Suministro de agua, prioridad nacional

La opinión del Ingeniero…

Rogelio Pinilla

El suministro de agua, elemento esencial para la vida, debe ser prioridad en las sociedades modernas. Es responsabilidad del Estado y en algunos casos los Municipios, garantizar que este recurso llegue a los ciudadanos en cantidad y calidad suficiente para satisfacer sus necesidades básicas. El suministro ininterrumpido de agua es clave para mantener el bienestar y salud de la población. La suspensión del servicio de agua potable aunque sea por cortos períodos trastoca el desenvolvimiento de las actividades humanas.

Es responsabilidad del Estado dotar a las entidades encargadas de los sistemas de suministro de agua, como el IDAAN, de los recursos necesarios para que la comunidad reciba un servicio eficiente y continuo. A la vez es responsabilidad de los ciudadanos mantener sus pagos al día como forma de retribuir un buen servicio. Como ciudadanos responsables debemos ser conscientes que, aunque tenemos abundancia de agua, los costos de potabilizarla, conducirla y distribuirla, son altos y aumentan a medida que aumentan todos los insumos utilizados en estos procesos.

Las extraordinarias precipitaciones pluviales de los últimos días, han causado catastróficas inundaciones que desafortunadamente han afectado la vida y bienes de gran cantidad de humildes panameños que hoy sufren las inclemencias del tiempo. Muchos se adelantan a culpar a decisiones humanas o a lo que está de moda: “el cambio climático”. Somos partidarios de que estamos experimentando eventos naturales que se están repitiendo cíclicamente. Los cambios climáticos no ocurren de la noche a la mañana. Estos cambios toman milenios. Hemos tenido y en el futuro tendremos eventos naturales quizás con peores consecuencias si no tomamos las medidas que mitiguen el impacto de estos fenómenos.

El agua es fuente de vida, pero cuando se precipita y fluye sin control, es portadora de destrucción y desesperanza. En un reportaje de las recientes inundaciones en Darién, se nos partió el alma al observar una humilde señora sumergida en el agua hasta su pecho y gritando: ¡necesitamos agua! Esto nos indica cuan impotentes somos ante los embates de la naturaleza.

Las extraordinarias crecidas de los ríos que alimentan los embalses de Gatún y Alajuela durante los días 7 y 8 de diciembre pasado, en momentos en que sus niveles estaban a plena capacidad, motivaron la toma de extraordinarias decisiones en el manejo y control de las aguas de excedencia de los afluentes que alimentan el sistema del Canal de Panamá. Las fuertes crecidas arrastraron sedimentos aparentemente sin precedentes a los lagos en tal magnitud que se recurrió a paralizar o disminuir la producción de agua potable a causa de la turbiedad que rebasó los límites permitidos. Un gran porcentaje de la población metropolitana fue afectada en el suministro de agua.

Como lo hemos repetido en muchas ocasiones estos eventos se van a dar en el futuro, quizás con mayor intensidad. Tenemos que tomar medidas para enfrentar estos fenómenos. Tenemos que construir presas y embalses para control de inundaciones y retención de sedimentos en los ríos que alimentan los lagos Alhajuela y Gatún. Ya es impostergable la construcción de un vertedero adicional al lago Gatún para salvaguardar su integridad y la existencia del Canal de Panamá.

<>Artículo publicado el 30  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Agua y más agua

La opinión del Ingeniero Civil…

Rogelio Pinilla

Ya lo decíamos en junio pasado. Este año se perfilaba extremadamente húmedo. Como fue pronosticado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, se ha presentado el fenómeno de “La Niña” y con muchas lágrimas. De frontera a frontera nuestro país sufre los embates propios de la estación lluviosa.

El fenómeno no solo está haciendo estragos sobre nuestro territorio, sino que países hermanos como Colombia, Venezuela y Costa Rica han sufrido las peores inundaciones de las últimas décadas. Estos fenómenos se dan cíclicamente en nuestras regiones tropicales. No se deben al llamado “cambio climático”. Como ya lo hemos aseverado, siempre hemos tenido y tendremos años secos y años húmedos, y debemos estar preparados para enfrentar estos fenómenos naturales.

Como especialista y defensor de los recursos hidráulicos, considero que el agua es una bendición para nuestro país, pues es la materia prima que permite el cruce de los barcos por el Canal, industria que soporta gran parte de nuestra economía. Además, y como uso prioritario, el agua captada por la cuenca del Canal abastece a toda el área metropolitana y es fuente limpia y soberana de energía que requiere nuestro desarrollo. Debemos tener presente que así como las lluvias nos bendicen con el recurso agua, si no la controlamos su abundancia nos puede perjudicar, produciendo desastrosas inundaciones que ponen en peligro la vida y bienes de los ciudadanos.

De acuerdo a relatos de nuestros antepasados, Panamá desde mucho antes de la era republicana ha estado expuesta a los fenómenos de sequías e inundaciones. Me cuentan que entre los años 1878 y 1880, nuestras provincias centrales (en aquel entonces parte de la Gran Colombia) sufrieron tres años seguidos de sequía, y algunos ríos se secaron. Entre 1912 y 1913 ocurrieron grandes inundaciones en todo el país.   El efecto de estos fenómenos no fue significativo, pues nuestras poblaciones eran pequeñas y estaban ubicadas en áreas no vulnerables. A medida que fueron creciendo, sus pobladores fueron invadiendo las áreas propensas a inundaciones, por eso ha crecido el número de afectados cuando ocurren.

Estos fenómenos se seguirán repitiendo en el futuro. Tenemos que aprender a controlarlos y mitigarlos. Debemos construir presas y embalses para control de avenidas y, a la vez, como reservas de agua para los períodos de sequía.   Los sistemas de drenaje y desalojo de las aguas pluviales deben ser dimensionados y actualizados con suficiente capacidad para que capten y conduzcan la escorrentía superficial que aumenta, a medida que aumentan las áreas techadas y pavimentadas. Debemos respetar las planicies de inundación en las áreas costeras y evitar asentamientos humanos en dichas áreas. Las tomas de agua de poblaciones importantes deben ser colocadas en embalses para evitar daños a las mismas por sedimentación o a causa de las corrientes.

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<> Este artículo se publicó el  5  de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Cierre de calles

La opinión del Ingeniero Civil…

Rogelio Pinilla

Hace unos meses aplaudimos la decisión de las autoridades y del Presidente de la República de acabar, de una vez por todas, con la práctica detestable de cerrar calles por grupos que protestan por alguna causa justa o injusta, afectando a terceros y la libre convivencia en la ciudad.

Aparentemente se creó una ley que considera estos actos como delito y penaliza a quien la infrinja. Desafortunadamente, esto no se ha cumplido y hoy vemos cómo los diferentes grupos formados por cuatro gatos se lanzan a las calles, aprovechando las horas pico y causan los descomunales tranques y caos en la ciudad, que ya no soporta semejante comportamiento de estos ciudadanos.

¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar los desaciertos de personas inescrupulosas y llenas de desprecio hacia sus semejantes? No saben o no quieren entender el daño que hacen, no al gobierno de turno sino a sus propios congéneres: taxistas, buseros, trabajadores, amas de casa, estudiantes, niños, ancianos, enfermos, a la economía, al turismo.   Señores, si el Gobierno no atiende sus reclamos, protesten, pero en forma pacífica sin hacer daño a terceros y a su propio país.

Durante los días más terribles que vivimos los panameños con la dictadura militar, salíamos a protestar en las aceras y a punto de pañuelos blancos se logró acabar con el tirano. Recuerdo que los conductores y todo el pueblo apoyaban a los manifestantes. No es posible que un grupo de no más de 20 personas paralice la ciudad, que se mueve sobre ruedas. Con qué derecho y autoridad estos señores pueden afectar el libre tránsito de miles y miles de ciudadanos honestos, que luchamos cada día, pagamos nuestros impuestos y nuestras cuotas para mantener sus jubilaciones y en forma descarada festinan en las calles el mal que nos hacen.

Señores jubilados: apoyamos sus luchas por lograr el aumento en sus pensiones, pero protesten sin afectar a terceros ni el libre tránsito en nuestra ciudad. Lleven sillas, siéntense cómodamente en las aceras, lleven pancartas, griten lo que se les venga en gana durante todo el día si fuere necesario, pero respetando el derecho al libre tránsito de los demás.

Autoridades y señores que nos gobiernan: amárrense los pantalones y hagan cumplir la ley. Cada persona debe responder por sus actos.   Para una verdadera y libre convivencia social es necesario cumplir con las leyes y normas que rigen nuestro comportamiento de hombres y mujeres civilizados.

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<> Este artículo se publicó el 16  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/pinilla-rogelio/

Amor a la patria

La opinión del Ingeniero Civil…

Rogelio Pinilla

 

Se nos eriza la piel al evocar a Miró cuando canta: “la patria son aquellos senderos retorcidos que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió…” Y es que el sentimiento de patria, como el maternal, es sublime y melancólico, alimentado por bellos recuerdos de aquellos tiempos pasados en que recorríamos su hermosa campiña tamizada de verde foresta; donde el canto de las aves se mezclaba con el murmullo de los manantiales y el susurro de la brisa veraniega.

El amor por la patria es un sentimiento que traemos arraigado desde nuestra infancia. Un sentimiento de agradecimiento por haber nacido en una tierra libre y soberana, legado de nuestros próceres y antepasados. El amor patrio es el amor a la tierra que nos brinda sus recursos y en la cual germina nuestro pan de cada día. Es la tierra que trillaron nuestros padres y abuelos, que les permitió regarla y cultivarla para levantar familias de hombres y mujeres de bien.

Es la tierra que abrió sus entrañas para la paz y beneficio del mundo. Es la tierra donde hemos visto nacer y crecer a nuestros hijos y donde esperamos ver crecer a nuestros nietos. Es la tierra donde fincamos todas nuestras esperanzas en un futuro esplendoroso de paz y prosperidad.

El amor a la patria es el amor a nuestros semejantes, a nuestros mares infinitos, a nuestro cielo azul, a nuestros valles y montañas por donde discurren torrentes de agua cristalina que riegan nuestros campos cultivados y alimenta nuestra pacífica convivencia.

Amemos a la patria respetando sus símbolos, respetando las leyes, respetando a nuestros padres y maestros, a nuestros gobernantes, cumpliendo nuestros deberes y haciendo valer nuestros derechos. Que nuestras acciones sean para servir a la patria, no servirnos de sus bondades y recursos. Luchemos por hacerla cada día más grande y conducirla hacia la cumbre de las naciones civilizadas.

Inculquemos en nuestra juventud el amor por la patria. Padres y madres, maestros y profesores, gobernantes y miembros del clero y la sociedad civil, desde la intimidad de nuestros hogares, los salones de clases, las iglesias y desde todas las tribunas públicas debemos diseminar, predicar con el ejemplo y fomentar acciones para que los jóvenes aprendan a amar a la patria a través de sus símbolos.

Para que cuando vean nuestra bandera sientan que este emblema tricolor representa la tierra que los vio nacer, la cual guarda en sus entrañas la sangre y sudor de generaciones que han permitido que hoy vivamos en paz, disfrutando de un país libre, soberano, en pleno desarrollo y con un futuro lleno de esperanzas y oportunidades.

 

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<> Este artículo se publicó el 1  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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La ingeniería hidráulica en Panamá

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La opinión del Ingeniero…

Rogelio Pinilla

En nuestra adolescencia, ayudando a nuestro padre en las labores agrícolas, disfrutábamos los trabajos de riego de las pequeñas parcelas en los meses de la estación seca. En nuestra mente juvenil tratábamos de explicarnos las leyes físicas que hacían que el agua fuese impulsada desde el lecho del río y luego por gravedad llegara a las diferentes áreas a través de canales primarios y secundarios. De allí nació nuestra vocación y amor por el agua y los recursos hidráulicos. Ya en la universidad perfeccionamos nuestros conocimientos sobre las leyes físicas que rigen el comportamiento de los fluidos y la hidráulica se convirtió en una de nuestras materias favoritas. 

En Panamá, país tropical, tenemos abundancia de agua. Somos un istmo bañados de dos grandes masas de agua: el Océano Pacífico, al sur y el Mar Caribe por el norte. Nuestro sistema hidrográfico está compuesto por 52 cuencas principales surcadas por más de 300 afluentes que drenan hacia ambos mares. Más del 60% de la energía que se produce y consume en nuestro país proviene de fuentes hidráulicas. El recurso más importante y que genera más beneficios al país es el Canal de Panamá: un sistema hidráulico por excelencia.

Durante nuestros años en la antigua Facultad de Ingeniería de la Universidad de Panamá, siempre nos llamó la atención el pequeño laboratorio de hidráulica que allí teníamos pero que nunca funcionó. Luego de graduarnos, y siguiendo nuestra vocación hacia la hidráulica, fuimos a laborar el antiguo IRHE en los proyectos hidroeléctricos que desarrollaba el gobierno de turno. Los estudios hidráulicos necesarios para justificar la factibilidad técnica de los proyectos eran confiados a empresas consultoras extranjeras y los modelos físicos y matemáticos normalmente se realizaban en laboratorios especializados en el exterior. Siempre nos ha movido la inquietud de que si somos un” país de agua”, dueños de un canal que es “una escalera de aguas”, donde gran parte de la energía que consumimos proviene del agua; ¿porqué en Panamá no hemos desarrollado la ingeniería hidráulica?   Con una trayectoria de casi 100 años de tener por nuestro suelo operando la obra maravillosa del Canal de Panamá, aún no contamos con un laboratorio especializado de hidráulica para brindar servicios de consultoría no sólo a nivel nacional, sino proyectarnos a nivel internacional como un centro de estudio y desarrollo de proyectos hidráulicos en general. Opinamos que las facilidades de modelaje hidráulico que la ACP está sufragando en Lyon, Francia, para las nuevas esclusas, una vez se termine con las tareas de modelaje, deben ser trasladadas a las riveras del Canal e iniciar allí el montaje de un gran laboratorio hidráulico que preste servicios a Panamá y al mundo. En este laboratorio deberán tener participación las diferentes universidades de nuestro medio y los Centros de Investigación instalados en la Ciudad del Saber.

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<>Artículo publicado el 30  de octubre de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/pinilla-rogelio/

El agua es vital para la vida

La opinión de…

Rogelio Pinilla 

El agua, compuesto de hidrógeno y oxígeno, es el recurso natural más abundante en nuestro planeta. Está presente en los tres estados: sólido, líquido y gaseoso, en una cantidad constante de aproximadamente mil 400 millones de kilómetros cúbicos. Sin embargo, de esta astronómica cantidad sólo el 0.01%, equivalente a unos dos mil kilómetros cúbicos, está disponible en ríos y lagos de agua dulce para ser utilizada y satisfacer las necesidades básicas de los humanos.

El agua es vital para la vida de los seres que pueblan la tierra. Los reinos animal y vegetal dependen de este compuesto como fuente de vida. La teoría evolutiva de las especies nos enseña que la vida surgió en los mares y, luego de millones de años, las especies se adaptaron a las masas de tierra, las poblaron y evolucionaron hasta formar la especie humana, que hoy día es la especie superior dominante. El cuerpo humano está formado por agua en un 78% y para subsistir cada persona requiere de 15 a 20 litros diarios.

A medida que aumenta la población sobre la tierra, la disponibilidad de agua se limita, ya que, aunque es un recurso renovable, su cantidad es constante. La presión sobre este vital recurso aumenta a medida que crecen los grupos humanos. Es responsabilidad del Estado dotar a sus ciudadanos de agua para satisfacer sus necesidades básicas. En nuestro país esta responsabilidad recae en el Idaan, la Autoridad del Canal de Panamá y el Ministerio de Salud que administran los sistemas de suministro de agua.

En los últimos años y especialmente durante la estación lluviosa, hemos notado la desidia e incapacidad de las instituciones gubernamentales en mantener de forma segura y eficiente los sistemas de abastecimiento de agua que administran. No es posible que en un país tropical como el nuestro, con abundancia de agua, donde llueve ocho a nueve meses al año, con ríos y arroyos que se vierten permanentemente a ambos océanos, todavía en pleno siglo XXI haya comunidades rurales y urbanas sin acceso al agua potable.

No es posible que ciudades como David, Penonomé, Chitré, y sectores de la capital tengan que sufrir por falta de agua debido a que la crecida del río arrancó la toma de agua o la sepultó con sedimentos. ¿Qué criterio o especificaciones utilizan los “ingenieros” que diseñan estas estructuras? Una toma de agua para una ciudad debe ser diseñada con seguridad funcional y con una larga vida operativa.

Las tomas deben estar protegidas contra las crecidas. Se deben diseñar desarenadores, barreras de sedimentos, embalses, estructuras de desvío, etc., con suficiente capacidad y seguridad para períodos operativos relativamente largos. No debemos colocar las tomas directamente en los ríos, pues su cauce cambia constantemente. Las tomas importantes deben ser ubicadas en embalses o dársenas para evitar que se sedimenten u obstruyan con materiales extraños. Además, los costos de mantenimiento son menores y las aguas crudas entran con menos sedimentos.

<>Artículo publicado el 10 de septiembre de 2010 en el diario la Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

¿Un puente o un túnel para cruzar el Canal?

La opinión de…

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Rogelio Pinilla

En la actualidad el cruce de vehículos desde y hacia la costa abajo de Colón, a través del Canal, se hace por el puente levadizo que se construyó sobre la cámara inferior de las esclusas. Es un puente de una vía que funciona cuando no pasan buques.   Debido al aumento en el tráfico vehicular y de los tránsitos de barcos, para cruzar en auto hay que esperar a veces más de una hora.

Como parte de la propuesta de ampliación del Canal de Panamá, mediante el diseño y construcción de un tercer juego de esclusas, la ACP se comprometió a realizar los estudios para la construcción y habilitación de un cruce vehicular permanente en el lado atlántico, ya sea mediante un puente sobre la vía del Canal o un túnel bajo la vía. Actualmente se estudia la factibilidad del puente o del túnel; estimamos que la decisión, más que técnica será económica, porque con la nueva tecnología ambas alternativas son posibles.

Las condiciones geológicas en el área donde se ubicará el cruce son conocidas. El basamento está en la formación Gatún, caracterizado por rocas suaves, mayormente areniscas, impermeables y de baja resistencia a la compresión no confinada. Debido a que el área es relativamente plana, 5 a 10 metros sobre el nivel del mar, un puente requiere que los accesos sean prolongados para alcanzar una altura de cerca de 80 metros sobre el cauce del Canal y cumplir con la pendiente que exige este tipo de vías. Este puente debe ser, como mínimo, de cuatro vías tipo atirantado, como el Centenario. Debe ser diseñado para resistir cargas sísmicas similares o mayores a las que se consideran para las nuevas esclusas; cargas concentradas en las fundaciones de los enormes pilares y cargas de viento, ante la posibilidad del paso de un huracán por el Caribe.

Para el túnel se debe considerar pendientes no mayores que 5%, vías separadas (doble túnel con dos carriles), iluminación, ventilación, drenaje, sistemas de emergencia y desfogue de gases.

Aunque los estudios indicarán la mejor alternativa técnica y económica, estimamos que el túnel podría ser más económico y seguro. Excavar un túnel en la formación Gatún es fácil y rápido utilizando excavadoras mecánicas tipo roadheaders o escarificadoras que se usan para excavar túneles en rocas suaves como las que tenemos en el Atlántico.   Los túneles son menos afectados por los sismos y no son afectados por los vientos. Además, la tecnología de construcción es más sencilla que un puente a gran altura.

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Este artículo se publicó el 29 de julio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Ciudad inundada

La opinión de….

Rogelio Pinilla

Estamos a mediados de junio y nuestra temporada de lluvias recién empieza. La Zona de Convergencia Intertropical ya se ha posado sobre nuestro país y todo indica que este año será muy húmedo.  Quizás se presentará el fenómeno de La Niña, que es la contraposición del fenómeno de El Niño y, aparentemente, esta niña viene llorando.

Por los informes de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) que aparecen todos los meses en internet nos enteramos que el pronóstico del 3 de junio pasado indicaba “condiciones favorables, en nuestra región, para la transición hacia condiciones de La Niña durante junio–agosto de 2010”.  Por tanto debemos estar preparados para enfrentar inundaciones en nuestra ciudad. Durante los últimos días hemos sufrido los embates de las precipitaciones pluviales y pienso que las mismas se intensificarán en los meses venideros.

Muchas veces queremos culpar de las inundaciones a la irresponsabilidad de muchos ciudadanos de tirar todo tipo de desperdicios a las cunetas, quebradas y drenajes pluviales o a las malas prácticas de algunas constructoras y desarrolladores de rellenar zonas bajas y obstruir los drenajes naturales. Pienso que tienen algo de culpa al empeorar el problema, pero, a mi criterio, lo que sucede es que ya nuestro sistema de desalojo de las aguas pluviales es obsoleto para la cantidad de agua que escurre hacia los drenajes.

Siempre hemos tenido y tendremos lluvias torrenciales como país tropical que somos, pero lo que sucede es que, debido a que cada día aumentan las áreas pavimentadas y techadas, la escorrentía aumenta y los sistemas de drenaje no fueron diseñados para los caudales que se presentan ahora. Es necesario rediseñar y redimensionar los sistemas de conducción de las aguas superficiales y probablemente será necesario diseñar e instalar estaciones de bombeo como existen en muchas ciudades modernas.

Nuestro país es bendecido por la disponibilidad de gran cantidad de agua, recurso natural que permite el funcionamiento ininterrumpido del Canal de Panamá, nuestro recurso más preciado, la generación de energía hidroeléctrica limpia y cristalina y el disfrute de este preciado líquido para satisfacer nuestras necesidades básicas. Pero, como lo he repetido muchas veces, debemos aprender a controlarla, ya que sin control los torrentes de agua se vuelven impetuosos y destructores.

Es necesario concienciar a nuestra población para que no invada las áreas bajas vulnerables a inundaciones, alejen sus viviendas de los cauces naturales y eviten que los niños jueguen o se bañen en los ríos en épocas de lluvias intensas. Por favor, no juguemos con la naturaleza que nos brinda recursos para la vida, pero si no la respetamos cobrará su precio con vidas inocentes.

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Este artículo se publicó el 25 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Metro de Panamá, primera fase

La opinión de…..

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Rogelio Pinilla

Un seudo estudio maratónico seleccionó la ruta Los Andes-Terminal de Albrook, pasando por la Fernández de Córdoba-Justo Arosemena-Plaza 5 de Mayo como la primera línea del Metro de Panamá. No conocemos los detalles del estudio, pero aparentemente no contempló un análisis a fondo del movimiento de pasajeros: origen y destino en el conglomerado del área metropolitana.

No somos especialistas en ingeniería de transporte, pero sí ya en el año 2006 habíamos opinado sobre el futuro desarrollo de un sistema de transporte masivo para la ciudad de Panamá.    Decíamos en aquella ocasión que el crecimiento alargado este-oeste de la urbe nos dirigía a que el sistema subterráneo de transporte masivo (SSTM) fuese también este-oeste en su primera fase y que luego la siguiente fase cortara el sistema perpendicularmente norte-sur.

La columna vertebral subterránea sería alimentada por sistemas de buses en forma de espina de pescado provenientes de las diferentes barriadas que se han desarrollado y se desarrollarán hacia el este y el oeste.

No hay que ser especialista en transporte para darse cuenta de que la mayor parte de la masa de pasajeros se mueve en sentido este-oeste: de Pacora, Tocumen, San Miguelito y desde Capira, La Chorrera, Arraiján hacia el centro de la ciudad.

La Gran Terminal de Transporte es el centro neurálgico de origen, trasbordo y destino de la ciudad y donde convergen pasajeros de todo el interior de la República. Por tanto, una gran estación debe ser proyectada muy cerca de la terminal.

Si la ciudad tiende a crecer hacia el norte y las áreas revertidas, por qué comenzar con una línea por el sur. El sistema debe partir el territorio de la ciudad en dos en forma simétrica para hacer más eficiente el sistema alimentador mediante buses y vehículos superficiales. El sistema puede ser superficial en sus extremos para hacerlo menos costoso, pero en el centro de la ciudad debe ser totalmente subterráneo. El cruce del Canal debe ser subterráneo y complementarse con una vía vehicular subterránea que conecte con los corredores Norte y Sur y la cinta costera hacia el oeste.

No compartimos la decisión de iniciar con una primera fase norte-sur. Debemos atacar el problema del transporte en su parte más crítica y pienso que actualmente la población que vive hacia los extremos este y oeste es la que presenta mayores dificultades de movilización hacia los centros de trabajo, escuelas, hospitales, centros de diversión, centros comerciales, aeropuertos y demás actividades que mayormente se desarrollan en el centro de la urbe.

Si la decisión fue política o por problemas financieros creemos que a largo plazo construir la fase este-oeste se hará cada vez más onerosa. Sabemos que los sistemas de transporte masivos no son autofinanciables ni económicos y que los mismos deben ser subsidiados por el Estado para resolver un problema social a su población.

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Este artículo se publicó el  26  de abril de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

La ampliación, una obra extraordinaria

La opinión del Ingeniero ……….

Rogelio Pinilla

Hace más de 3 millones de años, el Istmo de Panamá emergió de las profundidades del océano para servir de puente entre el norte y el sur del continente americano. Recientemente hace cerca de un siglo, nuestra tierra, gracias al ingenio creativo del hombre, abrió sus entrañas para servir de paso al comercio mundial, siendo la obra de ingeniería más grandiosa construida en los albores del siglo XX. La creación de una vía acuática a través del Istmo de Panamá fue uno de los logros supremos de los humanos en todos los tiempos: la culminación de un sueño heroico de más de cuatrocientos años, que perdura por casi un siglo para beneficio de la humanidad y primordialmente para beneficio de sus legítimos dueños, todos los panameños.

Luego de casi un siglo de servicio al comercio marítimo mundial, la otrora gigantesca obra se ha quedado chica para hacerle frente al crecimiento de la carga marítima intercontinental y cabida a los enormes navíos que surcan los océanos. Desde hace diez años, nuestra pequeña pero valiente nación, soberana y dueña de su Canal y su propio destino, acometió la titánica tarea de la ampliación de la vía con el propósito de responder a la creciente demanda de carga y multiplicar los beneficios de su más preciado recurso para el bienestar de su pueblo. Durante los primeros siete años del presente siglo se realizaron alrededor de 120 estudios: de ingeniería, de mercado, socioeconómicos, ambientales, financieros, etc, necesarios para sustentar y fundamentar las decisiones que conducirían a acometer la realización de la magna obra. Pero como país democrático y soberano como precepto constitucional la decisión de ampliar nuestro Canal mediante la construcción de un tercer juego de esclusas debió ser tomada por el pueblo panameño mediante referendo, acto que se realizó el 22 de octubre de 2006. Por mandato sabio y soberano de la mayoría de los panameños la Autoridad del Canal de Panamá emprende los trabajos para el diseño y construcción de esta obra extraordinaria, quizás el mayor proyecto de ingeniería que se construye actualmente en Latinoamérica. El 3 de septiembre de 2007 una detonación en Cerro Paraíso dio inicio a los trabajos de excavación del canal de acceso a las nuevas esclusas en el Pacífico.

El proceso de preparación de los términos de referencia, especificaciones de desempeño, evaluación y selección del contratista para el diseño y construcción de las esclusas postpanamax del proyecto de ampliación que contó con la orgullosa participación de decenas de connotados ingenieros y especialistas nacionales y extranjeros, ha sido catalogado como uno de los procesos más diáfanos, rigurosos y transparentes realizados por panameños en los últimos tiempos.

En agosto del 2009 el consorcio ganador con la oferta de mejor valor, Grupo Unidos por el Canal, conformado por las empresa Sacyr Vallehermoso, S.A, de España; Impregilo SpA, de Italia; Jan De Nul n.v de Bélgica y Constructora Urbana,S.A., de Panamá, inició los trabajos. Desde septiembre de 2007 otras empresas habían iniciado la construcción y dragado de los canales de acceso a las nuevas esclusas y profundización y ensanche de las entradas al Canal.

De acuerdo con los diseños conceptuales, el proyecto de ampliación del Canal de Panamá requiere la excavación de aproximadamente 130 millones de metros cúbicos de suelo y rocas, 4 millones de metros cúbicos de concreto, 1.06 millones de toneladas de cemento, 260 mil toneladas de acero de refuerzo, 13.4 millones de metros cúbicos de material para relleno y agregados y 54 mil toneladas de acero estructural. La construcción de las esclusas tendrá una duración aproximada de 5 años. El costo total estimado del proyecto de ampliación es de 5,250 millones de dólares.

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Publicado el 3 de febrero de 2010 en el Diario Panamá América Digital,  a quienes damos, lo mismo que al  autor, todo el crédito que les corresponde.

Mis Héroes de Antaño

Remembranzas y la opinión del Ingeniero Civil…..

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Rogelio A. Pinilla

Hoy quiero referirme a mis “héroes de antaño”, mis héroes domésticos que, estoica y silenciosamente, forjaron las bases de nuestros caracteres y nos enseñaron: trabajo, humildad, honestidad, amor y respeto a nuestros semejantes, amor y agradecimiento a la madre tierra que nos vio nacer y crecer. Fueron nuestros abuelos y bisabuelos verdaderos héroes anónimos que levantaron familias y descendencia en épocas verdaderamente difíciles de nuestra historia. Nacieron y se levantaron con la República, con precaria educación y sencilla forma de vida.

Recuerdo a mi abuela materna, nacida en los albores del siglo XX, cuando la República de Panamá, nacía como nación libre e independiente. Conozco poco de su juventud; sin embargo, me cuentan mis tíos que era una mujer muy atractiva e inteligente, perteneciente a una familia chitreana de 9 hermanos. Muy joven se casó con mi abuelo, peón e hijo de crianza de una honorable familia chitreana. Iniciaron su vida juntos en Llano Bonito, que en aquel entonces, era conocido como los suburbios de la ciudad de Chitré.   Mi abuelo, comerciante por naturaleza, se dedicó al negocio de compra – venta y viajaba desde Chitré a los campos de Pesé, Los Pozos y Las Minas.  En aquellos tiempos no había carros ni carreteras, por lo que el sistema de transporte eran las carretas haladas por bueyes. Los viajes a los campos duraban todo un día, si no lo retrasaba la crecida de los ríos o la carreta se atascaba en los caminos pantanosos.   Me cuentan mis tíos que mi abuela dio a luz 13 hijos de los cuales 12 sobrevivieron. Criar y levantar 12 hijos en aquella época, en condiciones tan difíciles fue una tarea titánica digna de toda una heroína.

Recuerdo los veranos en la finca del Guayabal, a orillas del río La Villa. Durante los primeros años mi abuelo montó una lechería y una pequeña quesería artesanal en el pueblo del Guayabal, donde trabajaba mi madre y mis tías mayores.

El trabajo en la finca era agotador desde las tempranas horas del día. Diariamente, desde las 5 de la mañana, mi abuelo con los hijos mayores estaba listo para el ordeño de las vacas. La abuela, también con la ayuda de las hijas mayores, se levantaba a moler el maíz que había sido hervido la noche anterior. Hacía y asaba en la cazuela varias tortillas, para el desayuno; primero, para ofrecer a los señores que estaban ordeñando y luego para la docena de jóvenes y niños que, luego de tomar nuestra tempranera ración de espuma de leche recién ordeñada, llegábamos hambrientos a tomar café con leche, tortilla y queso blanco. ¡Qué delicioso! Los más grandecitos ayudábamos en la labor de ordeño “echando” los terneros. Cada vaca era bautizada con un nombre asignado por el abuelo: “la Fula”, “la Mancha”, “la Tortolita”, “la Tigra”, “la Alelí”, “la Chomba”, “la Diamante”, etc.  Paralelamente a las labores de ordeño, estaba la molienda y producción de miel de caña.

La abuela, asistida por las hijas mayores, continuaba con las labores de todos los días. Con escobas de “escobilla”, se barría toda la casa y el patio circundante. La casa estaba ubicada en lo alto, lejos de donde llegaban las crecidas del río, bajo un gran árbol de higo, rodeada de árboles de caimito, peruétano, jaboncillo, guachapalí y guásimo.

Luego de las labores mañaneras, la abuela, junto a las hijas mayores, se dirigía al río a lavar la ropa de la familia a mano y con “manduco”, no sin antes cargar en latas sobre la cabeza varios viajes de agua desde el río a la casa: aproximadamente unos 500 metros. Esta agua era utilizada para llenar las tinajas de beber, cocinar y fregar. Era increíble cómo se las arreglaban para equilibrar una lata llena con 5 galones de agua por semejante distancia.

Actualmente, sobreviven 5 de los 12 hermanos. Mi abuelo, Carlos Ruiz, ”papá”, como cariñosamente le llamábamos, murió muy joven, en 1958, a los 59 años de edad.  Mi abuela, Saturnina Cedeño, murió a los 87 años en 1992.  Mi abuela fue una persona muy saludable. Me cuenta mi tío que hasta la edad de 76 años jamás tuvo la necesidad de visitar un médico. Sus partos eran asistidos en casa por “parteras” de la comunidad.

Quiero resaltar el coraje y la valentía de aquellos, “Mis Héroes de Antaño”, que sobreponiéndose a todas las dificultades y sin mayores recursos y comodidades en la época que vivieron, supieron enrumbar y levantar la familia de hombres y mujeres de bien, a la cual orgullosos pertenecemos.

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Publicado el 16 de enero de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Planifiquemos una nueva ciudad

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La opinión del Ingeniero Civil ….

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ROGELIO  PINILLA
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La ciudad de Panamá, fundada por Pedro Arias Dávila en 1519, fue trasladada y reconstruida por Antonio Fernández de Córdoba en 1673 en las faldas del Cerro Ancón y “La Boca” del río Grande, luego de ser destruida por el pirata inglés Henry Morgan, en 1671, con la “ayudita” de las autoridades españolas que administraban la ciudad en aquel entonces. La ciudad, amurallada en sus inicios, fue creciendo espontáneamente hacia el arrabal en sentido norte y este.

No conocemos las razones que inclinaron a los españoles para seleccionar el lugar donde se asentaría Panamá la Vieja, pero aparentemente no era el mejor lugar para fundar la primera ciudad española en las costas del mar del Sur.

En 1821, luego de la separación de Panamá de España y su unión voluntaria a la Gran Colombia, la ciudad de Panamá pasa de capital de Castilla del Oro y el Ducado de Veraguas, a ser la capital del Estado del Istmo. En 1848, con la fiebre del oro descubierto en California, renace el auge comercial de la ciudad como punto obligado de los aventureros que se dirigían al norte utilizando primero, la ruta del río Chagres y el Camino de Cruces, y luego a partir de 1855, la primera vía férrea transoceánica que uniría la ciudad de Panamá en el Pacífico con la ciudad de Colón en el Atlántico.

Luego de la independencia del Istmo en 1903, la ciudad se convierte en la capital de la naciente República y se inician los trabajos del Canal.   Esta obra monumental da pie para que se sanee y expanda la ciudad en sentido alargado hacia el este y oeste. Hacia mediados y finales del siglo XX la ciudad experimenta un vertiginoso desarrollo y se convierte en una de las capitales más hermosas y progresistas de Latinoamérica.

Desafortunadamente, el crecimiento de la moderna ciudad ha sido desordenado por falta de planificación y debido a que está restringida por el mar hacia el sur y las reservas forestales por el norte. En los últimos 20 años ha experimentado un crecimiento vertical con altos edificios y núcleos de población concentrados en reducidas áreas con el consiguiente efecto en la calidad de vida de sus ciudadanos.

Pensamos que nuestra ciudad ya alcanzó un estado de saturación y es necesario planificar una nueva, a la altura de las mejores capitales del mundo. La solución no será fácil. Tenemos que tomar decisiones salomónicas y sacrificar sentimientos ecológicos.   Pensamos que debe crecer hacia el norte, a tierras más altas, llegando hasta el río Chagres y el lago Alajuela, con grandes avenidas norte sur paralelas al Canal y calles transversales este-oeste.

Se deben proyectar grandes parques para el esparcimiento de los habitantes, y para aprovechar, de manera sostenible, las reservas forestales.

Quizás para conmemorar los 200 años de República, las futuras generaciones vivirán en una megalópolis formada por la unión de las ciudades de Panamá y Colón, en las riberas del Canal, el lago Gatún y atravesadas por el río Chagres y el lago Alajuela.

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Publicado el  10 de diciembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.