Puntos y más puntos

La opinión de…


Victor A. Sanjur

Durante estos días, cientos de profesionales acuden a cada una de las oficinas del Ministerio de Educación, ubicadas en las diferentes provincias, con la finalidad de obtener uno de los puestos a concurso, en los distintos colegios oficiales a nivel nacional.

Aquellos profesionales que cuenten con un puntaje alto tendrán mayores posibilidades de obtener una de las vacantes a las que han concursado. Ahora bien, el puntaje de un docente refleja que este ha invertido más tiempo y dinero en su formación profesional, lo que debe garantizar una mejor calidad de enseñanza para sus estudiantes. Pero existen muchos que se preguntan: ¿Reflejará esta puntuación la calidad de un docente?   En la mayoría de los casos la respuesta es un rotundo no.

El afán por obtener una plaza de trabajo (en la mayoría de los casos permanente) ha corrompido la forma en la que se obtiene los puntos.   El objetivo de este sistema es premiar a aquellos docentes, que en su interés de crecer profesionalmente, continúan preparándose académicamente.

Pero hoy, podemos observar, que existe una gran cantidad de docentes que toman seminarios, diplomados, participan en congresos, etc; con la única finalidad de aumentar su puntaje personal, y en nada se aprecia que exista un aumento en su calidad profesional.    Muchos de estos seminarios no tienen nada que ver con la especialidad o cátedra que estos dictan. Así tenemos docentes del área científica, con una gran cantidad de puntos debido a cursos de costura, gastronomía, atención al cliente, etc.

¿Qué tiene que ver estos cursos con la matemática o la física? Pero el problema se torna más grave, cuando observamos a docentes que presentan un historial rico en títulos, por ejemplo: tres maestrías, cuatro posgrados, tres técnicos y una gran cantidad de diplomados y seminarios, de los cuales, un gran porcentaje no tiene nada que ver con su especialidad o son obtenidos en universidad o institutos superiores, que lo único que les importa es el pago de su matrícula y mensualidades, no la correcta formación profesional.

Podemos llegar a dos conclusiones, la primera, nuestros docentes tienen un alto grado de inteligencia, ya que tienen la capacidad de estudiar al mismo tiempo una maestría, un posgrado y un técnico, además de un gran número de seminarios, sumando a esto el tiempo que dedican a su empleo, o segundo lugar, estamos obteniendo una serie de títulos mediocres, en universidades o institutos superiores que solo les interesa que usted cancele al día sus pagos, y asistiendo cada 15 días, en pocas semanas usted es un técnico más en nuestro país. Este fenómeno, contribuye a agravar aún más la situación precaria por la que está pasando el sistema educativo panameño.

Para la solución de esta problemática se requiere de voluntad, pero parece que a nuestros dirigentes docentes solo les interesan los aumentos salariales, y no el mejoramiento de la calidad en la educación, al final los que sufren las consecuencias de estas deficiencias son nuestros estudiantes.

*

<> Este artículo se publicó el 26 de diciembre  de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.