Morir un poco todos los días

La opinión del Médico Urólogo…

Marcos Young R.

La insuficiencia renal crónica es una condición de creciente incidencia en nuestro país.   La pérdida progresiva e irreversible de la función de los riñones conlleva la aparición de múltiples manifestaciones clínicas: presión arterial alta, falta de aire al respirar, hinchazón de las extremidades, acumulación de líquidos en el cuerpo, lesiones cardíacas, lesiones en la piel y en los huesos.

Durante mi entrenamiento en trasplante de riñón, tuve la oportunidad de capacitarme con un cirujano trasplantólogo que había recibido un riñón de un familiar.   Una vez le pregunté: ¿Qué se siente al tener insuficiencia renal? Me contestó: “Marcos, es como si tuvieses una fiebre rompehuesos, la peor que imagines, todos los días, no puedes ni con tu alma. Es como morir un poco todos los días”.

Se estima que en Panamá hay alrededor de mil 200 pacientes en la fase terminal de la insuficiencia. Esta elevada tendencia anual al incremento de los casos implica también un aumento de los costos sanitarios. La atención hospitalaria implica la participación de múltiples especialistas, dadas las potenciales complicaciones mortales de esta enfermedad. El hacinamento, la falta de recursos y la insatisfacción del paciente en conjunto con la frustración del personal de salud, ha sido la tónica en los últimos 20 años.

Desde el punto de vista epidemiológico, el enfoque de la prevención involucra estrategias para prevenir el desarrollo de la enfermedad, el diagnóstico oportuno y apropiado y finalmente, la prevención terciaria o rehabilitación de estos pacientes. Tradicionalmente el manejo incluye la diálisis peritoneal, la hemodiálisis y el trasplante renal.

A continuación, damos algunas sugerencias en cada esfera:

1. Prevención primaria: Promoción de estilos de vida saludable, control de la obesidad, manejo oportuno y adecuado de la hipertensión arterial y de la diabetes mellitus, accesibilidad a medicamentos eficientes y uso de estrategias de promoción al personal de salud de atención primaria, como incentivos para los profesionales cuyos sus pacientes se hospitalicen menos, que disminuyan de peso o que controlen su presión arterial y su azúcar.

2. Prevención secundaria: Promoción del uso de la diálisis peritoneal, mejora e incremento de las instalaciones de hemodiálisis, aumento de la existencia de máquinas disponibles de forma tal de eliminar los turnos nocturnos de hemodiálisis, promover la formación de especialistas en estas áreas, en las distintas regiones de salud y disponer de medicamentos costo-efectivos y eficaces.

3. Prevención terciaria: Promover el trasplante de órganos, adoptar una campaña nacional de promoción de la donación, facilitar el acceso a el donante vivo, activar la Organización Panameña de Trasplantes y reglamentar y ejecutar activamente la nueva Ley de trasplantes.

Es menester adoptar estrategias e implementar acciones para ayudar a nuestros pacientes. En nuestro país se celebra el 17 de noviembre como el día de la donación de órganos, de acuerdo al Decreto Ejecutivo 191, del 17 de julio de 2003. Hay que planificar y ejecutar planes destinados a mejorar las condiciones de salud de nuestros compatriotas. Recuerden que para ellos esta enfermedad es “morir un poco todos los días”.

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<> Este artículo se publicó el 18  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/young-marcos/

Desigualdad y discriminación

Ley 48 de 1941.  La opinión de…

Marcos Young Rodríguez 

Recientemente tuve la oportunidad, como médico urólogo, de atender a un paciente que solicitaba una vasectomía.  Él tiene dos hijos, y su esposa, de 25 años, tuvo problemas en su embarazo previo. Decidieron optar por la vasectomía, ante las dificultades institucionales para la realización de la salpingectomía.

Les expliqué el procedimiento, y sus complicaciones. Les aclaré que mayormente se realiza con anestesia local, que no se invade el abdomen, por lo que no hay posibilidades de lesiones a órganos intrabdominales y que, usualmente, las complicaciones son menores, relacionadas a la incisión: hematoma, infecciones, etc.

Su esposa me preguntó si se requería tener un número de hijos o cierta edad.   Le contesté que no. Para el hombre en Panamá, la decisión es personal, está regulada por el Código de Salud, la Ley 68, de los derechos del paciente, y las normativas de cada instalación de salud. Esto causó sorpresa e incredulidad en la esposa de mi paciente.

Finalmente optaron por la vasectomía.

La vasectomía es la sección y ligadura de los vasos deferentes, y es el método más popular de planificación familiar en el hombre. La salpingectomía, procedimiento que consiste en la sección y ligadura de las trompas de Falopio, es una importante forma de planificación y esterilización femenina. Aunque en la actualidad su morbi-mortalidad es baja, puede asociarse con lesiones intestinales, vesicales, ureterales. Además de las complicaciones anestésicas, pueden ocurrir complicaciones de la herida quirúrgica, respiratorias, como en otras intervenciones quirúrgicas.

Así pues, desde esta perspectiva, la Ley 48 de 1941 no solo tiene aspectos de desinformación y discriminación, sino que también hay desigualdad en los riesgos para cada paciente, siendo así que existe una potencialidad más alta de perforaciones a otras vísceras con la salpingectomía que con la vasectomía.

Esta ley debe ser derogada, aun sin que se discutan las necesarias reformas en materia de salud reproductiva. La mujer tiene el derecho soberano de elegir la forma de ser tratada, tal como lo establece la Ley 68.   La decisión de una cirugía urológica o de cualquier tipo no se define por los parámetros de la Ley 48 de 1941, sino por lo que establecen las leyes, decretos y reglamentaciones vigentes.

Es tiempo de erradicar esta desigualdad. Independientemente de los aspectos sicológicos, religiosos y éticos involucrados en el tema, debe equipararse la salpingectomía con las otras cirugías, de forma tal de subsanar este error histórico de la salud pública panameña.

<> Este artículo se publicó el 27 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos,   lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

El precio de la salud

La opinión de….

Marcos Young R.

El precio de la salud

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El tabaquismo se constituye probablemente en la causa prevenible de enfermedades de mayor impacto en la actualidad. Si bien en nuestro país no existen aún cifras precisas, se estima que en Estados Unidos ocurren alrededor de 443 mil muertes al año, generando gastos en salud por 100 mil millones de dólares.

El 90% de los pacientes con cáncer de pulmón han fumado. El Centro para el Control de Enfermedades ha determinado que por cada incremento en 10% del precio del cigarrillo se disminuye en 4% la tasa de fumadores adultos.

Este aumento del precio afecta directamente a los personas jóvenes y a los de escasos recursos, por lo que se estima que el impacto del incremento de precios en estas poblaciones será mayor y los ahorros en términos de recursos de salud serían imponderables.

Desde el punto de vista de salud pública estas medidas son de gran impacto. Desafortunadamente, no son políticamente populares. El político desea ver resultados inmediatos. Estas medidas sanitarias son a largo plazo y superan los cinco años de una administración. Probablemente en 30 años se notarán las disminuciones en las tasas de cáncer de pulmón en Panamá, además del impacto en los otros indicadores de salud.

El cáncer de vejiga está asociado al hábito de fumar. El 80% de los muertes tienen el tabaquismo como antecedente previo. El fumador piensa que los desechos son eliminados por el pulmón, pero una parte es eliminada por los riñones, y los tóxicos son acumulados por horas en la vejiga, entre cada micción.

Brevemente describiré la historia de Juan, un paciente que con su testimonio espera inspirar a los fumadores a que abandonen el hábito: “Tengo cáncer de vejiga y estoy muriendo. Fumé por 25 años y lo abandoné cuando era muy tarde. Hace cinco años empecé a orinar sangre. Tuve que acudir a urgencias, cuando una noche sangré y no podía orinar. Me colocaron una sonda y llamaron al urólogo. Me lavaron la vejiga varias veces y mi orina siguió roja. Esto fue muy doloroso”.

“Me hospitalizaron. Me hicieron varias radiografías y me dijeron que tenían que llevarme a cirugía. Me encontraron un tumor y la biopsia reveló un cáncer de vejiga. Me operaron nuevamente para ‘estadiar’ la enfermedad y eliminar todo el tejido posible. Desafortunadamente, el tumor era muy grande y tenían que abrirme. Después de varias y molestosas pruebas, me construyeron una nueva vejiga con intestino, y por la extensión de mi enfermedad, me informaron que no tendría más erecciones”.

“Me hicieron un conducto ileal, por lo que ahora orino por una bolsa en mi abdomen. Estoy en quimioterapia y radioterapia. Tengo mucho dolor, y mis familiares sufren conmigo. Nunca debí fumar”.

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Publicado el 8 de octubre de 2009 en el diario La Prensa, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Más burocracia, menos medicinas

La opinión de…..

Marcos Young R.

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Más burocracia, menos medicinas

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El registro sanitario, desde el punto de vista de la salud pública, es un instrumento que utilizan las autoridades sanitarias para supervisar la venta, distribución, uso y efectos adversos de los medicamentos, dispositivos médicos, etc.

Según la legislación vigente, las empresas interesadas deben obtener la documentación del fabricante y deben someter estos productos a análisis en laboratorios de referencia del país.   Deben pagar 200 dólares a la Dirección Nacional de Farmacia y Drogas del Ministerio de Salud (Minsa) y 20 dólares como “aporte” al Colegio Nacional de Farmacéuticos de Panamá.   Este no es un requisito técnico, por lo que presupone una atribución estrictamente gremial.

Hasta la fecha el proceso es sumamente lento e históricamente ha ocasionado un retraso considerable para el ingreso de medicación de vanguardia. Además, una vez estos registros se vencen, las empresas deben tramitar nuevamente, con el consiguiente desabastecimiento. Esto ha afectado productos de referencia, no sustituibles clínicamente (digoxina) y que han ocasionado efectos no cuantificados en la atención de salud.

A esto se añade que las empresas que importan productos (originales y genéricos) someten sus productos a estrictas evaluaciones en países de Europa, Estados Unidos y Canadá.   Estas agencias regulatorias exigen altos estándares de calidad para proteger a sus nacionales y todo el costo de esta evaluación debe ser afrontado por los fabricantes.   Con la legislación actual, los medicamentos producidos en estos países con altos niveles de calidad deben ser evaluados en su ingreso, nuevamente, lo que aumenta el costo final y se traduce finalmente en una competencia desleal, ya que los productos fabricados sin estos requisitos solo deben cubrir los costos de registro en Panamá.

Ha sido ampliamente demostrado que aunque el registro es necesario, lo fundamental y primordial es la vigilancia epidemiológica. Puede registrarse el “producto maravilla”,  pero es su desempeño y el seguimiento de los procesos de fabricación, distribución, expendio y uso clínico en lo que el Minsa debe invertir todos los esfuerzos.

Es recomendable:

1. Establecer como pilar la vigilancia epidemiológica;

2. Realizar sin costo el trámite del registro, tanto a medicamentos como dispositivos médicos, esto se traduce de manera inmediata en los precios al consumidor. Modificación del Decreto 169 del 8 de abril de 2009, los incrementos salariales de los funcionarios deben sufragarse con fondos del Minsa y no por autogestión;

3. Regular el período de evaluación y expedición de los registros sanitarios;

4. Crear un mecanismo fast track para el ingreso de productos procedentes de países de altos niveles de calidad, aplicable a originales y genéricos;

5. Homologar los procesos de adquisición tanto en las entidades públicas como para la empresa privada. No puede ser que un producto no pueda venderse al Estado, pero sí a las farmacias y clínicas privadas.

Estas reflexiones solo pretenden sensibilizar a la población en este tema tan árido y polémico.

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Publicado el 25 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Nueva ley de trasplantes, ¿quién gana?

Nueva ley de trasplantes, ¿quién gana?

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La opinión de…

Marcos Young

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Recientemente se ha debatido en los medios los cambios en la legislación de trasplantes de órganos.  Esta discusión, sin la orientación científica, afecta las tasas de donación.  Los altos costos de la atención de la insuficiencia terminal de órganos requieren de la implementación de estrategias que garanticen el acceso a todos a estas tecnologías.

El trasplante, como proceso, tiene particularidades que lo diferencian de la relación médico-paciente usual. Los procedimientos en la práctica de la medicina dependen solo de la aprobación y consentimiento del enfermo.  El trasplante depende de la decisión de una tercera persona que debe aceptar la donación, por lo que, si no hay donación, no hay trasplantes.  Esto ha llevado al desarrollo de reglas que regulen éstas actividades, siendo el mayor problema en todo el mundo, el tráfico de órganos y sus modalidades.

El órgano del paciente fallecido es un bien que debe ser tutelado por el Estado, para garantizar la transparencia del proceso. En esta materia la OMS insta a los estados miembros a implementar y ejecutar políticas que eviten el tráfico de órganos, garanticen la distribución entre sus nacionales y eviten el llamado turismo del trasplante.  Esta práctica económica, neoliberal, promueve la distribución de órganos a personas con mayores recursos financieros, atentando contra los principios de igualdad, solidaridad, transparencia y oportunidad que deben prevalecer en esta actividad. La legislación debe proteger a los nacionales y garantizar su distribución exclusiva a esto. Además, debe prohibirse el trasplante de extranjeros en el país.

Con respecto al modelo de gestión, depende del modelo económico promovido por el Estado.   En todo el mundo, la implementación de modelos de gestión en salud neoliberales han resultado en disminución en los indicadores de salud.  Consideramos que el rol rector del Minsa debe fortalecerse y evitar en lo posible su fragmentación. La creación de organizaciones en trasplante paralelas al Ministerio de Salud (Minsa) puede ser contraproducente, considerando las inversiones adicionales requeridas para implementar este tipo de estructuras administrativas.

No se ha considerado que los gastos se incrementarán, porque deben existir controles gerenciales para el uso de los fondos públicos del Minsa y de la Caja de Seguro Social, que deben supervisarse con las políticas de adquisición, control y auditoría de las entidades.  Estas erogaciones, en un país de recursos limitados como este, deben ser invertidas en mejorar la atención de los pacientes: medicinas, equipamiento, etc.

El fin último y la razón de ser del sistema de salud es el paciente. La legislación debe protegerlo y permitir que los profesionales de la salud realicen sus funciones en las mejores condiciones.

Esperemos que la discusión en materia de trasplantes sea profunda, para mejorar la salud de nuestros pacientes.

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Publicado el 28 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde