Podemos y debemos ser capitalistas

La opinión de…

Tomas Alberto Requena Lozano

A pesar de la irrefutable realidad, del fracaso reiterado de su engañosa oferta de bienestar comunal, de las múltiples pruebas del asesinato a millones de seres humanos en cada país en las que se impusieron a sangre y fuego las mal llamadas revoluciones, del sometimiento criminal, inhumano, desbastador, inmoral y bárbaro a las elementales libertades y derechos del individuo, de la criminalización al deseo de desarrollo, progreso y crecimiento naturales en la especie humana –repito–, a pesar de la realidad, algunos individuos menos ciegos que interesados continúan intentando vender la idea de que el comunismo o socialismo (lo mismo, según el gurú Fidel Castro) es la solución a la pobreza … increíble. Absolutamente increíble.

La pobreza no es una condición, una característica, una enfermedad, una sentencia perpetua o un dogma por lo que ayudar a otros a dejar de ser pobres no pasa por sentir lástima de ellos, clasificarlos, condolernos, convertirlos en mendigos o usarlos a través de la política o la religión para vivir de ellos, para hacer de ellos un negocio.

Ser pobre es una actitud o de otra manera: ser pobre es tener una mala actitud, no mala suerte, no malos contactos extraterrestres; solo se trata de tener la actitud equivocada. Si el pobre internalizara que para salir de pobre tiene que estudiar y ser el mejor de su clase, tiene que trabajar y ser el mejor en lo que hace, tiene que gastar menos de lo que gana y ahorrar un poco, tiene que pasar más tiempo de calidad con su familia y cero tiempo en la cantina o en el cotilleo, tiene que emplear tiempo en buscar soluciones creativas y pasar menos tiempo en escuchar las promesas de políticos, curas y pastores y, sobre todo, tiene que dejar de pensar que la solución a su vida vendrá de la lotería, de la suerte, de un alma caritativa, del crimen o del más allá.

Cuando el pobre entiende esto y cambia su actitud de “sentenciado” a la actitud de: “mi vida yo la cambio con mi esfuerzo tesonero, disciplina y compromiso”. Cuando esto pasa, cuando este cambio interno se da, no hay pobreza que se resista. Por eso, el que algunos se paseen en un Audi pudiera ser malo, pero solo porque no todos nos paseamos en un Audi.

Los grandes yates de la calzada de Amador solo deben servir a los pobres como recordatorio de que se puede llegar también a tener uno así, si se quiere, simplemente porque el dueño de ese yate, ese Audi o esa empresa lo son porque tuvieron, ellos o sus padres o sus abuelos, la actitud correcta para conseguir lo que han logrado.

El trabajo honrado, el ahorro, un proceso mental de razonamiento claro y sistémico y la convicción de que se puede cambiar la vida si se desea, proporciona la actitud necesaria para dejar de ser pobre.

Por supuesto, se necesita un sistema que permita esa actitud y ese sistema, el único sistema es el capitalista.

El socialismo no es más que una variante, una aberración del capitalismo ejercida por los sinvergüenzas que dirigen “revoluciones” solo para su provecho personal, y sobre las religiones… bueno ya sabemos algo… por lo demás el libro no debió decir “el amor con sacrificios por los más pobres” sino: el amor con sacrificios de los más pobres por dejar de serlo.

<>Artículo publicado el 6 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.