El Chagres, el Canal y el agua

La opinión de…

Arturo D. Melo S.

El río Chagres fue represado en la localidad de Alajuela con la represa de Madden, terminada en 1935, o sea, 21 años después de la apertura del Canal de Panamá en 1914.   Anteriormente, había sido represado en la localidad de Gatún, con la represa del mismo nombre, terminada en 1912.

John Stevens, segundo administrador de la Comisión del Canal, dijo, ante el Senado de Estados Unidos en junio de 1906, que “el gran problema en la construcción del Canal de Panamá es el control del río Chagres”.

Fernando de Lesseps, constructor del Canal de Suez a nivel del mar, y promotor del Canal Interoceánico, convocó el Congreso Internacional del Canal Interoceánico, en la sede de la Sociedad de Geografía en París, y allí logró que se aprobara la ruta de un canal a nivel en Panamá.

En dicha reunión, el ingeniero Godin De Lépinay se expresó así: “Tratar de construir un canal a nivel por Panamá es ir contra la naturaleza, y las obras de ingeniería que van contra la naturaleza fracasan.

Si ustedes quieren construir un canal interoceánico por Panamá, lo que tienen que hacer es aprovecharse de la naturaleza, represando el río Chagres en Gatún y el río Grande en Miraflores, creando así dos lagos, y luego cortar las montañas para unir estos dos lagos y conectar ambos a los respectivos océanos, construyendo esclusas”. Godin De Lépinay tuvo que retirarse, abucheado, de dicho congreso.

Los franceses trabajaron en la construcción de un canal a nivel en Panamá desde el mismo año 1879, a pesar de que al visitar De Lesseps la ciudad de Panamá, con su joven segunda esposa y varios de sus pequeños hijos ese año, tuvo dificultades en el trayecto, porque el río Chagres averió seriamente el puente del ferrocarril. Para el control del Chagres, los franceses había pensando en la construcción de un puente, para que el río pasara sobre el Canal y no cayera al mismo, en una gran catarata que lo dañara.

Un hecho no muy conocido es que, al reiniciarse la construcción del Canal por parte de los norteamericanos, en 1904, continuaron construyendo el canal a nivel, que De Lesseps había soñado, hasta 1906, cuando John Stevens se convenció de que dicha obra era imposible de realizar y persuadió al senado de Estados Unidos –por un estrecho margen de 36 a 31 votos, el 19 de junio de 1906– de la necesidad de abandonar el diseño de Fernando De Lesseps y adoptar el diseño de Godin De Lépinay. Al día siguiente se inició la construcción de la represa de Gatún.

Se pensó, entonces, que el problema de las inundaciones del río Chagres había quedado resuelto al incorporarlo al canal a través del lago Gatún, pero las inundaciones de 1906, 1923, 1931 y 1932 los convencieron de que se necesitaba represar el Chagres una vez más, aguas arriba del lago Gatún, y se decidió construir la represa de Madden y el lago Alajuela. Los objetivos de esta obra eran el control de las inundaciones, el almacenaje de agua para uso del Canal durante la estación seca y la generación de electricidad. El lago Alajuela no fue construido como una fuente de agua para una potabilizadora.

Este lago tiene dos grandes desventajas en comparación con el Gatún: aguas arriba recibe directamente las inundaciones, con sus aguas turbias y lodosas, que sólo llegan al lago Gatún después de llenar a capacidad el lago Alajuela, el cual como lago de almacenaje de agua varia de nivel hasta 47 pies entre invierno y verano. El lago Gatún, como parte del mismo Canal, sólo puede variar seis pies entre invierno y verano. Como quiera que las aguas sucias de las inundaciones se limpian por sedimentación, al bajar el nivel del lago Alajuela a 47 pies, para finales del verano, cada año se vuelve a captar agua turbia, difícil de potabilizar.

Hay que reconocer que la excelente administración panameña de la Autoridad del Canal logró que las represas de Madden y Gatún cumplieran plenamente con los objetivos para las cuales fueron construidas, a pesar de que las inundaciones de diciembre de 2010 fueron las más grandes que ha tenido el río Chagres desde la construcción del Canal de Panamá. Este hecho contrasta con los daños causados por la represa del Bayano, administrada por una empresa extranjera, cuyas aguas destruyeron al poblado de El Llano, fue fundado siglos atrás, y devaluaron casi totalmente miles de hectáreas de fértiles tierras, aguas abajo de la represa del Bayano, la que en vez de controlar acentúa ahora las inundaciones.

No se puede desconocer que el mantenimiento deficiente y la falta de inventarios de repuestos de las potabilizadoras de Chilibre agravaron el problema del agua turbia del lago Alajuela, pero la solución permanente del grave problema de abastecimiento de agua potable para el área metropolitana de la ciudad de Panamá parece estar en la construcción de una o varias nuevas potabilizadoras.

Se podría captar agua del lago Gatún en la comunidad de Bahía de Salud o en la boca del río Frijoles, partes del lago cercanas a la ciudad de Panamá, y llevarla por tubería, siguiendo la vía del ferrocarril a Gamboa, para potabilizarla y desde allí distribuirla por acueducto. Se podría, también, captar agua con barcos cisterna en donde estuvieran más limpias en el lago Gatún y llevarlas a Gamboa.

Al buscar nuevas soluciones, debemos tener presente que el agua que se usa o se malgasta de los lagos Gatún y Alajuela, es agua que no se utiliza en el Canal para generar ingresos a la nación. Por esta razón, no debemos dejar de estudiar seriamente la posibilidad de utilizar aguas que no van al Canal, como las de los ríos Pacora y Mamoní, preservando sus cuencas y racionalizando su uso, para el abastecimiento de agua potable a la capital.

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Este artículo se publicó el 13  de enero de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.  El resaltado es nuestro.

La revolución educativa

La opinión de…

Arturo D. Melo S.

Hace 30 años se rechazó una reforma educativa y, desde aquel tiempo, nuestro sistema educativo no ha sido modernizado. Si entonces se necesitaba una reforma, ahora se necesita una verdadera revolución. Tomemos la enseñanza del inglés como ejemplo. Desde que Estados Unidos inició la construcción del Canal interoceánico por nuestro territorio hemos estado en estrecho contacto con dicho país de habla inglesa. Nuestras escuelas enseñan inglés por 12 años, pero los graduandos rara vez hablan o escriben este idioma, que se ha convertido en el idioma del comercio y el conocimiento mundial.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, el inglés era hablado sólo por los ingleses, norteamericanos, canadienses, australianos y las personas altamente educadas del resto del continente europeo. En la actualidad, casi toda la población europea domina el inglés. En Japón y el resto del Asia también se enseña el inglés con efectividad a toda la población. En Corea del Sur han desarrollado “maestras de inglés robot interactivas” que enseñan este idioma a los niños de edad preescolar. En Singapur, cuya población es mayoritariamente de origen chino, pero con minorías significativas de origen malayo e indio, el idioma oficial es el inglés.

Singapur sólo tiene una extensión territorial de 700 km2. Nosotros tenemos 79 mil km2, 100 veces más. Singapur es una isla–nación. No tiene praderas, ríos, montañas, tierras agropecuarias, bosques ni playas, como tenemos nosotros. No tiene comunicaciones terrestres con el continente asiático, como tenemos nosotros con América del Sur y América del Norte. No tiene interior, el cual es la “cuna de nuestra nacionalidad”.

Sin embargo, Singapur ha logrado aumentar su ingreso anual per cápita de $512, al independizarse en 1965, a $24 mil 180 en 2003 y a $50 mil 180 en 2009, este último más alto que el de Estados Unidos. Sólo el ingreso per cápita de Noruega supera al de Singapur. Los de Luxemburgo y Qatar también superan al de Singapur, pero estos dos países son centros financieros y gran parte de sus ingresos no son de sus nacionales, sino de ciudadanos de otros países. El producto interno bruto de Singapur disminuyó en 6.8% en el último cuatrimestre de 2009, pero en 2010 su crecimiento es de 17.9%, el más alto del mundo.

¿Qué es lo que tenemos que hacer para crecer como Singapur? ¿Destruir nuestro interior, convirtiéndolo en un desierto minero de frontera a frontera? ¿Transformar nuestro interior en una sola área boscosa protegida? ¿Poner un tapón al progreso en nuestra frontera con Costa Rica, como tenemos con Colombia? Nuestro interior es una bendición que tenemos nosotros y no tiene Singapur y que nos garantiza nacionalidad, turismo y seguridad alimentaria.

Con Singapur sí compartimos una posición geográfica estratégica, que ellos han sabido desarrollar, en función de sus recursos humanos que su sistema educativo ha capacitado. Si queremos imitar, y por qué no, sobrepasar, a Singapur, dados todos los otros recursos que tenemos nosotros y no tienen ellos, tenemos que hacer una verdadera revolución educativa. Puede haber muchas formas de hacerla. Los pensamientos que se esbozan a continuación podrían ser una forma de realizar esta revolución.

Las metas deben ser educadores cada vez más capacitados, que reciban mejoras salariales por mérito y no por presión. Cada educador debe tener su aula no compartida. Cada alumno debe tener su puesto no compartido. Cada escuela debe tener facilidades para desarrollar el deporte, la cultura y el saber.

Estas metas se podrían lograr con mayor rapidez si, en vez de tener un año escolar de menos de nueve meses y tres meses de vacaciones (108 meses de clases en 12 años), se tuviera un año escolar de 11 meses y un mes de vacaciones (110 meses de clases en 10 años). Los educadores tendrían, en forma programada, un año sabático cada cinco años, con salario completo pagado, para perfeccionar sus conocimientos.     Sus incrementos salariales se basarían, entre otras cosas, en la capacitación adquirida dentro de su año sabático.

Esta revolución reduciría en un 20% la necesidad de aulas escolares, graduaría a los estudiantes dos años antes, capacitaría y recompensaría adecuadamente a los educadores y convertiría a las escuelas en verdaderos centros de la sociedad y el saber. Por supuesto que requeriría inversiones. ¿Pero qué revolución hace un presupuesto de inversiones antes de iniciarse?

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<> Este artículo se publicó el 11  de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

‘Pro Mundi Beneficio’

La opinión del Empresario…

Arturo D. Melo S.

Lo dice nuestro escudo.  ¿Y para los panameños, qué? Pareciera que en letras invisibles dijera: “que se jo…”. Somos una especie en vías de extinción.   Ya hemos perdido el 56% de nuestro hábitat ante el avance de las zonas protegidas y las comarcas indígenas. Y el 44% del territorio que todavía nos quedan para vivir las generaciones presentes, cada vez es más “Pro Mundi Beneficio”.

Pareciera que la famosa poesía de Amelia Denis de Icaza, Al Cerro Ancón pudiéramos parafrasearla con el nombre de “A Panamá”. “Ya no guardas las huellas de mis pasos, ya no eres mía, idolatrada Panamá”. Ya ni la cerveza, que un día el inolvidable Mayor Alemán llamó “pan líquido panameño”, es fabricada por panameños.

Todavía se usan los nombres “Atlas y Balboa”, aunque cada día aparecen más marcas extranjeras; pero los dueños de las plantas ya no son panameños. Y se nota la diferencia: aquellos elegantes “jardines de cerveza”, al estilo alemán tropicalizado y ubicados a las faldas del “idolatrado Ancón”, el rancho, el Balboa y el Atlas, ya no existen. Ahora la cerveza se vende en las llamadas “parrilladas” o “jorones”, donde se incuban los vicios, y su consumo es masivamente promovido para maximizar utilidades, que salen del país para engrosar las arcas de sus propietarios en otras partes del mundo.

Ya el “Banco del Istmo” no es del Istmo, sino del Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC). Todavía Panamá participa minoritariamente en los teléfonos de Cable & Wireless, pero no en Movistar ni en Digicel ni en Claro.Com. Antes teníamos a nuestro Intel. También teníamos a nuestro Irhe. Ahora todavía nos queda la empresa transmisora de electricidad, pero ya no somos dueños de las distribuidoras, que ahora son Electra Noreste y Unión Fenosa, ni tampoco somos dueños de la mayoría de las generadoras. Nuestros principales puertos: Balboa, Cristóbal, Manzanillo, Evergreen y Rodman son ahora muy eficientes, pero no son operados por panameños.

Ni las principales avenidas son ya nuestras: el Corredor Sur es de ICA y el Corredor Norte es de Pycsa, empresas mexicanas, que en la única forma que se puedan llevar sus inversiones es si les compramos los corredores, en vez de regularlos para el beneficio de esa especie en vías de extinción, los panameños. También la Coca-Cola es ahora propiedad de mexicanos, la misma empresa extranjera que está en vías de comprar la mayor parte de la distribución de leche en el país. Será un poco empalagoso comer Corn Flakes hecho en Guatemala, con Coca Cola mexicana.

Recuerdo cuando, siendo niño, compré orgullosamente con mis “ahorros” de regalos de cumpleaños unas cuantas acciones de “Cemento Panamá”. Ya Cemento Panamá no es panameño. Tampoco lo es ese otro cemento que todavía lleva el nombre de nuestro héroe, “Bayano”, en vez de “Cuauhtemoc”, héroe de los mexicanos, dueños ahora de Cemento Bayano. Ya no se fabrican con mano de obra panameña el aceite y los detergentes “Urracá”, ni los productos Kraft. Los embutidos Blue Ribbon y Berard ya tampoco son panameños, sino colombianos. Ya tampoco hay Pan Ideal o La Favorita. Ahora el pan es Bimbo, de México.

Y no hablemos de nuestras playas e islas, parte de ese 44% del territorio que todavía nos queda para vivir las generaciones presentes, que cada día pasan más a manos extranjeras y son menos accesibles a los panameños. Ni tampoco hablemos de la Zona Libre de Colón. Ni de las otras muchas actividades económicas que se escapan a estas líneas.

Pero sí debemos meditar sobre las razones por las cuales estamos perdiendo a nuestra “idolatrada Panamá”. Tal vez la principal de ella sea la falla de nuestro sistema educativo. Hace 30 años se rechazó la propuesta “Reforma Educativa” y desde entonces no se ha considerado otra. Necesitamos una verdadera “Revolución Educativa” si queremos preservar nuestra nación y progresar. Es inexplicable que nuestros estudiantes se gradúen de secundaria y, después de 12 años de estudiar inglés, no dominen este idioma, tan importante en el mundo moderno. En nuestro presupuesto se incluyen partidas significativas para la construcción de calles y carreteras, hospitales, cárceles y muchas otras obras importantes, pero, para escuelas, las partidas son mucho menores. Y nuestros educadores hablan de partidos políticos y de aumentos salariales, pero no de enseñar.

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<> Este artículo se publicó el 13  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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El ‘Parque Central’

La opinión de….

Arturo D. Melo S.

Anoche tuve un sueño. Fue un sueño maravilloso.   Soñé que me pasé un domingo en el Parque Central.   Estaba repleto de gente feliz y contenta. La mayoría era de aquellos que no son propietarios de autos y que no tienen los recursos para ir los domingos a casas de playa o montaña. Pero también había muchos cuya vestimenta indicaba que tenían recursos. Todos gozaban en armonía y alegría de las facilidades del Parque Central.

Había entrado por el “Centro de Visitantes”, localizado al sur del parque y avancé hacía el norte. Poco después me topé con la “Taberna Verde”, un elegante restaurante, rodeado del verdor de los árboles y la vegetación del bosque tropical, dentro del cual se había construido el parque, aplicando un esquema de desarrollo sostenible, que había recibido premios internacionales. Una sección del restaurante estaba cerrada y rodeada de mucho público y equipos sofisticados, porque allí, en esos momentos, se estaba filmando una película de largo metraje con la participación de famosos artistas internacionales.

De la “Taberna Verde” seguí al “Paseo de la Nacionalidad”, la única zona formal del parque, con sus bustos de todos nuestros presidentes y de Sócrates, Arquímedes, Galileo, Newton, Colón, Hawkins, Nightingale y otros filósofos, científicos, descubridores y genios de la humanidad. Al final del “Paseo de la Nacionalidad” se encuentra el “Escenario de Conciertos” y la “Concha de las Bandas”. A la hora que pasé no había concierto, pero el letrero luminoso invitaba a escuchar a la Sinfónica de Panamá a las 7:00 p.m. En la Concha tocaba la banda del Cuerpo de Bomberos de Panamá, alegre música típica estilizada. Varias parejas bailaban.

Más adelante estaba “La Fuente del Ángel de las Aguas”, elegante y bella, honrando al río Chagres y a los demás ríos que abastecen de agua a la ciudad y al Canal. De la fuente nace el “Lago de la Tranquilidad” y allí pude disfrutar de un magnífico paseo en bote. En su parte angosta el lago es cruzado por “Puente de Londres”, una copia pequeña del original y el mismo nos lleva al “Alcázar de Segovia”, otra obra inspirada en dicho alcázar, como lo es el “Cindarella’s Castle”, de Disneyworld, que aquí sirve como puesto de ventas de comidas, refrescos y recuerdos.

A un costado del Alcázar se encuentra el “Jardín de Balboa”, sembrado con todas las plantas que florecían en la ruta que este explorador usó para descubrir al “Mar del Sur”. El Parque conserva todas las especies que tenía antes de construirse y miles de árboles nativos que tenía antes de desarrollarse. Todas las especies de venados, conejos, ardillas y aves, etc., que habitaban este ambiente antes de convertirse en parque, están allí presentes; pero con una diferencia: como quiera que los numerosos habitantes de la ciudad que visitan el parque no los cazan, ni los asustan, los animales nativos conviven con los visitantes.

El parque también tiene un zoológico, donde los visitantes pueden admirar animales y aves de otras tierras y otros climas. Es muy interesante ver cómo nuestros ingenieros han logrado que el mismo equipo de refrigeración enfríe la “Ciudad de los Pingüinos” y la “Pista de Patinaje en Hielo”. También pude apreciar las canchas de béisbol, tenis, fútbol y voleibol, la piscina pública, las zonas recreativas para los niños y los 9.7 kilómetros de veredas para jogging, ciclismo y patinaje, donde los que no tienen recursos y los que sí los tienen, se divertían por igual en armonía y alegría.

Solo fue un sueño y luego me desperté y volví a la realidad. Mi sueño había sido motivado por las facilidades reales del “Central Park de Nueva York”, traídas y adecuadas al llamado “Parque Natural Metropolitano de Panamá”. Pero fue un sueño que podría ser realidad. Los tamaños de estos parques son comparables: 276 hectáreas, el de Panamá y 340, el de Nueva York.

¿Por qué estas 276 hectáreas, de las 44 mil de “áreas protegidas” y comarcas indígenas (56% del territorio nacional) que hay en el país, no pueden convertirse, a través de un desarrollo sostenible , en el “Parque Central de Panamá”, en vez de ser una especie de “zona prohibida del planeta de los simios”, en medio de nuestra metrópolis?

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<> Este artículo se publicó el 22  de octubre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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Siembra de escuelas

La opinión de…

Arturo D. Melo S.

“Entre individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”: Benito Juárez. Esta célebre frase es de uno de los grandes hombres, no sólo de México, sino de toda la América. De extracción indígena, habló solamente zapoteco durante gran parte de su niñez. Entre 1858 y 1872 fue nombrado, elegido y reelegido Presidente de México por varios periodos. De 1863 a 1867, debido a la invasión francesa, tuvo que ejercer su gobierno desde diferentes puntos de México, hasta que logró derrocar al “emperador” usurpador, Maximiliano, y expulsar a los franceses.

Benito Juárez luchó hasta que los franceses respetaron el derecho a la autodeterminación de los mexicanos y se reestableció la paz entre esas dos naciones. Ojalá pudiéramos aprender de él. Ojalá los constructores de torres, que contratan policías para trancar el tráfico, respetaran el derecho de los conductores de vehículos. Ojalá los diablos rojos y los taxis respetaran el derecho de los peatones y otros conductores de vehículos. Ojalá los alcaldes respetaran el derecho de los ciudadanos, recogiendo la basura y construyendo aceras y calles. Ojalá los ladrones y criminales respetaran el derecho de las víctimas. Ojalá los gobernantes respetaran el derecho de los gobernados. Ojalá los “juega vivos” respetaran el derecho de los demás. Si lo hicieran, habría paz.

Pero cada vez parece que nuestra cultura se aleja más del respeto al derecho ajeno y la paz. La cultura depende de muchos factores, unos controlables y otros más difíciles de dirigir. Un factor, controlable, tal vez el más importante de todos, es la educación. Aspiramos a ser un país desarrollado y podríamos lograrlo, pero nunca lo lograremos si no hacemos que nuestro sistema educativo sea más eficiente y justo. Un país desarrollado requiere educación efectiva e igual para todos. Pero nuestras escuelas públicas, con el correr del tiempo, cada año disminuyen su calidad intelectual y física en relación a las escuelas privadas.

Cuando se construyó, hace casi 100 años en 1911, el Instituto Nacional, los padres de la patria de aquel entonces pusieron la calidad de la escuela pública por encima de la privada. Pero, desde entonces, las escuelas públicas se construyen con ventanas de bloques que no permiten ver el entorno, y en las mismas se pretendía controlar el calor con aislación de fibra de vidrio, la cual por falta de mantenimiento comenzó a desprenderse, causando malestares y tuvo que ser removida. En cambio, las escuelas privadas se construyen con ventanas de vidrio y aire acondicionado. Cada vez se respeta menos el derecho de los que no son pudientes a educarse.

Claro que un edificio no es una escuela. El edificio es el sitio donde debe ocurrir la interacción entre la comunidad, los educadores, los padres de familia y los estudiantes, interacción esta que constituye una escuela eficiente y justa. ¿Pero cómo puede ocurrir esta interacción en escuelas de construcción de segunda clase, donde por falta de edificación de nuevas facilidades las mismas deben usarse para dos y hasta tres turnos? Ningún estudiante, maestro o profesor puede tener su aula propia para convertir la misma en un centro de saber. Y en estas escuelas de “silla caliente” no pueden desarrollarse las actividades extracurriculares, como deportes, orfeones, orquestas, clubes de materias de estudio y asociaciones, que son tan importantes como las curriculares.

Desde que Alfredo Ramírez “sembró” escuelas hace casi 50 años, no ha habido otro programa sistemático de construcción de escuelas públicas en Panamá, y la necesidad de dotar de escuelas a la creciente población se ha llenado creando el cruel, injusto e ineficiente sistema de escuelas de “silla caliente”.

Mientras que se ha irrespetado el derecho de la ciudadanía a una educación igual para todos, se han construido y se continúan construyendo esas verdaderas catedrales modernas de la religión del consumismo, llamadas centros comerciales y cárceles, hospitales y súper carreteras.

¿Hasta cuándo seguiremos sin respetar el derecho del pueblo a educarse y de participar en otra siembra masiva y planificada de escuelas públicas?

<> Artículo publicado el 13 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Una ciudad en forma de chorizo

La opinión del empresario……

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ARTURO D. MELO S.

El Gobierno Nacional, con las mejores intenciones de resolver el problema de los tranques y el tránsito en la Ciudad de Panamá, invertirá billones de balboas en el sistema de la primera línea del Metro y resolverá el problema del área que va de San Miguelito a la Cinco de Mayo. Para resolver los problemas de transporte de La Chorrera, Arraiján, Alcalde Díaz, la 24 de Diciembre, Las Garzas, Tocumen, Pedregal y la Vía Tocumen, etcétera, se requerirán fondos y líneas adicionales.

La Cinta Costera ha resuelto temporalmente el problema del tranque en la avenida Balboa. Este problema lo creó el cambio, sin estudios de zonificación, que permitió aumentar la densidad de población, construyendo torres en lotes de baja densidad, sin mejorar la infraestructura de calles, alcantarillado, acueducto y líneas eléctricas.

El aumento en la densidad de población fue resuelto construyendo las amplias vías de la Cinta Costera, pero por las calles de Punta Paitilla cada vez corren más aguas negras, debido a que las torres están haciendo explotar los alcantarillados construidos originalmente para viviendas unifamiliares.

Lo mismo está ocurriendo con las tuberías del acueducto y los cables eléctricos, los cuales parecen estar abrumando con su peso a los postes que los sostienen.   Los semáforos “ inteligentes ” han resultado problemáticos, y es que lo que se requiere, no son más semáforos, sino más calles.

La Cinta Costera fue un incremento costoso de las calles, construyéndolas rellenando el mar o sobre estructuras aéreas, porque no había más alternativas. Y aún la Cinta Costera tendrá problemas de tránsito, si se siguen construyendo torres sin control de densidad frente a la misma.

El problema de tránsito de la Ciudad de Panamá no se resuelve solo con inversiones costosas, porque, en realidad, el problema básico no es de infraestructura, sino de forma.

La Ciudad de Panamá se extiende actualmente de La Chorrera a Pacora, una distancia de 60 kilómetros de largo, mientras que su ancho es en promedio de menos de 9 kilómetros; en vez de forma casi circular, como la gran mayoría de las ciudades del mundo, nuestra capital tiene forma de un largo chorizo.

La ciudad se ha visto forzada a crecer hacia el Este y el Oeste, al ser impedida por el mar a crecer hacia el Sur y no poder crecer hacia el Norte. Este crecimiento en forma de chorizo saturó la capacidad del Puente de Las Américas en varias décadas y la del Puente Centenario se está saturando en unos pocos años.

El incremento del tránsito que crea la forma de chorizo, cada vez es mayor, y será casi explosivo con la gran cantidad de desarrollos que se están construyendo en Arraiján y La Chorrera.

Omar Torrijos dijo: “Yo no quiero entrar a la historia, sino a la Zona del Canal ” y la realidad fue que entró a la historia, pero solo muy parcialmente a la Zona del Canal.   De los 1445 Kms cuadrados que constituían la Zona del Canal, solo se han incorporado a la economía productiva nacional una porción relativamente pequeña.

Sin embargo, desde que se firmaron los tratados Torrijos-Carter, una porción mayoritaria de nuestro territorio ha sido declarada “ Áreas Protegidas ” y “ Comarcas Indígenas ”, como resultado de una compaña influenciada por instituciones gubernamentales y no gubernamentales internacionales. Como dice nuestro escudo, “ Pro-Mundi Beneficio ”. Y para los panameños, la forma de chorizo, que produce tranques y problemas de tránsito.

Con la devolución de la Zona del Canal nuestro territorio aumentó a 78.583 Kms cuadrados. Más del 56% de este territorio es ahora “ Áreas Protegidas ” y “ Comarcas Indígenas ”, alrededor de 44,200 Km cuadrados, lo cual nos deja el otro 44% de este territorio, o sean cerca de 34,500 Kms cuadrados, sujetos a desarrollo sostenible.

De este territorio, más de la mitad no tiene títulos de propiedad, sino solo derechos posesorios, los cuales no son entes de crédito.  Esto quiere decir que solo una quinta parte de nuestro territorio, menos de 17,000 Km cuadrados, participan en nuestra economía.

El problema del tránsito, que se origina de la forma de chorizo de nuestra ciudad capital, solo se puede resolver en forma permanente expandiendo, con normas de desarrollo sostenible, la ciudad hacia el Norte, utilizando algunas parcelas de “ Áreas Protegidas ”.

La mitigación del impacto ambiental se podría lograr reforestando las extensas zonas de decenas de miles de Kms cuadrados de “ chumicales ”, que existen en vastas extensiones de las provincias de Panamá, Coclé, Veraguas, Chiriquí y la Comarca Gnöbe Buglé.

Esta reforestación generaría una gran cantidad de empleo y riqueza y aumentaría significativamente nuestra capacidad nacional de captación de carbono.  Sobre todo, haría posible quitarle a nuestra Ciudad Capital su actual forma de chorizo, creciendo hacia el Norte, y resolviendo, en forma permanente, sus problemas de tranques y tránsito.

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Publicado el 7 de marzo de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

En defensa de Atlapa

La opinión del empresario….

Arturo D. Melo S.

En días pasados escuché a un comentarista radial mencionar en su programa que Atlapa se había quedado pequeño para las grandes exhibiciones, como Expo-Capac, y que sus estacionamientos para vehículos eran totalmente insuficientes. Por consiguiente, recomendaba que se construyera un nuevo centro de convenciones, más grande, en otro sitio, que se vendiera Atlapa y que en su lugar se construyeran tres torres de condominios.

Muy cierto que Atlapa se ha quedado chico para algunos eventos y que le faltan estacionamientos. Sin embargo, su venta no sería fácil, porque requiere de un cambio de zonificación, el cual no se debía dar en una zona ya atestada de torres y con problemas de drenaje e inundaciones. Para hacer esta venta,  primero habría que resolver un reclamo de la familia Berrocal, la cual sostiene que una porción de los terrenos sobre los cuales fue construido Atlapa, le fue expropiada a ellos ilegalmente.

Atlapa inició operaciones en 1980 y desde entonces no se le ha dado un mantenimiento adecuado, ni se le han hecho mejoras significativas.   Se ha dicho que Atlapa está ocupado 360 días al año y que produce al Estado la pérdida de más de un millón de balboas anuales.  Todos estos problemas serían fáciles de solucionar si se toman las siguientes medidas:

1. Creación de una corporación estatal independiente para administrar Atlapa, en forma similar a la administración del Aeropuerto de Tocumen. Esto evitaría el cambio de zonificación, aseguraría la continuidad de uso exclusivo de Atlapa, como centro de convenciones, permitiría su mejoramiento y garantizaría un mejor mantenimiento, mientras se resuelve el reclamo de la familia Berrocal.

2. Nada más sencillo que convertir una facilidad, que está ocupada 360 días al año y no tiene competencia, en una entidad rentable que saque sus gastos y produzca una rentabilidad que garantice su mantenimiento y mejoramiento. Solo habría que racionalizar sus gastos y aumentar sus tasas en la medida que sus proyecciones lo requieran.

3. Atlapa se ha quedado pequeño para Expo-Capac. No cabe la maquinaria que allí se exhibe para acogerse a la exoneración del 10% de los impuestos de importación de los equipos físicamente presentes.

Este sacrificio del Estado, para lograr que Expo-Capac fuera un éxito, se justificaba cuando se inició esta exhibición; pero ahora solo significa una pérdida de millones de balboas al año para el Estado, la cual hace parecer a Atlapa demasiado pequeña y debe eliminarse por contraproducente.

4. Cada una de esas torres que atestan el sector donde está localizado Atlapa tiene varios pisos de estacionamiento.  Atlapa solo tiene estacionamientos de superficie y el Corredor Sur le quitó su área de expansión.  Sobre el estacionamiento de superficie se pueden construir cuantos pisos de estacionamiento se requirieran para que Atlapa sea la facilidad pública con mejor estacionamientos en la ciudad.  Además, se le podrían agregar otros pisos más para sacar las oficinas administrativas del edificio existente y dedicarlo por entero a exhibiciones.

Vale la pena tomar en cuenta la historia de los tres centros de convenciones de París, todos los cuales son más antiguos que Atlapa, para darnos cuenta de lo que debemos hacer, si seguimos el ejemplo de austeridad, sensatez, economía y eficiencia de la “Ciudad Luz”, en concepto de muchos, la ciudad más bella del mundo. Su centro de convenciones CNIT Paris La Défense fue expandido y renovado en el año 2008. Lo transformaron en tal maravilla arquitectónica, que al verlo el famoso escritor André Malraux exclamó: “No se ha construido nada igual desde que se construyeron las grandes catedrales góticas”.

El Palais des Congrés de París fue construido en 1974 y fue expandido en 1997 y nuevamente en 2004. Pero el verdadero ejemplo de austeridad, sensatez, economía y eficiencia francesa lo constituye el centro de Convenciones Paris Porte de Versailles, cuyo primer pabellón fue construido en 1923 y hoy cuenta con otros ocho, agregados a través de los años. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial fue convertido de 1939 a 1945 en cuartel de fuerzas armadas francesas y de ocupación, al terminar los cuales se le agregaron nuevos pabellones. El pabellón No. 7 se inauguró en 1970.   En 1986 se inauguraron el pabellón “Du Parc” y la cinta transportadora que lleva con gran comodidad a los visitantes de pabellón a pabellón.

¿Por qué nosotros, en vez de mantener y mejorar las cosas maravillosas que tenemos, como Atlapa y su teatro Anayansi, tenemos que “destruir con los pies, lo que hacemos con las manos”?

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Artículo publicado el 15  de febrero de 2010 en el Diario La Prensa a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Independencias (II)

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La opinión del Empresario…..
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ARTURO  D.  MELO  S.
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La batalla decisiva de la Guerra Revolucionaria norteamericana se libra en Yorktown, Virginia,  del 28 de septiembre al 19 de octubre 1781.  El comandante inglés, general Henry Clinton, ocupaba a Nueva York con sus 10,000 soldados.   Había ordenado a su subalterno, el general Charles Cornwallis, embarcarse con sus tropas en la Bahía de Chesapeake, Maryland, para reforzar la guarnición de Nueva York. Las fuerzas de Cornwallis habían sido debilitadas por dos años de hostigamiento por tropas revolucionarias, al mando del general Nathanael Greene, segundo en el comando, después del general Washington y por tropas francesas, al mando del marqués de Lafayette.

La ayuda francesa fue decisiva en la victoria revolucionaria en Yorktown. A principios de septiembre, una flota francesa, con 88 navíos, al mando del almirante de Grasse, derrotó a la flota inglesa en la batalla naval de la Bahía de Chesapeake, cortando así la retirada de Cornwallis. En la batalla de Yorktown participaron, por una parte, 9000 soldados regulares ingleses y mercenarios alemanes, al mando de Charles Cornwallis, y, por la otra, 8800 tropas revolucionarias, reforzadas por 10,800 soldados regulares franceses, al mando del conde de Rochambeau, todos ellos bajo el comando de George Washington.

Al terminar la batalle de Yorktown, 8000 soldados ingleses y alemanes se rindieron a las fuerzas revolucionarias, el 19 de octubre de 1781. Fue la última gran batalla de la Guerra Revolucionaria y, después de la misma, se iniciaron negociaciones de paz, que culminaron en el Tratado de Paris, en el cual Inglaterra reconoció la Independencia de Estados Unidos, firmado el 10 de febrero de 1783, a penas 6 años antes de la Revolución Francesa, en 1789. Desde la Declaración de Independencia de Estados Unidos, en Filadelfia,  el 4 de julio de 1776, hasta la Batalla de Yorktown, se libraron 109 combates y batallas, durante 5 años.  La paz tomó dos años más en llegar, durante los cuales se libraron 15 combates más.   Siete años de lucha cruenta, los cuales se conmemoran con un día de fiesta nacional.

Los norteamericanos llaman a su guerra de independencia la “ Guerra Revolucionaria ”, porque se inspiró en la filosofía revolucionaria del filósofo inglés John Locke, al ser redactada principalmente por su tercer presidente, Thomas Jefferson.

Este prócer de la independencia norteamericana desempeñó cargos diplomáticos de la nueva nación en Europa de 1784 a 1789, y su pluma se hizo sentir en la Revolución Francesa, también inspirada por la filosofía de John Locke.

Estados Unidos:   Siete años de lucha cruenta, conmemorados por un día de fiesta nacional;  Panamá: tres días de lucha incruenta, conmemorados por cuatro días de fiesta nacional.

Y vale la pena reflexionar sobre lo que nos cuestan esos tres días  “ extra ”  de fiesta nacional.   El Producto Interno Bruto de Panamá alcanzó en el 2008 la suma de B/.23,088 millones, o sea, B/.63.25 millones por cada uno de los B/.365. días del año.   Como quiera que en los días de fiesta nacional siempre trabajan el Canal, la Policía, los Hoteles y algunos otros sectores de la empresa privada, podríamos asumir que el costo neto de un día de fiesta nacional es de B/.30 millones.

Si no los queremos invertir en escuelas, hospitales, carreteras, etc., que tanto necesitamos, con estos B/.30 millones podríamos construir una torre de un costo de B/.1000 el M2 y de 600 M2 por piso, de una altura de 50 pisos.    Si se trabajaran esos tres días “ extra ” de fiesta nacional, podríamos construir tres torres de 50 pisos por año.   En dos años, serían seis y podríamos construir una torre de 50 pisos en Colón, otra en Panamá, otra en La Chorrera, otra en Los Santos, otra en Santiago y hasta nos sobraría una para construirla en Chupampa.

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Publicado el 22  de diciembre en el diario  La  Estrella  de  Panamá, a  quien  damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Independencias (I)

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La opinión del Empresario…..
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ARTURO  D.  MELO  S.

El 5 de noviembre de 1903, a las 11:00 a.m., llegó a Colón el vapor mercante “Yenny”, de bandera austriaca, llevando a bordo al general de Colombia Pompilio Gutiérrez.  Al ser detenidos en la Ciudad de Panamá los generales de Colombia Angel María Tobar y Ramón G. Amaya, el 3 de noviembre, había quedado al mando de los 474 hombres del Batallón “Tiradores” el coronel Eliseo Torres Gutiérrez.

El 2 de noviembre había llegado a Colón el crucero norteamericano “ Nashville ”, con infantería de marina a bordo, y al mando del comandante John Hubbard, y en la madrugada del 3 de noviembre llegó el crucero colombiano Cartagena, con el Batallón “ Tiradores ” a bordo, el cual desembarcó inmediatamente. El coronel Torres sintió gran alegría al ser informado de la llegada de un general colombiano, Pompilio Gutiérrez, que le ordenara lo que debía hacer. Sus generales Tobar y Amaya, que estaban detenidos en Panamá, no podían darle órdenes escritas y él no podía aceptar órdenes verbales de ellos.  El general Gutiérrez le daría las órdenes que le hacían falta. A través de las gestiones del cónsul francés, el comandante Hubbard permitió al general Gutiérrez desembarcar en Colón, bajo su palabra de honor de que ese mismo día zarparía para Cartagena a bordo del vapor “ Orinoco ”.

El coronel Torres se reunió en el Hotel “ Suizo ” con el general Gutiérrez y le pidió que le ordenara qué debía hacer.   Gutiérrez le contestó que él no podía hacerse cargo del Batallón “ Tiradores ”, porque “ no tenía misión ni cargo militar en esos momentos, ni credenciales para entenderse con los norteamericanos ”.   Gutiérrez cumplió su palabra y se embarcó en el “ Orinoco ”.   Detrás de él se embarcaron Torres y los 474 efectivos del Batallón “ Tiradores ”.   El “ Orinoco ” soltó amarras a las 7:35 p.m., con dirección a Cartagena y ese 5 de noviembre quedó así consolidada nuestra independencia de Colombia.

La lucha incruenta por nuestra independencia se había iniciado el 3 de noviembre, cuando el general colombiano Esteban Huertas recibió un telegrama de Colón, a las 6:30 a.m., anunciando el arribo a Colón del crucero “ Cartagena ” y el desembarco del Batallón “ Tiradores ”.   Huertas había tenido a su mando los 350 hombres del Batallón “ Colombia ”, en el Cuartel Chiriquí, en las Bóvedas, Ciudad de Panamá.   Sin embargo, el 25 de octubre de 1903, se habían enviado 250 miembros de esta tropa a bordo del crucero “ Veintiuno Noviembre ” (el cual antes se llamaba “ Almirante Padilla ) para sofocar una supuesta invasión de revolucionarios nicaragüense al Norte de Veraguas al mando de Federico Barrera, quedando solo 100 soldados en Panamá.

Por eso el 3 de noviembre el general Huertas permitió al pueblo entrar al Cuartel Chiriquí y armarse.

De las 6:30 a.m. del 3 de noviembre a las 7:35 p.m. del 5 de noviembre hay un pocos menos de tres días y celebramos esta gesta con dos días de fiesta nacional.   Y no es que esta gesta no haya sido heroica y gloriosa.   Solo hay que preguntarse qué le hubiera sucedido a nuestros próceres de independencia si el Batallón “ Tiradores ” hubiera llegado a la Ciudad de Panamá.   No hay duda de que la mayor parte de ellos habría perdido sus vidas y esto lo sabían ellos.

El Acta de Independencia de España, de fecha 28 de noviembre de 1821, declara dicha independencia en su artículo primero, pero su artículo segundo dice “ El territorio de las provincias del Istmo pertenece al Estado republicano de Colombia… ”   Esta acta de independencia de España y anexión a Colombia, fue calificada por el Libertador, Simón Bolívar, como “ el monumento más glorioso que puede ofrecer a la historia ninguna provincia americana ”.

Esta independencia y anexión se celebra no trabajando el 10 y 28 de noviembre, en total, cuatro días de fiesta nacional. Vale la pena comparar las celebraciones de las Independencias de Panamá y Estados Unidos con la duración de sus gestas independentistas.

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Publicado el 21  de diciembre en el diario  La  Estrella  de  Panamá, a  quien  damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Reforestación de las ciudades.

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La opinión del Empresario…..

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ARTURO  D.  MELO  S.
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Recientemente tuve la oportunidad de visitar la ciudad de Shanghai, China, población 18.5 millones de residentes permanentes, más de cinco veces la población Panamá.

Shanghai está dividida en dos mitades por el Río Huang. Veinte años atrás solo existía una mitad: Pu-Chi, ubicación del famoso “Bundt”, que era el centro económico de la ciudad, donde, en la década de 1930, estaban radicadas poderosas empresas Europeas.

La otra orilla del Río Huang se llama Pu-Dong y, hasta hace un par de décadas, la misma estaba dedicada a la agricultura. Era tan difícil cruzar el Río Huang que se decía, “más vale tener una choza en Pu-Chi, que un palacio en Pu-Dong”.

Hoy, alrededor de una docena de túneles y puentes cruzan el Río Huang, y Pu-Dong se ha convertido en la mitad de Shanghai más urbanizada, con una de las mayores concentraciones de rascacielos del mundo. Me hospedé en un hotel de 86 pisos, frente al cual se acaba de terminar una torre de 101 pisos y se ha iniciado la construcción de otra de 126 pisos. En estas construcciones se trabaja 24 horas al día.

Pero lo más impresionante de Shanghai no son sus rascacielos, sino la gran actividad que se despliega en ambas partes de la ciudad, en preparación de la misma para la gran Feria Mundial de Shanghai, que se inaugurará en enero de 2010.

Se está terminando la construcción de amplias y modernas avenidas y, tanto las nuevas como las existentes, se están embelleciendo con la siembra de árboles. Se trata, no de plantones, sino de árboles adultos que están siendo trasplantados. Son árboles de gran verdor, pero relativamente pequeños, que no destruyen las aceras ni las calles, los cuales se dotan de parrillas de acero, que permiten la penetración del agua y del aire, como ya se ha hecho, con tanto éxito y seguridad, en Paris y Tokio. Se trata de árboles escogidos para ornamentar estas tres grandes metrópolis y los mismos no se caen ni truncan la vida de personas que estacionan sus vehículos cerca.

Estos no son árboles con los cuales se pretende reforestar dichas ciudades, sino árboles que las llenan de verdor y vida y son de vocación ornamental y no forestal. Un terreno donde existió una foresta, y no está ocupado por una ciudad, se puede reforestar; más en una ciudad solo se puede ornamentar, no reforestar.

Y en nuestra ciudad se ha cometido el error de tratar de ornamentar con árboles de la foresta, algunos de los cuales son excelentes para reforestar, pero en la ciudad traen destrucción de aceras y calles y hasta la muerte de seres humanos.

Los guayacanes florecen con intensa vistosidad en el verano y, en la comunidad de nuestro bosque, se apoyan en y apoyan a los demás árboles y, cuando el tiempo los debilita, su caída es lenta y pasa desapercibida. Lo mismo sucede con los caobos, los cuales producen una madera de altísima calidad y no causan destrucción ni muerte en la comunidad de la foresta.

Pero en la ciudad, no solo son un peligro, sino que también pierden su elegancia cuando tienen que ser podados repetidas veces para evitar que hagan contacto mortal con las líneas eléctricas. Y los corotú son árboles apropiados para darle sombra al ganado en los potreros, donde el terreno, no cubierto por concreto, les permite balancear su frondosidad con sus raíces.

Como si no fuera suficiente poner en riesgo la vida de los que vivimos en esta ciudad con estas tres especies nativas, hemos también tratado de ornamentar nuestra ciudad con especies forestales importadas, como el laurel de la India, el caucho y el melina.

Las dos primeras son verdaderos destructores de calles y aceras y el tercero es un productor de madera de crecimiento rápido, el cual, si no se cosecha al terminar su crecimiento, se caerá sobre calles, aceras, vehículos y casas, causando muerte y destrucción.

Las autoridades en lugar de resolver el problema, han hecho su solución virtualmente imposible, requiriendo un permiso de ANAM y otro de la Alcaldía para derribar un árbol totalmente inapropiado para ornamentar la ciudad y que pone en peligro la vida y hacienda de sus residentes.

Luego de recorrido el vía crucis de estos dos permisos, el derribar un árbol peligroso se hace aún más difícil al tener que pagarle a la Alcaldía cientos, y hasta miles, de balboas por el derecho de quitar un riesgo a la vida humana. Esto lo debían hacer las autoridades por iniciativa propia, cumpliendo con su responsabilidad primaria hacia los residentes de la ciudad. Si lo hubieran hecho, hoy no tendríamos que lamentar la prematura terminación de la prometedora vida del Dr. David Andrés Robles Burgos, de 28 años. A sus padres les envío mi más sentido y dolido pésame.

¿Cuántos otros mártires de nuestros errores, y nuestra negligencia en corregirlos, tendremos que lamentar antes de que los árboles forestales en nuestra ciudad sean reemplazados por árboles ornamentales, como los de París, Tokio y Shanghai? ¿Tantos como los que fallecieron en el autobús incinerado? ¿Tantos como los que fallecieron por la catástrofe del Seguro Social con el dietilenglicol?

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Publicado el 23  de noviembre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

El Parlacen y las fronteras

La opinión del Empresario…..

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Arturo D. Melo S.

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El Parlacen y las fronteras

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Recientemente hice un recorrido por varios países de Europa. Entré por Holanda y salí por Francia. También visité Luxemburgo, Suiza y, principalmente, Alemania, ya que el principal objetivo del recorrido era un crucero fluvial por los ríos Rin y Mosela.

La entrada y la salida a la Comunidad Económica Europea no requirió visa, solo la espera de unos cortos minutos para que los oficiales de migración pusieran los sellos de entrada y salida. Las aduanas de entrada y salida no requirieron tan siquiera llenar una declaración.

El Rin es el río que maneja el mayor tráfico fluvial de carga y pasajeros en el mundo. Esto se logra utilizando un sistema de 27 represas y esclusas que lo hacen navegable desde Suiza hasta Holanda.

Sin embargo, sus riberas, con sus cerros y laderas, están cubiertas totalmente por verdes viñedos y bosques y en sus aguas nadan numerosas aves acuáticas.

El Mosela, afluente del Rin, el cual también tiene sus embarcaciones fluviales de carga y pasajeros y sus verdes bosques y viñedos, es aun más vistoso con los numerosos y elegantes cisnes que nadan en sus aguas. Ambos ríos son ejemplos sobresalientes de lo que puede lograr el desarrollo sostenible.

En este recorrido crucé fronteras nacionales, dentro de la Unión Europea, en barco, autobús y avión y no tuve que detenerme para que me sellaran el pasaporte en ninguna de ellas. Si quería saber en qué país estaba, tenía que buscar nombres de establecimientos comerciales. Si estaban en alemán, debía estar en Alemania.

En la Unión Europea el movimiento de los factores de producción es completamente libre. Materias primas, capital, empresarios y trabajadores se mueven libremente hacia donde haya mayores oportunidades económicas. Esta es una verdadera unión económica y no un tratado de libre comercio, como el que existe entre Estados Unidos, México y Canadá, el cual prohíbe y castiga la movilidad de los trabajadores.

En Estados Unidos laboran, sin permisos de trabajo, más de una decena de millones de trabajadores mexicanos, los cuales reciben salarios inferiores a los de mercado, no obtienen los beneficios de la seguridad social y se les considera casi como “extraterrestres” (illegal aliens). Para entorpecer más la movilidad laboral, Estados Unidos está construyendo un nuevo “Muro de Berlín” en su frontera con México, olvidándose de lo que le pasó al original.

Por eso los europeos dicen hoy, después de tantas guerras fratricidas inútiles, que ellos son una unión que pronto tendrá hasta su Constitución, la cual es actualmente la primera potencia económica del mundo, con sus 500 millones de productivos habitantes; Estados Unidos es la segunda; Japón, es la tercera; y China, la cuarta.

Tal vez si los centroamericanos nos unimos en torno al Parlacen podríamos aspirar a hacer crecer nuestros ingresos per cápita a niveles comparables con los de la Unión Europea. Recuerdo que, siendo Alfredo Cristiani presidente de El Salvador, fui invitado a una reunión de ejecutivos de empresa en San Salvador, convocada por él. Corrían los días del año 1990 y durante la mañana diversos expositores nos explicaron lo que se planeaba hacer y los grandes beneficios que tendríamos los centroamericanos, si se creaba el Parlacen y nos uníamos en torno al mismo. Durante la tarde se nos permitió a los asistentes hacer uso de la palabra.

Nunca se me olvidarán las palabras de un empresario nicaragüense, quien dijo así: “yo opero un negocio de transportes centroamericanos y tengo que cobrar fletes altos para compensar los costos en tiempo y dinero que tengo que pagar para poder cruzar las fronteras entre los países de Centroamérica. Cuando una aduana está abierta, la otra está cerrada. A veces hay que incentivar a Migración y Aduana para que se aceleren las inspecciones. A veces no hay formularios.

A veces hay instrucciones de no abrir la frontera o de abrirla tarde. El resultado son demoras de muchas horas y hasta días. Un Parlamento Centroamericano reunido en Guatemala solo acarreará gastos y no resolverá problemas reales. Con esto me retiro. Invítenme de nuevo cuando se haya resuelto el problema de las demoras en las fronteras, para hablar del Parlacen”.

Unas personas que conozco, recientemente, cruzaron la frontera entre Panamá y Costa Rica, en Paso Canoa. Les tomó tres horas y media de ida y cuatro horas cruzarla de regreso, después de innumerables reuniones del Parlacen en Guatemala y de erogaciones millonarias de nuestro país en dichas reuniones.

Costa Rica se ausentó del Parlacen hace varios años. Nosotros estamos haciendo lo mismo ahora. Pero la Unión Económica Europea sigue siendo un ejemplo digno de imitar. Al estar Panamá y Costa Rica fuera del Parlacen, debemos hacer que nuestra frontera común funcione, como lo hace hoy la frontera de esos países hermanos, Francia y Alemania, que tantas guerras sufrieron en el pasado. Si lo lográramos, sería un paso mucho más grande hacia la Unión Centroamericana que cualquier participación en el Parlacen.

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Publicado el 7 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Esclavitud en el siglo XXI

La opinión del Empresario…..

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Arturo D. Melo S.

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Esclavitud en el siglo XXI

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Dos hechos ocurrieron en España en 1492 que fueron de relevancia para su historia y para el mundo. A principios de ese año se rindió, llorando, a los reyes católicos el rey moro de Granada. Granada fue el último reducto moro que cayó en manos de los cristianos, después de 800 años de lucha de liberación. “No llores como mujer, lo que no has sabido defender como hombre”, le dijo la madre del último rey moro a su hijo. Y un enorme ejército de superhombres cristianos quedó desocupado.

El primer hijo heredaba la tierra, el segundo se debía a Dios y todos los demás tenían que entrenarse desde niños para luchar contra los moros. A principios de 1492, este ejército quedó desocupado y su falta de nuevas metas lo puso inquieto, amenazando pelear entre sí, o contra sus propios gobernantes. Entonces, un navegante llamado Cristóbal Colón descubrió, el 12 de octubre, el continente que él creía era “las Indias” y que después se denominó América, dándole una nueva meta al ejército de superhombres, transformándolos en conquistadores.

La conquista de América se hizo con relativa rapidez y a los “indios” que no murieron se les esclavizó. Algunos de estos esclavos murieron por el maltrato, pero muchos más murieron de las enfermedades que trajeron los conquistadores, contra las cuales los indios no tenían inmunidad. En Panamá, en vano Urracá resistió hasta el año de su muerte, 1531, sin haber sido derrotado por los conquistadores, y luego nuestros indios también fueron esclavizados. El maltrato y las enfermedades mermaron el número de esclavos indios, y su escasez se hizo tan evidente que Fray Bartolomé de Las Casas propuso reemplazar a las indios por esclavos negros de África.

Algunos de los esclavos indios fueron liberados y los esclavos negros llenaron al faltante de mano de obra esclava. La esclavitud privaba a los indios o negros de su libertad, pero aseguraba su supervivencia y la de sus familias. Claro que no se les pagaba seguridad social ni sobre tiempo, ni vacaciones ni se les daba aumento de ingresos o beneficios, pero los dueños se aseguraban de que si sus esclavos cumplían con sus cuotas de producción, tuvieran ropa, casa y comida, para ellos y sus familias. La esclavitud ha sido abolida, por rebelión o por ley, varias veces en nuestra historia. Pero hoy día, los esclavos del volante, que conducen autobuses, camiones y taxis, también tienen que cumplir con su cuota de producción, pagadera a los dueños de los vehículos que ellos operan, igual que los esclavos de antaño, pero no tienen asegurada la ropa, casa y comida de ellos y sus familias. Para tratar de lograr recursos para cubrir estas necesidades, tienen que conducir sus vehículos a altas velocidades y por largas horas, causando cansancio, daños y muerte, sin que hayan tenido tiempo para darles el debido mantenimiento, porque, lo que les queda después de cubrir la cuota es para ellos, aunque a veces no alcance para cubrir sus necesidades básicas.

En este sentido, los esclavos del siglo XXI reciben una menor compensación que los de la antigüedad. Y a los de ahora, igual que a los de antes, no se les paga seguridad social, ni sobretiempo ni vacaciones ni aumento de ingresos o beneficios. Nuestra sociedad, que pretende ser justa, permite en el siglo XXI un tratamiento de los esclavos del volante, peor que el que le daban los conquistadores a sus esclavos. Mientras esos esclavos del volante no sean liberados, no se solucionará el problema del transporte de pasajeros o graneles. Liberar a los esclavos del volante significaría que todos reciban un salario justo por ocho horas de trabajo. Si trabajan horas extras, deben ser compensados de acuerdo al Código de Trabajo, por el sobretiempo laborado. Sus vehículos deben tener pólizas que paguen los daños que sufre el vehículo y los daños a terceros. Deben recibir el descanso de vacaciones pagadas. Su empleador y ellos deben pagar sus respectivas cuotas de seguridad social.

Esta liberación de los esclavos del volante del siglo XXI causaría costos adicionales significativos. En caso de los camiones, los dueños deben asumir los costos adicionales y trasladarlos a los usuarios en el costo del servicio. En el caso de buses y taxis, estos costos deben ser asumidos por el Estado y pagados de las recaudaciones de impuestos, como subsidio, para hacer justicia social, no subiendo los pasajes a los ciudadanos que están obligados a usar el transporte público.

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Publicado el 14 de octubre de 2009 en el diario LA PRENSA, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.