Un gesto que se agradece y una deferencia que ennoblece

La opinión de…..

David Enrique Ramírez Henríquez
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Un gesto que se agradece y una deferencia que ennoblece

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El 23 de octubre, por mandato del Órgano Ejecutivo, fue declarado Día de Reflexión Nacional, con motivo de conmemorarse 3 años de la tragedia que cegó la vida a 18 panameños inocentes y dejó una secuela de 25 heridos. De manera coetánea, por disposición del Consejo Municipal de Panamá e iniciativa de la Gobernadora de la Provincia de Panamá, Mayín Correa, se modificó la nomenclatura del lugar donde ocurrió la tragedia, designándola “Martín Sosa 23 de octubre del 2006”.

A 3 años de la desaparición de mi hijo David, y de los otros 17 inocentes que fallecieron calcinados, nuestros recuerdos y oraciones son permanentes, pues, simplemente, no podemos olvidarlos. De igual manera, seguimos siendo solidarios con aquellos panameños que pudieron salir con vida de aquel bus de la muerte, y que aún siguen padeciendo el vía crucis de las secuelas que quedarán marcadas para siempre.

Pero ante este cuadro de dolor y tragedia, nuestros corazones fueron alimentados este pasado día 23 de octubre con el alimento espiritual de un gesto que nos arropó con su manto de simpatía y ternura: las muestras de todos aquellos que de una u otra manera hicieron un alto para darnos su voz de aliento y esperanza, que nos motiva a seguir en esta lucha inclaudicable de humanización del transporte terrestre colectivo y de respeto a la dignidad del usuario del transporte público. Este gesto lo agradeceremos eternamente.

Ya casi finalizando nuestra jornada de reflexión y recordación, el ciudadano Presidente de la República, nos concede la deferencia de recibir a una comitiva representativa de nuestra organización, en el palacio de gobierno. Deferencia que lo ennoblece, pues hizo sentir, al menos por un instante, a ciudadanos humildes, unidos en la tragedia y el dolor, que podemos, al menos, ser escuchados de manera directa y sin intermediarios por el primer ciudadano de la nación panameña. Y lo que creíamos podía ser la respuesta a nuestras reivindicaciones de justicia por la vía de compensación por los daños sufridos, no se produjo. En vez de ello, el Presidente de la República nos mostró un rostro de celoso guardián del patrimonio de los panameños, arguyendo que, en su condición de administrador de dicho patrimonio, no podía asumir ninguna responsabilidad derivada de accidentes de tránsitos de los concesionarios del transporte público por no existir, hasta ahora, una sentencia judicial que así lo dictaminara. Haciéndonos eco de esa cautela legal del mandatario le recordamos que está pendiente de decidir una solicitud de arbitraje, como mecanismo alterno para solucionar este conflicto por la vía de la jurisdicción voluntaria, mecanismo previsto en el texto constitucional. Esto, al Presidente de la República, le sonó bien.

Con la expresión, o la frase “Ahora le toca al Pueblo” se pretende definir el concepto de humanismo de la nueva administración gubernamental, como mecanismo idóneo para impregnar la dinámica de su gestión social. Luego entonces, nuestra organización desea ver cristalizada en esa frase, “Ahora le toca al Pueblo”, la implementación del fondo de compensación a las víctimas previstas en la Ley de Protección a las Víctimas del Delito (Ley 31 de 1998), que a pesar de más de una década de adoptada, hoy sigue siendo letra muerta. La muerte como consecuencia de un accidente de tránsito es un delito. Las lesiones personales como consecuencia de accidentes de tránsito también constituyen delito. Le pedimos, entonces Señor Presidente, que su administración asuma el compromiso de generar los ingresos de dicho fondo de compensación a las víctimas de accidentes de tránsito del transporte terrestre colectivo el cual se puede generar mediante la creación de un impuesto al transporte en general, que recaudaría ingresos porcentuales de los peajes de corredores; de las recaudaciones provenientes de las placas de circulación o por la vía de incluir en la propuesta de modernización del transporte público un porcentaje del precio o del valor de los buses que se vayan a adquirir; o un porcentaje del valor de las obras del metro que se pretende construir como proyecto insignia de esta administración. Y que, una vez constituido el fondo de compensación, la disposición normativa que la adopte se le apliquen efectos retroactivos por ser de orden público y de evidente interés social, ya que quienes se ven sometidos a tomar un transporte publico colectivo en este país son las clases menos favorecidas económicamente hablando, las que, irónicamente, constituyen las grandes mayorías y cuyos intereses siempre son desconocidos e ignorados por los gobernantes efímeros y que no dejan huellas,

Confiamos, Sr. Presidente, que usted no sea efímero y deje huellas. Y que no haya necesidad, nunca más, de pintar un Corazón Azul en una calle o avenida de este querido país.

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Publicado el 29  de octubre de 2009 en el diario El Panamá América, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.