Un tesoro descuidado

La opinión de…..

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Ivonne Rodríguez

¡Juventud divino tesoro!, esa es la frase preferida de los politiqueros cuando se aproximan las elecciones, pero una vez que ganan se unen a las estadísticas que hablan de lo mal y perdida que está la juventud. Tenemos como ejemplo al ex presidente que ganó gracias a nosotros los “perdidos” y ahora nos abandona.

¿Qué pasa con nosotros los jóvenes?   Esa es la gran pregunta que se hacen todos, ya que cuando enciendes el televisor y ves los anuncios de las noticias lo primero que escuchas es a los medios hablando de jóvenes involucrados en robos, asesinatos, problemas de pandillas, sexo irresponsable, alcohol y violencia.

Todo es una propaganda sobre lo mal que estamos los jóvenes, pero nadie habla de los jóvenes deportistas, talentosos y buenos que hay.  Eso tiene una razón de ser y es que no garantiza que el raiting aumente porque el color rojo y la sangre es lo que ahora vende, al menos, según los medios de comunicación.

La verdadera pregunta debería ser: ¿de quiénes aprendemos los jóvenes? La respuesta es tan clara y los señala; por eso, muchos adultos esquivan la pregunta.

Esto es un problema social que ha venido empeorándose de generación en generación; si estamos mal es porque los adultos nos enseñaron mal.

A mí me pueden enseñar que robar es malo; sin embargo, muchos diputados, ministros y otros gobernantes roban y se involucran en actos de corrupción y nadie dice nada.  La justicia no hace nada, los delitos quedan impunes; es entonces cuando me pregunto: ¿para quién es malo robar? Hay que ser coherentes y predicar con el ejemplo.

Algunos asocian el éxito con el poder y por eso en la sociedad moderna todo el mundo quiere ser poderoso, pero ¿cómo llegan algunos a tener tanto poder?   Bueno, la respuesta es conocida: algunos roban, explotan, pisotean, violan derechos humanos y cometen los actos más inhumanos y atroces con tal de llegar a la cima, pero lo cómico es que son ellos los que nos apuntan y nos ponen una etiqueta de rebeldes sin causa.

Hemos llegado a un punto en el que se enseñan los antivalores y no los valores,  y creo que la juventud es simplemente un reflejo de este modelo social que ha fracasado.

Los medios de comunicación con sus novelas y películas poco educativas, anuncios de sitios pornográficos y con todos sus males han influido mucho en nuestra sociedad, ya que de tanto ver violencia lo malo nos comienza a parecer bueno o, peor, normal.

No puede ser que haya más campañas contra la piratería de películas que contra el hambre, la violencia y la mala distribución de las riquezas, que son los problemas que realmente nos afectan a todos.   No sé cómo esperan que tengamos una sociedad sin jóvenes, adultos y niños violentos, si vivimos en una sociedad sin equidad. Es entonces cuando me pregunto: ¿quién está mal realmente?

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Publicado el 4 de marzo de 2010 en el Diario La Prensa a quienes damos, lo mismo que a la autora,  todo el crédito que le corresponde.