La opinión de…
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Eduardo Linares –
Como concepto general, el Presupuesto debe ser un instrumento de desarrollo para el país e igualmente servir de control del gasto público. No debe aceptarse la idea de que se trata de una lista de buenas ideas, con el cálculo aproximado de cuanto cuesta llevarlas a la realidad.
Debe estar sustentado por planes y programas realistas con objetivos claros y metas alcanzables, a la par de los instrumentos de medición de la efectividad de estas; es el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) el responsable de exigir que cada institución, al sustentar su presupuesto, las proporcione. A la Asamblea Nacional le corresponde darle seguimiento para asegurar que se cumplan.
Sin analizar a fondo la factibilidad de alcanzar los ingresos suficientes para un presupuesto de $13 mil millones en 2011, pareciera que el Gobierno se ha convertido en un gigantesco agente de bienes raíces ofreciendo en venta terrenos nacionales, rellenos u oficinas por construir. Concentrémonos en comentar sus posibles gastos e inversiones.
Sin la debida planificación, se puede predecir un mayor caos en la ciudad de Panamá por el posible ensanche del Corredor Sur y el relleno frente a Atlapa, por la ciudad gubernamental, por las mejoras en el barrio de Curundú, el nuevo palacio de convenciones frente a Barraza, la Torre Financiera, los trabajos del metro, y la continuación de los actuales proyectos privados. Todo simultáneamente, y la lista no se agota.
En los sectores Salud y Educación, fundamentales para el progreso y desarrollo, se continúa con la contratación de hospitales, cambios a la ley de medicamentos y transformaciones curriculares, todas criticadas por deficiencias de fondo y la forma de presentarlas.
Pareciera que el ímpetu empresarial del actual gobierno –no criticable en su totalidad– los impulsa hasta el ofrecimiento de cambiar leyes, como la de la minería, para hacer más fácil la inversión de países y gobiernos extranjeros en el sector. Esto en contraposición con la baja capacidad para supervisar su buen manejo, con solo 12 inspectores para todo el país (tres geólogos incluidos) y 181 solicitudes mineras metálicas pendientes de aprobación. Se estima que el territorio dedicado a la minería podría llegar al 40 %, cifra alarmante.
Mientras esto ocurre, se estima que hay una reducción de 100 mil hectáreas del territorio nacional (34%) que se dedicaba a la siembra de alimentos. La autosuficiencia en arroz no existe; en siete años se pierden aproximadamente 2 mil hectáreas en la siembra de café, plátanos, ají, yuca, ñame etc. Por otra parte, el consumo de alimentos aumentó en 30%, ambas situaciones en los últimos 15 años. ¿Encontraremos en este presupuesto medidas para corregir lo antes señalado?
A pesar de los impuestos que pagan, las autorizaciones para abrir nuevos casinos (varios en Colón) solo aumentarían la pobreza y la delincuencia que rodea tradicionalmente estas inversiones, de escaso control.
Planes como la utilización de las acciones que posee el Estado en 10 empresas mixtas (Edemet Edechi, Cable & Wireless) y otras, con valor estimado entre $1.7 millón y $2.4 mil millones como figura para obtener fondos y capitalizar un fondo soberano para apalancar el futuro plan de inversiones de $13 mil millones en los próximos cuatro años, provienen de una mentalidad netamente empresarial.
¿Cuál es la gran diferencia entre manejar dineros públicos o privados? De los públicos siempre hay que rendir cuentas a todos los ciudadanos y contar con su anuencia para el gasto. De los privados, solo a los accionistas y dueños.
Las inversiones sin ganancia monetaria, como la buena salud, la educación, una mejor calidad y rebaja en el costo de la vida, y la reducción de la pobreza tienen que ser el propósito fundamental de un presupuesto público.
Esta es la ganancia del Estado. Aceptar que se maneje con el principal objetivo de ganar dinero equivale a “privatizarlo”, como la caja registradora de una empresa.
<>Artículo publicado el 8 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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