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La opinión de la Periodista….
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DORIS HUBBARD-CASTILLO –
dehubbard.castillo@gmail.com
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Es solo un cambio de calendario’ recuerdo escuchar decir a Ramoncito Pereira —Radio Mía, 1990-1991— al referirse al nuevo año por llegar, lo cual es cierto definitivamente; pero es, además, un periodo en que tenemos la oportunidad de revisar la lista de propósitos que nos hicimos en el periodo similar anterior y ver con qué hemos cumplido a cabalidad, qué se nos quedó a medias y qué ni siquiera miramos, amén de los propósitos que anotamos a medio camino —tomando en cuenta que hacemos una planificación a cumplir en 12 meses—.
Al abrir la nueva agenda debemos recoger, sin frustración, lo que se nos ha quedado pendiente y reevaluarlo, para ver si lo volvemos a anotar o lo dejamos de lado definitivamente. Pero las nuevas metas, los nuevos retos, no pueden faltar en nuestros propósitos; así como tampoco deben faltar el optimismo, el compromiso, la responsabilidad, las buenas intenciones… y el convencimiento de que podemos, debemos, tenemos, que salvar todos los obstáculos para salir adelante como personas y así contribuir al desarrollo pleno del país.
En el año que recién terminó ayer nos vimos envueltos en una suerte de realidades que, aunque no todos somos responsables, sí todos somos afectados directa o indirectamente. Por ejemplo, los escándalos de las últimas dos semanas, suficientes para los guiones de varias malas telenovelas, sobre lo cual cada vez que veo los dimes y diretes pienso ‘este país no se merece esto’…, ‘esto’, igual que otras desafortunadas malas historietas, pasan como mala herencia al nuevo año. No por ser al final del año, sino porque son asuntos tan… ¿escabrosos?, ¿vergonzosos?, ¿lamentables?.. que no paran allí, siguen, se extienden y amenazan con seguir quitándonos tiempo y atención que debemos dedicar a los asuntos verdaderamente importantes.
Pero esto no es nuevo, nos ha pasado año tras año, durante décadas y décadas. Solemos dejar los temas importantes de lado, por atender idioteces inventadas o traídas de los cabellos muchas veces para distraer la atención de… la pobreza con apellido o sin él (pobreza y pobreza extrema); la delincuencia; la inseguridad ciudadana; nuestros indígenas, que suban o bajen las estadísticas de pobreza, representan siempre el mayor índice nacional de ella; la deserción escolar; el pésimo estado del sistema de educación, de salud; el déficit habitacional (en el periodo anterior se hablaba de 20000 viviendas, ahora hay que sumar los damnificados por las inundaciones y más); el subempleo; un crecimiento económico que no permea, que se queda en las alturas, pero para ‘los de abajo’, solo caridad… soluciones que malacostumbran a la gente a que todo lo tiene que recibir sin esfuerzo… politiquería pura… el paternalismo criticado… votos ¿para la reelección?.. y aparece el escepticismo, y me vuelvo a preguntar —retóricamente, aclaro—, ¿es por ahí que vienen los escándalos que nos ‘pillan’ la atención cada cierto tiempo, son solo cortinas de humo, petardos distractores de los asuntos a los que no quieren que les prestemos atención?
Entonces, me vuelvo a decir ‘este país no se merece esto’, porque ‘esto’ no nos deja avanzar como pueblo, como NACIÓN. Con ‘esto’ todos nuestros esfuerzos avanzan, pero con importantes ‘tiradas’ hacia atrás.
Pero… ¿qué haremos? Seguir trabajando, pero haciéndole ver a quienes ostentan los poderes (económico y político) que este pueblo no es tonto, no todo… y, pese a lo malo, mantener el deseo de seguir hacia adelante, sin detenernos demasiado tiempo a ver el circo, porque hay que trabajar para que siga existiendo el pan para todos, por la justicia social, por el bien común.
Que sea el 2011 un año de retos enfrentados con éxito y metas realizadas. Dios y la Virgen María nos guarden.
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<> Este artículo se publicó el 1 de enero de 2011 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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