Acerca de las Becas de Desarrollo Profesional de la OEA

La opinión de…

Andrés Pizarro Sotomayor 

En una primera etapa, en la década de los 70s, la CIDH comenzó otorgando becas para que estudiantes o profesionales jóvenes tuvieran la oportunidad de hacer una maestría en un área relacionada con los Derechos Humanos.

De ahí el nombre de “beca”, el primer becario fue un argentino, que hoy es partner en una firma de abogados aquí en los Estados Unidos.

Posteriormente, a principios de los 90s, la orientación del programa cambió y se decidió que en lugar de patrocinar los estudios de los becarios era mejor darles al oportunidad de trabajar en la propia CIDH pagándoles un salario que les permitiera cubrir sus costos de vida en esta ciudad.

Y ha sido bajo esta modalidad que se ha mantenido el programa de desarrollo profesional de la CIDH, se mantuvo el título de “becario” porque así fue en sus inicios, pero tal denominación no corresponde ya con la naturaleza del cargo.

Tampoco podría decirse que los becarios son propiamente pasantes, o “pasantes pagados”, esa descripción también sería inexacta. Sin demeritar la labor que llevan a cabo los pasantes, y que es verdaderamente esencial para el trabajo de la CIDH, la verdad es que es una figura distinta a la del becario, difiere principalmente en las calificaciones que se piden y en la naturaleza de las obligaciones que se le exigen.

Además, en la duración de su término y en el hecho de que con los becarios tienen una relación contractual con la OEA.

Las “becas”, o mejor dicho, el programa de desarrollo profesional de la CIDH es en gran medida independiente de los programas de becas regulares de la OEA.

Los aspirantes envían sus aplicaciones directamente a las oficinas de la Secretaría Ejecutiva de la CIDH sin pasar por todo el proceso de los Organismos Nacionales de Enlaces (ONE), y por lo tanto sin la necesidad de trámites o aprobaciones que deban cumplirse ante autoridades nacionales.

Asimismo, los ganadores son elegidos por la propia CIDH como órgano autónomo e independiente de la CIDH.

Becarios panameños a la fecha ha habido pocos, Luis Carlos Rodríguez (1990-1991); Javier Vásquez (1997-1998); Ana Lorena Carballeda (2003-2004); y Andrés Pizarro (2007-2008). Como datos relevantes podemos mencionar que L.C. Rodríguez fue uno de los dos becarios elegidos en la primera generación de esta segunda etapa (la etapa actual en la que los becarios son destinados a trabajar en la CIDH).

Además, de los cuatro, dos de ellos J. Vásquez y A. Pizarro pasaron posteriormente a incorporarse al staff de un organismo internacional.

El primero es actualmente Director de Derechos Humanos de la OPS; y el segundo, es abogado de la CIDH.

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Este artículo se publicó el  26  de julio de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.