Ante los cambios en educación

La opinión de……

 

Luzmila Ibarra de Lan
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Ante los cambios en educación

Ante la transformación curricular sí hay consenso. Todos estamos de acuerdo en que la situación actual no es la deseada. El brete se presenta al momento de calificar la reforma como buena o como mala, ya que infiere juicio de valor. De allí que los cambios vienen empaquetados en conflictos y aprehensiones artificiales que suelen ser tropiezos en la carrera por el cambio, ¿innovación, transformación?

Paradójicamente, la entidad que le corresponde administrar el cambio educativo tiene más impedimentos para lograrlo que la propia sociedad, en esta última se ha dado una transformación sin controles, evidentes en cambios tecnológicos y en el comportamiento social, hacia cualidades como: la calidad, la eficiencia, las buenas prácticas; y otras no deseadas como la delincuencia y el desapego a la escrupulosidad.

En esta relación que debería ser simbiótica, la sociedad nos lleva ventaja; preparando individuos en todo tipo de “experticias”, certificadas o no, ideales o no.

Como sistema educativo nos toca revisar cómo y qué sucede en la sociedad para implementar lo mejor de esta estrategia y ayudarnos a alcanzar lo cambios formales sin sacrificar las capacidades intelectuales ni el desarrollo integral que se logra con la educación. Las organizaciones educativas podrían transformarse en instituciones que primero aprenden y que luego enseñan.

El alcance y continuidad de la reforma debe incidir más allá del aula (planes y programas) en el ámbito institucional; esto implica, sin titubear, provisión de recursos y objetivos concretos desglosados de la política estatal y de la estrategia ministerial.

Debe ser un conjunto de acciones significativas que nos guíen a poner en marcha una ineludible solución. Dichas acciones que pueden ser radicales o graduales deben materializarse en forma planificada; de otra forma, estaremos girando sobre lo mismo y lo único que avanzará es el tiempo sin aprovechamiento (más de lo mismo).

Reformas impuestas, atacadas por su forma más que por su contenido, son las que más resistencia levantan; requiere que el énfasis en su diseño esté en manos de expertos con discernimiento sobre técnicas para trocar las necesidades sociales a un plan de estudio (carrera) y en generación de conocimiento educativo (métodos, técnicas y recursos) que pueda implementarse en los centros educativos (alumnos y docentes), valiéndose de mecanismos de participación y consulta fundamentadas científicamente.

Aun así, el proceso de validación de la puesta en marcha de una reforma en el transcurrir de una sociedad cambiante, solo permite corregir o mejorar lo que resulte contrario a lo garantizado, pero no permite, en el primer intento, declarar certeza del éxito de una reforma; ayuda mucho la disciplina y seguimiento.

Fundamento estas letras en que el triunfo de cualquier reforma está basada en la estrategia que responde al cómo hacerlo (dirección, sentido y coherencia); esto infiere, por supuesto, el compromiso genuino que bloquee intereses creados, dé libertad a la educación y motive la participación activa de todos con apoyo a la gestión, su divulgación y disposición para la concreción de beneficios.

Agotados los estudios que son base científica para la toma de decisiones sobre el tema de la reforma, se necesita respuesta sobre ¿en qué nivel del proceso de planificación nos debemos ubicar hoy? Y ¿cuándo conoceremos el plan completo?

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Publicado el 31 de octubre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Medios para alcanzar objetivos

Medios para alcanzar objetivos
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Luzmila Ibarra de Lan
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Una característica fundamental de la práctica docente exitosa, es la habilidad de reconocer la definición, secuencia y alcance de los momentos y recursos que componen y colaboran con el proceso de enseñanza–aprendizaje, hasta el logro de los objetivos, ya sea de carácter intrínsecos o extrínsecos. Podría resultar desastroso el sólo enfocarnos en los medios sin el control de los objetivos.

Un ejemplo simple resulta cuando un niño de tan solo 10 años ha tenido todo tipo de aparatos electrónicos, supuestamente para escuchar música y sin embargo cuando se le pregunta qué significa la música para él o que cante una, tan sólo una, de las cientos de canciones que tiene grabadas, se zafa de su intención de alardear de su aparato de último modelo contestando “yo no sé, a mí me lo regalaron”.

Un modelo igual lo tenemos cuando en una empresa que vende comida rápida, al final del día deposita la comida sobrante en la basura en lugar de regalársela a sus pobres y necesitados empleados. ¿Por qué cometen esa injusticia? Sencillamente porque tienen bien claros sus objetivos, vender alimentos. Si regalan la comida a los empleados, los objetivos de éstos estarían concentrados en que la comida que no venden la llevarán a su casa al final del día. A la larga el negocio quiebra y todos pierden.

Un ejemplo más complejo lo tenemos cuando observamos que los objetivos propuestos en las campañas políticas nunca se materializan. Es contraproducente no estar consciente del daño que causa confundir los medios con los objetivos.

La formación en familia, la educación en la escuela y el actuar del Estado deben ser modelos ejemplares que contribuyan en positivo a la educación.

Tenemos entonces que un Estado que diluye el gran esfuerzo que realiza quedándose sólo en los medios sin lograr los objetivos, y estos medios resultan ser el recurso dinero que debería servir para lograr, por lo menos los objetivos de campaña, como proveer de mejor educación, transporte, salud, seguridad y otros que nos afectan a todos los panameños, y agrego, sin distinción de nivel socioeconómico o intelectual, nos envía un mensaje subliminal de que el dinero es el objetivo, confundiendo y transformando a la sociedad en general y a la juventud en particular en entes capaces de cualquier cosa por lograr ese objetivo (entiéndase delinquir, corrupción, impunidad y otros), en lugar de esforzarse por el desarrollo de su ser, un ser integral que contribuya a alcanzar la calidad y cantidad de profesionales calificados a nivel de desempeño, que tanto hace falta en la práctica de vida profesional y que nos beneficiaría a todos.

Considero que el principal objetivo de un Estado debe encauzarse hacia formar ciudadanos de valor y sensibilidad social, con capacidad de crear el ambiente adecuado y tomar las decisiones acertadas que creen las condiciones necesarias para vivir en paz y armonía; los incentivos llegan por añadidura.

“No es absoluta la tesis de la riqueza ligada al bienestar ni la de la pobreza como madre de la delincuencia”, menos cuando criticamos la riqueza a la vez que la vendemos como fórmula para combatir la pobreza y por ende la delincuencia. Al repetir tantas veces esta idea, la estamos promoviendo hasta el peligroso punto de que todos creemos que es cierto. El artículo más promovido debe ser la educación.

Deseo una administración estatal que sepa y permita combinar las letras y los sonidos para que podamos no sólo escuchar la melodía, sino también cantar los temas que sean agradables a los oídos de todos los panameños. Esto también constituye la responsabilidad de educar.
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Publicado el 16 de junio de 2009 en el diario La Prensa