La prevención es la única clave

La prevención es la única clave

Joaquin Alberto Arias Eskildsen
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En momentos en que el antivalor, el juega vivo, la corrupción y el no me importa paternal forman una parte esencial de la estructura del núcleo familiar nacional, se hace casi imposible estructurar a nuestros jóvenes por el verdadero sendero del bien.

Los panameños contamos con una nueva luz de esperanza en las acciones del presidente Ricardo Martinelli, que estoy totalmente seguro guiará al gobierno por el camino correcto, pero para que desde la Presidencia penetre esa esperanza en nuestros jóvenes hay un trabajo en conjunto que se debe hacer y es la prevención educativa familiar.

El giro a tomar es de 180 grados y nos involucra a todos y nos encontramos en el momento perfecto para hacerlo porque el buen ejemplo es fundamental. Es nuestro norte a seguir.

Yo sé que todos los padres de familia queremos lo mejor para nuestros hijos, pero creánme que esto no aparece por arte de magia ni sin esfuerzo, es un trabajo interno familiar que desarrolla aptitudes y valores en nuestros muchachos.

Si los niños crecen con amor y seguridad, tienen la libertad para expresarse desarrollando buenas habilidades y se sentirán comprendidos, solo así aprenderán a ser auténticos y seguros de sí mismos.

Probablemente estos jóvenes no se dejarán influenciar por malos amigos, grupos o personas interesadas en introducirlos en el espantoso y doloroso mundo de las drogas.

Como padres podemos contribuir estableciendo una relación solida, comunicativa y afectuosa en el hogar, enseñando a nuestros hijos normas claras sobre el bien y el mal, haciendo respetar reglas de comportamiento, familiarizándonos con los hechos y circunstancias que se involucran en su crecimiento.

La mala influencia que hay hoy día es muy fuerte y es relacionada con hechos de muy mal ejemplo ocurridos en nuestro pasado reciente.

Padre de familia la practica de valores morales y espirituales en tu hogar es la clave única para el desarrollo familiar con éxito, procurando ofrecer un ambiente estable principalmente en el aspecto afectivo, sin mimos exagerados y evitando a toda costa el mal ejemplo personal. Critica la acción cometida y no al muchacho.

Yo sé por experiencia propia que la prevención es un simple proceso que funciona. Muchos padres ya han empezado a hacer el esfuerzo de prevenir a sus hijos cuando sacan el tiempo para escuchar, compartir, cuidar, informar y estar cerca de ellos el mayor tiempo posible, así ya los están ayudando a desarrollar grandes defensas en contra de malos hábitos como el uso de estupefacientes y la delincuencia.

Nuestro presente es simplemente el resultado de malos hábitos y falta de valores en nuestro pasado.

Sin embargo, el cambio está ya aquí y nuestros jóvenes representan ese futuro, este es nuestro momento, actuemos hoy sembrando una nueva semilla para cosechar y disfrutar de estos frutos mañana.

Solo unidos en el momento correcto, por la razón correcta, obtendremos resultados correctos.

Hoy se nos brinda una oportunidad de oro que no podemos darnos el lujo de desperdiciar, momentos como el actual no se presentan a menudo, al ataque, estimula el amor propio del joven, la autoestima es la herramienta más poderosa contra los problemas que la vida presenta, explique a tiempo sobre el gran peligro que hay en el consumo de drogas.

Yo todavía no he visto en este mundo algo más destructivo y perjudicial para los miembros de la familia que el problema de las drogas y sus consecuencias y esto solo lo puede vencer un despertar espiritual.

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Publicado el 17 de julio de 2009 en el diario La Prensa a quien damos, al igual que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Objetivos estratégicos para un Panamá libre de drogas

Objetivos estratégicos para un Panamá libre de drogas

Joaquín Arias E. -Presidente de la Fundación Panameña Pro Vida, Asesor, Escritor..

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Hay que desarrollar, a través de la información y la tecnología actualizada, los lineamientos para combatir efectivamente los tres frentes de la lucha contra las drogas, que son la prevención educativa, la rehabilitación del adicto y la guerra contra el narcotráfico.

Como primer objetivo hacemos énfasis en la creación de la ley que regule la política de Estado para combatir el narcotráfico, logrando la estrategia fundamental de diferenciar a los traficantes de sus víctimas, estableciendo parámetros legales que así convengan. Con esta modalidad seremos el primer país del mundo que, actualizado con las estrategias modernas, lograría un alto rendimiento con la mayor eficacia y dirección correcta posible para combatir este flagelo. También nos brinda la posibilidad de desarrollar nuevas técnicas para combatir a los narcotraficantes, ya que las pautas actuales para enfrentarlos cambian en la medida que los combatimos, pues la tecnología avanza a diario y ellos tienen el dinero para comprarla.

Existe una notable diferencia en esta guerra cuando se combaten los tres frentes por separado, pues sólo así disminuiremos la capacidad de reacción de estos criminales, separándolos de sus víctimas, que son nuestros ciudadanos que las consumen; y también logramos proteger, mediante la prevención educativa, a nuestra juventud, disminuyendo el riesgo de que caigan en esta trampa mortal. Con esta arma estratégica logramos impulsar nuestro primer gran objetivo, que es el de establecer la dirección correcta a seguir con la base que es la ley que crea a Panamá geográficamente libre de drogas.

Con esta exposición de motivos que obtiene el objetivo de separar el consumo con la venta de estupefacientes, abrimos un amplio contexto para lograr las políticas de Estado efectivas en los tres frentes que serán combatidos por organismos separados, pero dentro de la misma infraestructura gubernamental. Sólo así obtendremos el resultado anhelado de disminuir la plataforma de consumo, y lograremos que menos cantidad de drogas ilícitas sean introducidas en nuestro territorio nacional, pues esta claro que aquí no las producimos.

Ahora bien, si observamos los efectos del narcotráfico en el mundo, hallaremos que hay una gran realidad que no podemos ignorar, y es que las sustancias psicotrópicas en el mercado internacional que generan mayores ingresos a sus promotores son la cocaína y la heroína, mercancía ilícita que genera la mas fuerte amenaza contra la seguridad nacional, lo que nos indica que debemos implementar ya una política migratoria con efectos legales más rigurosos a los que existen actualmente.

Panamá se encuentra en la necesidad imperativa de implementar esas nuevas políticas de Estado, pues los panameños no producimos el narcotráfico ni la narcoguerrilla, las hemos importado. El país requiere estos lineamientos: Política de Estado contra el narcotráfico, política migratoria nacional, aumentar penas por sector (crimen organizado y pandillas, asociación ilícita para delinquir, blanqueo de capitales, asesinatos, desapariciones, menores homicidas -por encargo- extradición de extranjeros y nacionales). Debe establecerse la secretaría de Drogas de la República, la figura del Zar y la Dirección Nacional de Estupefacientes, DINADE.

Publicado el 31 de mayo de 2009 en el diario El Panamá América

Falta una política de Estado contra el narcotráfico

Falta una política de Estado contra el narcotráfico
Joaquín Alberto Arias E.

Si analizamos con inteligencia el desarrollo de la inseguridad ciudadana en nuestro muy querido país, vemos un hecho perfectamente claro que brilla como el sol, pero que no queremos ver, y es que tras la invasión a Panamá por los norteamericanos se fue un “narcodictador”, pero fuimos invadidos por los “narcoguerrilleros”.

Ya han pasado cuatro gobiernos en nuestra incipiente democracia, en donde cada vez hay más inseguridad ciudadana y, sinceramente, no me explico cómo a estos dizque presidentes que nos han gobernado no se les ha ocurrido implementar una política de Estado para enfrentar la guerra contra las drogas en nuestro país. Quiero saber si lo que esperan es romper un récord en crímenes, asaltos, ajusticiados, tumbes de drogas, secuestros, etc. Sabemos muy bien que los traficantes implementan el crimen organizado, los consumidores, las pandillas, y la inseguridad más atroz y destructiva que hemos vivido en nuestra historia.

Por un lado nosotros no producimos coca ni traficantes, o sea, que este desastre lo hemos importado. Al costo de derramar la sangre de nuestros jóvenes, esto no puede seguir. Pregunto: ¿qué esperamos para implementar una política migratoria de acuerdo con esta situación? ¿O es que también esperamos romper un récord con la importación de traficantes?

Estos efectos nefastos se pueden ver en todas nuestras barriadas populares, pues nuestra plataforma de consumo de estupefacientes ha crecido enormemente en los últimos años. Además, hay otro hecho concreto y es que los gobiernos pasan y los desastres quedan. La implementación de estas políticas de Estado es necesaria para sobrevivir; no se la podemos dejar en manos de la ciudadanía, pues solo somos las víctimas de la ineptitud gubernamental que no quiere ver esta realidad por sus mezquinos intereses de conseguir dinero sangriento.

Desde que empezaron a entrar a nuestro territorio las drogas sin control alguno –pues el controlador se fue a la cárcel y la tecnología americana voló al norte– empezaron a producirse los horrendos crímenes que hemos visto en el pasado reciente. Estamos en un combate desigual, pues los traficantes colombianos y mexicanos se unen y se preparan tecnológicamente para “coronar” y lo están haciendo fácilmente; a la vez que nuestro país es violado a diario pues se ha convertido en la tierra complaciente para servir de caleta, bodegaje, trasbordo, lavado del dinero, creador de rutas alternas y su protección.

Los panameños somos un pueblo inteligente, pero tenemos un gran defecto y es la complacencia.

Publicado el 28 de mayo de 2009 en el diario La Prensa