Rector. De estas unidades académicas localizadas en la capital, el total de votos estudiantiles por el NO fue de 7,091, mientras que el SÍ obtuvo 3,328. Incluso en Veraguas, el Centro Regional Universitario más grande, el NO obtuvo 1,197 votos, y el SÍ 845. En el campus universitario donde se concentra la mayor parte de los profesores, estudiantes y administrativos, el No logró 8,665 entre los tres estamentos, mientras que el SÍ obtuvo 6,586 votos.

La suma total de los votos de estudiantes y docentes nos indica que el NO tuvo 12,220 frente a 11,194 por el SÍ. Con la ponderación ilegal del voto y propuesta por el propio Rector, la cúpula que dirige la Universidad se aprovechó de la vulnerabilidad de los funcionarios administrativos. Bajo estas condiciones el SÍ obtuvo 3,030 votos administrativos, los que les produjo una ponderación ilegal de 26 %.   Toda vez que entre estudiantes y docentes sólo alcanzaron un escuálido apoyo de 34,9 %, obtuvieron un total ficticio de 60,9 %, como aprobación final.

En vista que el número de administrativos es menor al número de profesores, al igualar la ponderación del estamento docente y administrativo, lograron que el voto de un administrativo valiera más que el voto de un docente y mucho más que el de un estudiante.

Durante el referendo, se cometieron faltas electorales al abusar de la autoridad para favorecer al SÍ.   La propaganda del SÍ apareció con el nombre del Rector, cuando esto es una clara falta electoral disciplinaria, toda vez que no estábamos en un proceso electoral para elegir Rector, ni mucho menos en su periodo de propaganda.

Realizaron las elecciones en tres días diferentes; de modo que las adelantaron convenientemente en el Centro Regional de Bocas del Toro y en la extensión de Darién, con el fin de usar sus resultados como propaganda política. Ya fue reconocido oficialmente por el Organismo Electoral que en algunas unidades, personas que no estaban habilitadas para votar ejercieron el voto. Se hizo una campaña tan sucia e indignante, que llegaron al punto de falsificar nuestra firma en volates perversas.

La pretensión unipersonal del rector de reelegirse para ocupar la rectoría por un quinto período, ha desatado una avalancha de críticas de la opinión pública. En todas las encuestas, independiente de la vía que se use, la reelección perpetua ha recibido una rotunda desaprobación. Los comprobados casos de corrupción dados a conocer recientemente, son muestras de las consecuencias indeseables que se producen en un sistema administrativo que permite la concentración de poder durante extensos períodos.

La Universidad de Panamá ha alcanzado notables avances en el ejercicio democrático de su autonomía, pero la reelección ha resultado una experiencia perjudicial para la Institución, donde una sola persona ha ocupado la rectoría durante 14 años, mediante tres reelecciones equivalentes a casi tres períodos presidenciales. Invocamos a la razón, para rechazar la pretendida reelección personalista y perpetua en la Universidad de Panamá, porque académica e institucionalmente es inconveniente para la Universidad y el país.

<> Artículo publicado el 27 de septiembre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos,    lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.

Por los universitarios honestos

La opinión del Catedrático de la Universidad de Panamá…

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Eduardo Flores Castro  

Es lamentable que precisamente en el año de conmemoración del 75 aniversario de la Universidad de Panamá, afloren actos de corrupción repudiables cuando debiera ser nuestra Universidad portaestandarte de modelos y lecciones de ética, capaz de encabezar un movimiento por una cultura de honestidad.

Las publicaciones en medios de comunicación revelan que en la Universidad de Panamá hay confesos y probados actos de corrupción, lesión patrimonial, tráfico de influencia, apropiación indebida de bienes, poca transparencia y negligencia administrativa en la protección del patrimonio universitario.

Entre las graves irregularidades, que han salido a la luz pública, podemos señalar: el desvío de fondos públicos a ONG, ventas ilegales de autos de la Universidad, robos de equipos e insumos del taller mecánico, transferencia de piezas de autos de la Universidad a autos particulares de autoridades, robos de equipos de enseñanza y de laboratorios, licitaciones amañadas y tráfico de influencia para favorecer a ciertas empresas.

Todo ello, ha dejado una sombra de dudas y un sentimiento de indignación y vergüenza en todos los estamentos de la institución. Para salvaguardar la autoridad moral de la primera universidad del país, el Ministerio Público y la Contraloría, con la cooperación de las autoridades universitarias, deben investigar para que sean sancionados todos los implicados en los delitos reconocidos y denunciados, sin distinción de jerarquía.

El Rector debe entregar a la sociedad panameña una rendición de cuentas sobre el manejo de las partidas presupuestarias para el funcionamiento, la inversión y la autogestión, y aclarar a que empresas se les han adjudicado licitaciones, contrataciones y cuales empresas son proveedoras de la Universidad de Panamá.

De igual forma, se deben revelar los niveles de parentesco o relaciones de amistad que tienen los dueños de estas empresas con autoridades universitarias.

Este informe es obligante porque la comunidad nacional tiene el derecho de conocer cómo se administran los recursos públicos.

Estos actos que nos llenan de vergüenza, son una prueba más de porque son perjudiciales las reelecciones de las autoridades en las instituciones públicas. Cuando los que administran se reeligen, se corre el riesgo que los sistemas de control se relajen y los procesos que deben ser evidentemente modificados se vea como normal y cotidiano.

Esto no es conveniente para nadie, ni siquiera para las autoridades universitarias, ya que hay un principio ineludible en la administración pública: “Se delegan funciones pero no responsabilidades”.

El reconocimiento de prácticas de corrupción en la Universidad es prueba suficiente para anular la sanción impuesta al profesor Jaime Turner, causada por la denuncia de delitos penables. De nuestra parte hacemos pública nuestra demostración de desagravio a este docente universitario.

Además, debemos señalar que es lamentable que el Rector diera a conocer estos actos de corrupción después que los medios lo publicaran.   Estoy seguro que interpreto el sentir de la gran mayoría de los profesores y administrativos que laboran de manera honesta y honrada en la Universidad de Panamá.

De igual forma, este sentimiento de hacer justicia sin excepción, para que se castigue a los corruptos, es compartido por los miles de estudiantes, egresados y amigos de la Primera Institución de Educación Superior, que sienten orgullo de formar parte de la Casa de Méndez Pereira.

<>Artículo publicado el 9 de septiembre de 2010 en el diario  El Panamá América a quien damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Democratización de la universidad

La opinión de…

Eduardo Flores Castro 

Lo correcto era que la consulta del referendo universitario se hubiese regido por el voto igualitario o al menos por la ponderación que la Ley Orgánica tiene para la elección de las autoridades. Sin embargo, era tanto el temor al veredicto de los universitarios que acomodaron las reglas a su conveniencia. Disminuyeron la ponderación docente para igualarla a la ponderación del sector administrativo, y en vista de que el número de administrativos es menor al número de profesores, lograron que el voto de un administrativo valiera más que el voto de un docente y que el de un estudiante.

Se cometieron diversas faltas electorales al abusar de la autoridad para beneficiar al SÍ, colocando propaganda con el nombre del rector, lo que vició todo el referendo. Ya fue reconocido oficialmente por el organismo electoral que en algunas unidades, personas que no estaban habilitadas para votar ejercieron el voto, lo que hace dudosa y poco transparente las cifras finales.

Sin embargo, pese a la desigualdad de condiciones, reglas amañadas y vicios electorales, 10 mil 851 estudiantes votaron NO, mientras que sólo 9 mil 27 aprobaron el SÍ. A pesar de todas las imposiciones, sólo acudió a las urnas el 40% de los universitarios, y únicamente el 20.9% del total de los universitarios aprobó la modificación del Artículo 34 de la Ley, para que se permita la reelección perpetua del rector y demás autoridades universitarias.

Oponerse a la reelección perpetua es luchar por la democracia. Decirle no a la reelección del rector es poner la institución por encima de un capricho personal. Es necesario que la Universidad mejore su calidad académica y siga cumpliendo con su misión de ser la universidad de la nación panameña en el siglo XXI, pero para que ello ocurra se requiere un escenario democrático, sin reelección, que propicie la más amplia participación y convocatoria de talentos.

Esto incluye la democratización del propio equipo de la actual administración, permitiendo la libre participación a quienes pudieran aspirar a la máxima magistratura de la Universidad, pero por temor no se atreven a enfrentar al rector. Sin la presencia del fenómeno reeleccionista, existe la posibilidad de convertir la elección del próximo rector en un gran debate de propuestas y de compromisos institucionales para construir una universidad renovada con responsabilidad social y que rinda cuentas a la sociedad, ya que es de ahí de donde provienen los fondos que se le asignan.

El hecho de solicitar al Ejecutivo y al Legislativo reformar el artículo de la ley que prohíbe la reelección, puede tener graves consecuencias. Esto debilita la autonomía universitaria y posibilita reformas a otros artículos de la Ley. El costo de tener que someter nuestra Ley al rejuego de la Asamblea de Diputados podría significar que se tenga que responder a las exigencias de contraprestaciones, convirtiendo la universidad en un botín político.

Es un hecho notorio que el actual rector ha recibido una ola de críticas públicas sin precedentes, que es suficiente para que en un acto de sensatez y de ética política, desista del afán de reelegirse. Lo más peligroso es que se ha expuesto a la universidad, incluso a los ataques de personas que no han comprendido el valor de la educación superior pública.

Frente a los peligros que se ciernen sobre nuestra universidad, nos queda el camino de la unidad para defender su naturaleza pública, su autonomía y nuestro derecho a renovarnos con pertinencia.   Debemos convertir la educación en un instrumento de justicia social, de desarrollo nacional y de liberación económica.

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Este artículo se publicó el 7 de agosto de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

La Universidad y su ley

La opinión de…

Eduardo Flores Castro

En el referendo universitario del 9 de junio, se sometió a consulta si estábamos de acuerdo en modificar el Artículo 34 de nuestra Ley Orgánica (Ley que tiene sólo 4 años de haberse aprobado) para que el actual Rector se pudiera reelegir indefinidamente en el puesto. En el referendo sólo acudieron a las urnas el 40% de los universitarios. Esto se debió, en parte, a la tergiversación intencional que se hizo sobre el propósito del referendo. A los universitarios se les mintió y se les confundió cuando se señalaba que si votaban No, se subiría la matrícula, se aumentaría el menú, se eliminarían carreras y estaba en peligro la autonomía universitaria.

Nuestra juventud estudiosa, quienes a pesar de los intentos de compra de conciencia y de intimidación dijeron mayoritariamente No a la reelección inmediata indefinida. Repudiamos públicamente las aseveraciones del Rector García de Paredes cuando calificó a los estudiantes universitarios de rebeldes y manipulables. A pesar que el profesor García de Paredes es titulado en historia, se le olvidó que nuestros jóvenes estudiantes han escrito las páginas más hermosas de nuestra Patria. Ellos, constituyen lo más puro de nuestra institución, y su voz representa el clamor del pueblo panameño ya que son el eco de más de 60 mil hogares. Las cifras hablaron claro: 10,851 estudiantes votaron No, mientras que 9,027 estudiantes votaron Sí.

Los resultados han señalado que 14,224 universitarios votaron Sí, mientras que 13,003 universitarios votaron No. Este triunfo puede ser legal porque ellos impusieron las reglas, pero es ilegítimo, ya que:

. La ponderación que impuso el Rector es ilegal y motivó que muchos universitarios no acudieran a las urnas.

. Desarrollaron el referendo en tres días distintos. Tal como se había previsto, los resultados de Bocas del Toros y Darién fueron utilizados como propaganda para la elección que se llevaron a cabo cuatro días después.

. Nos dieron solamente 4 semanas para recorrer las 18 Facultades, 8 Centros Regionales y más de 8 Extensiones en todo el país.

. El Rector García de Paredes hizo caso omiso a la petición de retirarse del cargo durante el referendo. Siguió utilizando todo el poder y los recursos económicos del cargo para favorecer el voto Sí.

. Mientras que nosotros teníamos que cumplir con nuestras clases, recorrer salón por salón y viajar con nuestros propios recursos, al Rector se le convocaba a los estudiantes, profesores y administrativos en los auditorios para que lo escucharan.

. Sólo el 21% de los universitarios votaron aprobando la modificación del Artículo 34 de la Ley.

. Se hizo una campaña sucia al punto que se nos falsificaron nuestras firmas en volantes.

. Se dieron irregularidades en el referendo que fueron denunciadas.

La Asamblea Nacional es el órgano unicameral que ejerce el Poder Legislativo, sus 71 diputados son electos por votación popular directa para un período de 5 años. Su función es expedir las leyes necesarias para el desarrollo nacional con equidad. Los diputados tienen la responsabilidad de ser los representantes del pueblo, y el pueblo panameño, quien paga con sus impuestos la Universidad de Panamá, ha hablado claro a través de los estudiantes y de todos los sondeos de opinión, rechazando la reelección perpetua del Rector.

Consideramos perjudicial que los rectores de la Universidad de Panamá se puedan reelegir indefinidamente, ya que esto profundizaría la politiquería; por lo que les solicitamos a todos los Honorables Diputados que por el bien de la Universidad y el país, no aprueben el cambio de artículo que permitiría la reelección de los rectores.

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Este artículo se publicó el  9  de julio de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Pasar de denunciante a sancionado

La opinión sobre el Caso Turner, de….

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Eduardo Flores Castro

Una universidad es una institución de enseñanza superior y de generación de conocimientos que otorga grados académicos en diferentes áreas del saber. Para que exista generación de conocimientos, los académicos universitarios deben gozar de un clima propicio, donde la libertad es un factor esencial de este ambiente.

La libertad es la ausencia de interferencia con la soberanía de un individuo, mediante el uso de la coacción o la agresión.   La libertad y la tolerancia son unas de las condiciones que deben tener todas las universidades para que se puedan llamar democráticas.

En el caso del profesor Jaime Turner (catedrático regular a tiempo completo de la Facultad de Humanidades, con más de 35 años de docencia),  lo que preocupa a los universitarios –y debería preocupar a toda la sociedad panameña– es que el profesor Turner fue sancionado, con un año sin salario, por haber escrito un artículo en donde señala que en la Universidad de Panamá hay corrupción.

La corrupción es el mal uso del poder para conseguir una ventaja ilegítima. La corrupción puede tomar diferentes formas: uso ilegítimo de información, tráfico de influencia, soborno, extorsión, fraude, malversación, caciquismo, compadrazgo, nepotismo, impunidad, etc.

Es sabido que el profesor Turner es un fuerte crítico de los intentos de modificar el artículo 34 de la ley de la Universidad, que permitiría que las autoridades se puedan reelegir indefinidamente.

En nuestra opinión, los procesos y valores en nuestra primera casa de estudios se han trastocado, pues ahora resulta que quien denuncia es el castigado.

La forma correcta de actuar cuando un universitario denuncia un acto indebido o de corrupción dentro de nuestra institución es que las autoridades inviten al denunciante a que ofrezca detalles sobre estos hechos para que se inicie la investigación.

En el caso del profesor Turner, esto no ocurrió así, lo que hicieron las autoridades fue llevarlo, en primera instancia, a la Comisión de Disciplina para que el profesor explicara dónde está la corrupción. Es decir, que se considera como delito denunciar la corrupción.

Señores autoridades de la Universidad de Panamá, por el bien de la institución, para revertir la imagen negativa que este caso deja ante la población nacional, y en aras de salvaguardar la libertad de expresión y el derecho a disentir en nuestra Universidad, solicitamos que reconsideren lo actuado.

Dar marcha atrás no siempre es signo de debilidad, en este caso sería de sabiduría y tolerancia. Esto lo pedimos a nombre de los miles de universitarios que en estos momentos no se atreven a pronunciarse, pero sí censuran la sanción contra el profesor Turner, porque Jaime Turner somos todos.

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Este artículo se publico el 24 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Por la dignidad de los universitarios (II) *

La opinión del candidato a la Rectoría de la Universidad de Panamá…..

Eduardo Flores Castro

Palabras del Dr. Eduardo Flores Castro ante el C.G.U. en contra de la reelección del Rector.

La reelección del Rector de la Universidad de Panamá no es conveniente porque las funciones de docencia, investigación, extensión, producción y servicios de la institución quedan subordinadas al interés político electoral, puesto que desde el inicio del periodo de un Rector, éste estaría preparando su reelección. Esto lo advirtió Méndez Pereira cuando dijo que uno de los peligros es que se llegara “a crear el tipo de profesor o de Rector que hace política tratando de captar la benevolencia del estudiante, en perjuicio de su imparcialidad”.

En una comunidad universitaria de más de 4 mil docentes, nadie puede autocalificarse de indispensable, pues hay suficientes profesores que tienen la capacidad y el compromiso para ocupar el cargo de Rector. Nadie puede adjudicarse el papel de representar la gobernabilidad o de ser el equilibrio entre la derecha y la izquierda. Tampoco es válido el argumento pueril: “que quedan cosas por hacer en la Universidad”. Por supuesto que siempre quedarán cosas por hacer en nuestra Universidad, sobre todo si en los últimos 7 años hemos perdido más de 10,000 estudiantes, sobre todo cuando el patrimonio en tierras que tiene la Universidad ha ido disminuyendo, por las ventas innecesarias y desatinadas que ha hecho el actual Rector.

Los 14 años que el profesor García de Paredes ha estado en la Rectoría es tiempo más que suficiente para haber desarrollado un plan académico, científico, humanista y tecnológico y llevar a la Universidad de Panamá a la vanguardia de las más importantes universidades y no lo ha logrado.

Colegas universitarios, pensemos lo que vamos a hacer, el tema de la Ley de la Universidad no está en la agenda de la Asamblea de Diputados, si llevamos una propuesta de modificación de la Ley Orgánica de la Universidad de Panamá, nosotros sabremos lo que entra a la Asamblea, pero no sabemos lo que de ella saldrá. Los que voten favorablemente a llevar esto a la Asamblea serán los responsables históricos de lo que suceda.

El cambio es el oxígeno de la vida académica. No estamos para discrepar con una persona, estamos para construir un nuevo proyecto, respetando lo aportado en el pasado y deseando que todas las fuerzas se sumen a la construcción del futuro. Yo tengo plena confianza en este Consejo General Universitario, porque con ustedes, junto con miles de universitarios que nos acompañan renovaremos nuestra Universidad.

Deseo concluir con las palabras del Libertador Simón Bolívar cuando sentenció: «Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo: de donde se origina la usurpación y la tiranía».

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Este artículo se publicó el  5  de junio de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Por la dignidad de los universitarios *

La opinión del Candidato a Rector de la Universidad de Panamá…..

Eduardo Flores Castro

Asistir a presentar ideas ante el Consejo General Universitario, siempre ha sido motivo de orgullo para nosotros los universitarios. Este es el escenario por excelencia para el debate, la confrontación, pero también para el acuerdo y la concertación, por ello me presento ante ustedes con respeto.

Nuestra posición no es de adversar a una persona, se trata de trazar el camino para enriquecer la visión de futuro. El análisis nos lleva al punto de revisar cuan conveniente sea repetir una vez más la dirigencia que tiene más de dos décadas.

Los antecedentes más inmediatos del principio de no reelección se encuentran en la Ley 6 de 1991, que redujo el periodo del rector a 3 años y prohibió la reelección en el periodo inmediato para “quien haya ejercido el cargo por más de tres años”. En aquella ocasión, el profesor García de Paredes propició la Ley para prohibir la reelección del entonces Rector Abdiel Adames.

Durante la administración del Dr. Carlos Iván Zúñiga se convocó, en 1993, a un Congreso Universitario, con el objetivo de aprobar un anteproyecto de Ley Orgánica. Luego de sendas deliberaciones, se aprobó el anteproyecto de Ley, cuyo Artículo 28 indicaba que: “El Rector, los Decanos y Directores de Centros Regionales no podrán ser reelegidos en el periodo inmediatamente posterior”. En aquella ocasión también el actual Rector, en aquel entonces Decano de Humanidades, levantó la mano dando su aprobación a este anteproyecto de Ley que prohibía la reelección.

En el año 2005, después de una serie de discusiones y un plebiscito universitario donde no hubo ponderación del voto, fue precisamente el Profesor García de Paredes quien presentó y sustentó en la Asamblea de Diputados la actual Ley 24, que incluye la prohibición de reelegir a sus autoridades. A nuestro criterio, el profesor García de Paredes debería ser consecuente en su posición de no reelección, independientemente de quién esté en el cargo.

La aplicación del principio de no reelección en el cargo de Rector es necesaria para que los procesos electorales internos sean oportunidades propicias para confrontar visiones, planes, programas, proyectos, metas y estilos de dirección. La no reelección inmediata busca evitar la continuidad de la primera autoridad universitaria y así permitir la innovación de ideas y estrategias emanadas desde la rectoría.

La prohibición de la reelección tiene la finalidad de garantizar un mínimo de igualdad de condiciones para los docentes-candidatos al cargo más elevado de la Universidad, de manera que los resortes del poder no estén parcializados, porque de ser así se pervierte la autonomía universitaria.

La reelección del Rector somete a la comunidad universitaria a una situación de intranquilidad y confrontación política innecesaria, desviando energías y recursos económicos que deberían dedicarse a propiciar una amplia reflexión sobre el quehacer de la Institución.

La obcecada sugerencia de la reelección debilitaría la democracia interna, porque sus autoridades, como parte interesada, contarían con todas las ventajas, dando un mal ejemplo de ejercicio democrático a los universitarios y a la sociedad.

Cuando estaba culminando el periodo del Dr. Ceferino Sánchez, también algunos universitarios le plantearon la posibilidad de que se reeligiera, pero él, a pesar que la Ley le permitía la reelección, prefirió dar paso a otra visión de Universidad. Posteriormente al final del periodo del Dr. Carlos Iván Zúñiga, otros le sugirieron que se reeligiera, usando la argucia de retirarse unos meses antes de cumplir los 3 años, pero él prefirió honrar su palabra y no reelegirse. (Continúa mañana).

*Palabras del Dr. Eduardo Flores Castro ante el C.G.U. en contra de la reelección del Rector.

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Este artículo se publicó el  4  de junio de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.