Planifiquemos una nueva ciudad

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La opinión del Ingeniero Civil ….

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ROGELIO  PINILLA
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La ciudad de Panamá, fundada por Pedro Arias Dávila en 1519, fue trasladada y reconstruida por Antonio Fernández de Córdoba en 1673 en las faldas del Cerro Ancón y “La Boca” del río Grande, luego de ser destruida por el pirata inglés Henry Morgan, en 1671, con la “ayudita” de las autoridades españolas que administraban la ciudad en aquel entonces. La ciudad, amurallada en sus inicios, fue creciendo espontáneamente hacia el arrabal en sentido norte y este.

No conocemos las razones que inclinaron a los españoles para seleccionar el lugar donde se asentaría Panamá la Vieja, pero aparentemente no era el mejor lugar para fundar la primera ciudad española en las costas del mar del Sur.

En 1821, luego de la separación de Panamá de España y su unión voluntaria a la Gran Colombia, la ciudad de Panamá pasa de capital de Castilla del Oro y el Ducado de Veraguas, a ser la capital del Estado del Istmo. En 1848, con la fiebre del oro descubierto en California, renace el auge comercial de la ciudad como punto obligado de los aventureros que se dirigían al norte utilizando primero, la ruta del río Chagres y el Camino de Cruces, y luego a partir de 1855, la primera vía férrea transoceánica que uniría la ciudad de Panamá en el Pacífico con la ciudad de Colón en el Atlántico.

Luego de la independencia del Istmo en 1903, la ciudad se convierte en la capital de la naciente República y se inician los trabajos del Canal.   Esta obra monumental da pie para que se sanee y expanda la ciudad en sentido alargado hacia el este y oeste. Hacia mediados y finales del siglo XX la ciudad experimenta un vertiginoso desarrollo y se convierte en una de las capitales más hermosas y progresistas de Latinoamérica.

Desafortunadamente, el crecimiento de la moderna ciudad ha sido desordenado por falta de planificación y debido a que está restringida por el mar hacia el sur y las reservas forestales por el norte. En los últimos 20 años ha experimentado un crecimiento vertical con altos edificios y núcleos de población concentrados en reducidas áreas con el consiguiente efecto en la calidad de vida de sus ciudadanos.

Pensamos que nuestra ciudad ya alcanzó un estado de saturación y es necesario planificar una nueva, a la altura de las mejores capitales del mundo. La solución no será fácil. Tenemos que tomar decisiones salomónicas y sacrificar sentimientos ecológicos.   Pensamos que debe crecer hacia el norte, a tierras más altas, llegando hasta el río Chagres y el lago Alajuela, con grandes avenidas norte sur paralelas al Canal y calles transversales este-oeste.

Se deben proyectar grandes parques para el esparcimiento de los habitantes, y para aprovechar, de manera sostenible, las reservas forestales.

Quizás para conmemorar los 200 años de República, las futuras generaciones vivirán en una megalópolis formada por la unión de las ciudades de Panamá y Colón, en las riberas del Canal, el lago Gatún y atravesadas por el río Chagres y el lago Alajuela.

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Publicado el  10 de diciembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

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