Carta a los jubilados

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La opinión del Ingeniero,  Financista, contribuyente y usuario del programa de salud. …

Julio Marquínez M. 

Estimados señores jubilados:

En respuesta a su estatus de “pie de guerra”, los jóvenes del país queremos someter a su consideración los siguientes puntos.

Las cuotas que nosotros los contribuyentes actuales aportamos a las inversiones de la CSS deben alcanzar para tres programas: (1) atender a la madres en el programa de maternidad, (2) atender nuestra salud y la de nuestros dependientes y, sobre todo (3) invertir en instrumentos financieros rentables para que podamos recibir una jubilación justa en el futuro.

Recibir cada año un mayor ingreso, que nos permita mayores aportes y mejores jubilaciones cuando seamos los “Viejitos”, depende del esfuerzo que cada uno ponga en su trabajo, a las ganas de aprender habilidades nuevas para poder cambiar hacia responsabilidades más serias y mejor remuneradas.

No es justo para nosotros que la CSS deje de utilizar parte de nuestros recursos de inversión a largo plazo para pagar incrementos a quienes reciben una jubilación pequeña hoy día; ese dinero es para nuestro futuro, no para el presente.

Tampoco podemos dejar que el Gobierno utilice nuestros impuestos para hacerlo, menos después de que los subsidios nos cuestan más de US$800 millones anuales; esto representa más que el déficit fiscal y más que el aumento anual de la deuda pública. Nuestros impuestos deben cubrir inversiones para el futuro de nuestros hijos y nietos.

La CSS tiene más gastos de los que puede mantener en el tiempo. Para que la CSS pueda aumentar las jubilaciones actuales sin afectar la sostenibilidad de sus otros programas se debe aumentar las cuotas de los afiliados, reducir los gastos administrativos y cambiar las directrices de inversiones financieras; esto requiere reformar el reglamento de la caja. Sigue sin ser justo que los afiliados actuales tengamos que mantener con nuestro aporte una jubilación mayor hoy para quienes no lograron superarse profesionalmente y tener mejores salarios en el pasado.

Ahora somos todos en el planeta víctimas de las crisis financieras internacionales y el impacto de las mismas en el costo de la vida. Los jóvenes podemos adaptarnos a los cambios de la economía internacional y lo cierto es que los ustedes ya no tienen esa oportunidad.

Ustedes nuestros “Viejitos” podrían utilizar la energía y el entusiasmo que tienen para organizarse como una cooperativa. Esta puede utilizar parte de sus jubilaciones actuales para inversiones financieras, como préstamos de corto y mediano plazo para los jubilados que lo requieran. Así transfieren fondos de los que más reciben hacia quienes tienen las jubilaciones más bajas y, además, evitan depender de las financieras que cada día se aprovechan más de sus necesidades, cobrando intereses exageradamente altos.

 

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<>Artículo publicado el 11  de enero de 2011    en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Mensaje a los transportistas

Mensaje a los transportistas

Julio Marquínez M.

Muchos años han pasado desde que el sistema de transporte en el país comenzó a operar a través de la figura del “cupo”, para reconocerle a los dueños que cada uno de sus vehículos es una empresa y es responsabilidad de los transportistas hacerse cargo de su empresa, con todas las responsabilidades que esto conlleva.

Hace unos días escuché al Sr. Broce en un programa de televisión decir “ellos no quieren más diablos rojos”, refiriéndose al Gobierno; debemos aclararle a este gremio que es el pueblo quien no los quiere. Son los usuarios quienes no soportan más sus malos tratos y servicio, somos todos los no usuarios quienes no los soportamos más conduciendo por los carriles izquierdos de las calles, pasándose luces rojas, obstaculizando el tráfico, etc.

Ahora escucho a los transportistas exigiendo la destitución de la directora de la ATTT y avisando un paro para “exigir” una indemnización. Los transportistas no están en posición de “exigir” absolutamente nada, y mucho menos de imponerse ante la población que somos mayoría, pues en este país hay democracia, no dictadura.

Los dueños de cupos han tenido muchos años para aprender a administrar sus empresas. Si durante todo ese tiempo no han aprendido a separar los ingresos y egresos de cada vehículo de los ingresos y egresos de sus bolsillos personales, si no pueden reconocer si cada bus es o no rentable, si no han aprendido a tener utilidades, y que el equipo opere adecuadamente, se paguen todas las obligaciones, se capaciten de manera constante en atención al cliente, combate de incendios, primeros auxilios, si tienen más multas y gastos por accidentes que el resto de nosotros, el pueblo panameño no tiene la culpa. La falta de capacidad de administración de los transportistas es problema suyo, no de los usuarios, los conductores o el Gobierno.

Al igual que cualquier otra empresa que quiebra, cuyos dueños aceptan su pérdida y se mueven hacia otro negocio, los transportistas, que son grupo de empresas en quiebra, deben aceptar su pérdida y moverse hacia otro negocio, uno para el que sí sirvan. Deben aprovechar los meses que les quedan hasta que comiencen a llegar los buses nuevos para conducir bien y evitar multas y accidentes, ponerse un salario fijo y tratar de reducir su pérdida, aprender de su error y olvidarse de que el Gobierno tiene que ser quien los saque del hueco, deben salir solos como cualquier otro empresario.

Si alguno siente que su vocación es el transporte público, y luego de aprovechar estos meses descubre que sí es bueno en lo que hace, debe inscribirse en las capacitaciones que vendrán cuando entre el nuevo sistema, al igual que muchos otros panameños que también querrán trabajar. Si la persona es buena seguro tendrá un trabajo digno y remunerado, si no es buena no pasará el curso.

Mientras tanto, deben dejar que el resto del país viva tranquilo.

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Publicado el 8 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.