La opinión de…
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Javier Barrios D. –
En ocasiones anteriores me he referido, por motivos y situaciones distintas, al delicado tema de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en la frontera, lo cual también han hecho otros articulistas y analistas. Aparte de servirnos como medio de desahogo, lo hacemos con la esperanza que coadyuve a crear conciencia en algunos amables lectores y políticos, porque somos conscientes de que el efecto en el Sr. Presidente y el ministro de Seguridad es nulo, pues estos tienen el disco o el “cidi” rayado, el disco duro ya no les da para mucho y lo más probable es que todo esto forme parte de un plan bien orquestado.
Para nadie es un secreto que desde los tiempos de Omar Torrijos, después con los gobiernos PRD, incluso con doña Mireya, este tema, que además es una pelea ajena, se ha manejado con pinza fina, gracias a lo cual el problema no ha pasado a mayores, pero las más altas autoridades del actual gobierno están empeñadas y desesperadas por mostrarle a Colombia, a Estados Unidos y al mundo que ellos no son como Chávez y Correa… que son muy derechos, digo de derecha (¡y a mucho orgullo!), ¿o será que le están haciendo el mandado al tío Sam?, aunque, hasta donde entiendo, el tío no se fía mucho de Mr. 99 y no está muy contento con algunas ñamerías que acontecen por acá, pero en fin, si no se los ha solicitado, feliz está de que le estén haciendo el mandado gratis.
Una caricatura o tira cómica motivada por las declaraciones dadas a la prensa por nuestro flamante ministro de Seguridad en reciente reunión celebrada con su homólogo y autoridades afines en Colombia, podría titularse, “Rambolino en la frontera”, en la que aparecería este personaje, de lengua bien larga, con una armadura de los antiguos soldados romanos, armado hasta los dientes, montado en un tanque de guerra en la selva darienita, frontera con Colombia, en plena destrucción de campamentos de las FARC.
Un pasaje de la tira cómica sería “Rambolino” en la situación descrita, cual don Quijote, pero no enganchado en los molinos de viento, sino atascado en los pantanos y selvas darienitas, con los guerrilleros pisándole los talones, y las asentaderas llenas, no de perdigones como los que él usó contra los bocatoreños, sino de plomo limpio, y gritando, “ahora quién podrá defenderme”.
No será, desafortunadamente, el Chapulín Colorado, como se esperaría en una tira cómica, sino el querido y nunca bien ponderado tío Sam, que lo hará dizque para defender el Canal, invadiéndonos por enésima vez… y al diablo con nuestra neutralidad y soberanía, aunque muchos connacionales lamentablemente dirán, ¡al fin volvieron los gringos… cuánto los hemos extrañado!
Por otro lado, pero por esa misma línea, Mr. 99 ¡sí que tiene agallas!, lo cual quedó evidenciado en su reciente visita a Lima, Perú, donde en media Plaza de Armas, enarbolando la bandera del CD y creyendo que estaba en La Placita de Santiago, arengó a los cuatro vientos, “empresarios peruanos y latinoamericanos… al poder… somos los únicos que sabemos gobernar… vean el ejemplo de Panamá”. ¿De dónde sacó semejante máxima?, o será que él cree que dirigir un país y administrar las arcas estatales es algo tan simple como administrar supermercados, que no son más que inmensos kioscos o abarroterías.
Dicho sea de paso, los súper (como el 99) nos venden productos casados (paquetes con varias unidades buenas y una que otra podrida) y reinan allí las leyes dizque del mercado, pero son oligopolios; en cambio, no permiten que los billeteros (gente de a pie) vendan chances casados, chinguia que está, igualmente, regida por la mano negra (digo invisible) del mercado, de mi colega Adam Smith.
A lo interno, el propietario del CD sigue con su plan destinado a la desaparición (física, que no del alma) del PRD (¡qué iluso!) y de cualquier vestigio progresista-comunista local. Esperemos que cuando haya logrado limpiar al PRD de todas las alimañas (¡que le estará muy agradecido!), engordadas por el Gobierno (llámense honorables diputados, alcaldes, representantes con electores y todo) los pocos y verdaderos torrijistas-PRD que queden tengan la suficiente valentía, el arrojo y la destreza político-militar del pasado, para restablecer contactos, ya perdidos, con los cabezas (no calientes) de las FARC, para convencerlos que no caigan en el peligroso jueguito de Mr. 99, “Rambolino” y tío Sam, que sería una fatalidad para nuestra dignidad y soberanía. Esto no es un juego… la majestad de la patria exige cordura, sensatez y responsabilidad.
<> Este artículo se publicó el 23 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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