La derrota del público

Retrocede la libertad de expresión

LA DERROTA DEL PUBLICO

Gilberto Arias

Vice Presidente de El Panamá América

Hace algo más de ocho años este diario emprendió una asignación periodística como cualquier otra. Al percatarse de una posible irregularidad en el uso de recursos públicos, despachó a dos periodistas y un fotógrafo a documentar la supuesta anomalía y a preguntarle directamente a los involucrados su versión al respecto.Los involucrados eran altos funcionarios del gobierno de turno.

Durante los últimos tres años se hicieron reportajes muy similares en relación con los recursos que como sociedad invertimos en el Ministerio de Educación, a raíz de lo cual se ventilaron reportajes importantísimos sobre la desviación de los recursos del FECE y la reparación de escuelas con aislante de fibra de vidrio.

Dada la naturaleza de los reportajes en el 2001, se le brindó a los funcionarios involucrados páginas reservadas y hasta portadas del diario por varios días para que expresaran su versión de los hechos. Para total imparcialidad, el reportaje incluía fotos aéreas que demostraban muy claramente el asunto. En todo momento, a partir de su primera entrega, se buscó comunicar toda la información que estuviera al alcance del medio en relación con el tema, en el entendimiento que cualquier medida a tomar sería siempre una decisión de la comunidad y de sus instituciones.Ocho años más tarde, el diario y los periodistas son todavía perseguidos por haber cumplido con su trabajo de traer estos hechos a la luz pública.

Hace algo menos de ocho semanas el periodista Jean Marcel Chéry, uno de los redactores de la nota de hace ocho años, recibió una condena de dos años de prisión -no conmutables a días-multa- por haber reportado algo normal en los anales periodísticos, tal como se ha venido haciendo por el diario en los últimos años en relación con el manejo del Ministerio de Educación.

Comentamos en el momento que esa sentencia dejaba en jaque muchos avances que habíamos logrado como sociedad en términos de defensa de la libertad de expresión y acceso a información. Este comentario tuvo eco a lo largo y ancho del continente, pues el caso del reportaje del 2001 del Panamá América ha sido estudiado ampliamente como un caso que ejemplifica los problemas de nuestras sociedades en relación con el escrutinio que hacen los medios de comunicación a los encargados de la gestión pública.

Como sociedad panameña hemos concretado leyes de transparencia, hemos reclasificado crímenes contra el honor de ciertos funcionarios públicos, hemos construido nodos de transparencia y cada día logramos mayor responsabilidad sobre el uso de los recursos públicos -hemos avanzado en muchos temas sobre libertad de expresión y acceso a información- todo en el camino hacia una gestión democrática más clara. Sin embargo, decisiones judiciales como ésta sugieren que estos avances son meramente de papel, de forma y no de fondo.

Hoy amanecemos nuevamente sorprendidos por la desconsolada trayectoria de nuestras cortes, pues la condena del diario en este caso va claramente en contra del espíritu de las normas que la sociedad ha concretado en estos años, y de las normas internacionales de derechos humanos que los países del continente mantienen como referencia para sus leyes internas.

Con cada una de estas decisiones, Panamá se acerca más a los parias de la región en términos de coartar la libertad de expresión, requisito que cada día es más importante ahora que nuestro desarrollo se aprovecha de un componente internacional.La condena en este caso no es contra un medio, un periodista, un fotógrafo; la condena aquí es realmente contra un público que tuvo la impertinencia de preguntar «por qué» a sus figuras públicas. El tema puede ser la construcción de una carretera rural, la reparación de techos de escuelas o los términos de contratación de una autopista.

El que pierde con esta condena no es el diario, es la sociedad que tendrá la amenaza de la impunidad, de la mordaza, de la venda a los ojos al ciudadano de a pie. Con derrotas así, no se construye una sociedad libre.

Artículo publicado el 20 de mayo de 2009 en el Panamá América a quien damos todo el crédito que le corresponde.