Crueldad contra los animales

 

La opinión de…..

GINA TATIANA ZAMORANO A.


Crueldad contra los animales

Hace pocos días pasaba por la vía Ricardo J. Alfaro, mejor conocida como la Tumba Muerto, cuando me percaté de la presencia de varios animales en cautiverio que estaban bajo un incandescente sol.

Vi dos elefantes en un pequeño espacio encerrado que ni siquiera era suficiente para que un perro pudiese recrearse; también había camellos, animales que no son de esta parte del mundo, en un espacio muy reducido; una hermosa cebra pequeña, varios ponis y caballos entre otros.

Son especies que pertenecen a hábitats variados, como desiertos, sabanas, zonas de bosques tropicales, valles de ríos y zonas montañosas de gran altura.

¿Cómo es posible -me pregunté- que aún en nuestro Panamá, se permita este tipo de actividades que violan los derechos de los animales?

¡Qué coraje me dio! El hecho de que se trate de esa manera a los animales, constituye una crueldad aberrante, porque son grupos circenses que obligan a estas pobres especies prisioneras a vivir de manera precaria e inadecuada, con la agravante de que son transportados de un país a otro en camiones no aptos para ellos.

Los animales de circo no solo están sujetos a la peor forma de vida, sino que viven en un stress constante por el escándalo y las luces de las   ciudades.

Además, la manera de entrenarlos es mediante castigo físico, pues son brutalmente maltratados para obligarlos a hacer supuestos “trucos” en el escenario. Imagínense los castigos que debe soportar un tigre, un elefante, un oso o un camello para poder entender a un tipo que los amenaza con un látigo en la mano.  Lo único que estos animales desarrollan es el miedo en medio de su cautiverio.

Me refiero específicamente al circo que se encuentra ubicado entre las universidades Latina y la USMA, y es que paso por este lugar varias veces al día y siento una impotencia absoluta cuando veo a los animales expuestos a la lluvia y al sol; además de que no existe ningún tipo de seguridad para ellos ni para las personas que transitan esta vía.

Debemos educar a nuestros niños y, para ello, tenemos que dar el ejemplo. Este tipo de eventos no deben permitirse en Panamá ni en ninguna parte del mundo. La manera como podemos decirle no al maltrato cruel a los animales, es dejando de acudir a este tipo de espectáculos, porque si lo hacemos,  entonces nos convertimos en cómplices de una actividad desnaturalizada.

Desistamos de apoyar a que sigan existiendo este tipo de circos, y a que continúen cazando animales para entretener a un público indolente.

Ya es hora de que en Panamá, que va en camino a ser un país desarrollado, existan leyes que castiguen el maltrato a los animales y que no permitan estos espectáculos en nuestro territorio.

¡Abajo los circos que carecen de talento humano y que se apoyan en inocentes animales! Ya la época de la esclavitud pasó a la historia y es hora de respetar el mundo y su naturaleza. Se trata de una actividad que debería ser un “no-no” en el mundo entero.

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Publicado el 7 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.