La opinión de…
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Lucas Verzbolovskis –
Hace poco escribí un artículo referente al proyecto de la nueva ley de medicamentos, y señalé algunos de los principales defectos del proyecto. Es una crítica constructiva para mejorar el documento. Varios lectores hicieron comentarios y solo una lectora no estuvo de acuerdo, lo que indica que debo explicarlo mejor.
En la misma página donde publicaron la carta de la empresaria en desacuerdo, se lee la carta de una educadora de Renacimiento quejándose de que, debido a los materiales baratos y de mala calidad que usaron en la construcción de un nuevo salón de su escuela, éste se llenó de hongos al punto que ha afectado la salud de sus alumnos. Debido a la proliferación de alergias respiratorias y de la piel, el Ministerio de Salud cerró el salón y la educadora tiene que dar clases a los 23 niños en el pasillo. De haberse usado materiales de calidad eso no habría sucedido.
La analogía con el caso de los medicamentos salta a la vista. Ya sucedió en el caso del dietylenglicol. Por eso hay un interés generalizado en que existan los controles pre y post registro.
Tratando de aclarar conceptos, y simplificando una materia que es compleja, se puede decir que hay tres categorías de productos: innovadores, genéricos intercambiables y genéricos no intercambiables. Con la nueva ley habrá una cuarta categoría: la de productos falsos y posiblemente letales como el jarabe que contenía dietylenglicol.
Los innovadores son aquellos productos pioneros. Son nuevas moléculas que curan mejor que otras o que curan enfermedades que hasta ese momento no se podían tratar. Los genéricos son copias de las moléculas innovadoras. Ejemplo: El genérico del tylenol es acetaminofén. Hay cientos de acetaminofén en el mercado.
Para ser considerados intercambiables deben comprobar con estudios que surten igual efecto que los innovadores, manteniendo un nivel similar de seguridad. Ese es el mejor camino para lograr bajar los precios. aumentar la oferta para bajar los precios. En el artículo anterior hay un ejemplo: en cuatro años, de $0.30 la CSS pasó a pagar $0.01 al pasar del innovador al genérico intercambiable.
Los no intercambiables, al no haber hecho esos estudios, pueden o no, resultar intercambiables. El actual proyecto establece que solo se exigirá la intercambiabilidad para medicinas que curen enfermedades de alto riesgo. Los expertos opinan que esa exigencia debe mantenerse para todos los productos, tal como lo establece la ley vigente en su Título IV, cuando señala que ninguna institución podrá comprar un producto que no haya certificado su intercambiabilidad. Por eso, se afirma que al aprobarse el proyecto tal como está, Panamá sufrirá un evidente deterioro en materia de salud.
El proyecto permite la importación paralela e introduce un concepto nuevo llamado homologación de registro sanitario, sin exigir la trazabilidad y controles que garanticen su origen y calidad. La ley vigente permite la importación paralela, pero exige trazabilidad, es decir, que se le pueda dar seguimiento al producto desde su origen para verificar su calidad. Sin ésta, difícilmente se logrará un control post registro.
De la misma forma que otras leyes tratan de defender al consumidor contra falsificaciones de relojes, carteras y otros productos, hay que asegurarse del origen y calidad de los medicamentos. En la comida pasa igual. Hasta los ganaderos estudian el tema de la rastreabilidad bovina. Nadie quiere comer carne saturada de hormonas y antibióticos que afecten la salud.
Puede que la importación paralela aumente la oferta y baje los precios. Sin embargo, entrará más basura, porque al no existir controles, los comerciantes inescrupulosos podrán importar falsificaciones que difícilmente serán detectadas.
Y con ello se someterá a la población a un riesgo excesivamente alto.
¿Para qué? Si con solo mejorar las condiciones de registro sanitario se puede lograr el aumento de importaciones de genéricos seguros e intercambiables. ¿Para qué arriesgar la salud de la población?
Farmacias y Drogas está demostrando exitosamente que se pueden agilizar los procesos de registros sanitarios sin una ley nueva. De igual manera en la mejora de los procesos administrativos está la solución al problema de abastecimiento. Eliminar la autonomía de la CSS y estimular las contrataciones directas traería nuevos y serios problemas.
El riesgo es muy grande.
<>Artículo publicado el 9 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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