El futuro del Hospital del Niño

La opinión del médico…

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Alberto Bissot A.


El futuro del Hospital del Niño

Mi vida en el hospital empezó en abril 1976, cuando con el entusiasmo que da la juventud inicié mi residencia de pediatría. En estos 33 años he aprendido a querer a esta institución y, sobre todo, a los niños y niñas y a sus familias.

El 7 de agosto de 2002, después de un concurso en el que participamos 14 personas y que incluyó tres entrevistas, el Patronato del Hospital del Niño depositó en mí la confianza de dirigir la institución por los siguientes cinco años y, el 1 de septiembre de ese año da inicio mi primer período como director.

A pesar de conocer cada rincón de este hospital, lo primero que hicimos fue la evaluación de lo que teníamos para ver hacia dónde íbamos. Y fue así que iniciamos una revisión de todas nuestras estructuras físicas y equipos, en conjunto con todos nuestros colaboradores.   Pedimos ayuda a la Organización Panamericana de la Salud y al Texas Children’s Hospital y estos nos enviaron, en forma separada, un experto que estuvo algunos días en la institución. Ambos me recomendaron que era una mala inversión emparchar el hospital remodelándolo y que lo mejor era edificar estructuras nuevas.  Estas observaciones fueron confirmadas por una firma de arquitectos del extranjero que en fecha posterior visitó nuestras instalaciones.

Con base en esto, el Patronato decide, en diciembre de 2003,  iniciar los trámites para la construcción de nuevas instalaciones para el Hospital del Niño. Esto se le plantea al ministro de Salud en enero de 2004 y queda como tema pendiente para el nuevo gobierno que se eligiese en mayo de ese año.   La inquietud se le presenta, en el mes de julio, al que luego sería nombrado ministro de Salud el cual, una vez que inicia su gestión, autoriza al Departamento de Infraestructuras de Salud del Minsa a comenzar los estudios en conjunto que terminan en el año 2006. Existe desde esa fecha un estudio para edificar y equipar nuevas estructuras físicas para que la niñez de este país se atienda de la forma más eficiente posible.

Entonces, el tema no es nuevo. No es ahora que empieza el actual gobierno que aparece el Patronato del Hospital del Niño a pedir cosas. Tampoco es capricho de nadie.   Todo está planificado siguiendo un lineamiento estratégico.   Interpreta mal mis declaraciones el que afirma que el hospital está en crisis o que no tenemos capacidad resolutiva para los problemas.   Continuamos haciendo cirugía cardiovascular, cardiología intervencionista, cirugías laparoscópicas, neurocirugía, neuroendoscopía, trasplantes de medula ósea, operando columnas, atendiendo niños prematuros y de extremo bajo peso, tratando neumonías, problemas respiratorios, traumas, quemados y toda la patología pediátrica que a este nosocomio llegue.

Lo que sí es cierto es que si no hacemos nada en un futuro próximo, nuestros niños no podrán recibir la atención que merecen para poder vivir su presente.   El edificio del hospital está viejo, los salones de operaciones son chicos y ocupan la misma área que en el año 1950, las camas están muy pegadas las unas a las otras con lo cual favorecemos infecciones cruzadas y no le podemos brindar la comodidad adecuada a las madres o padres que acompañan a sus hijos;  la unidad de neonatología rebasa con creces su capacidad,  lo mismo ocurre con quemados y terapia intensiva; en las salas generales no hay oxígeno central, las áreas de lavandería y cocina requieren modernización y así una gran cantidad de cosas más.

El proyecto aumenta el número de camas en 50.   Se construiría en esta misma área y brindaría más comodidad y seguridad a nuestra niñez.   Su costo estimado es de unos 86 millones de dólares y es un proyecto que es responsabilidad de todos.   Por la suma de dinero, que cuando uno la compara con otras obras no es tan alta, corresponde al gobierno nacional liderar la obra.

¿Que si son necesarias…? No me cabe la menor duda.   El derecho superior que tienen los menores a la salud nos compromete a todos los panameños a ofrecer una atención médica de primer nivel.   Nuestra obligación como sociedad es resolver a nuestra niñez los problemas de salud que ahora en muchas ocasiones tienen que buscar respuesta fuera de los linderos patrios.

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Publicado el 7 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde