Casos y cosas de mi país

La opinión de…..

Nicky Ballesteros
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Casos y cosas de mi país

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¿Qué tenemos que hacer para que algunos mandatarios y jefes de oficinas públicas se den cuenta de que el dinero del Estado es plata ajena?   Esta pregunta me la hago cuando escucho sobre colegios no construidos o con fibra de vidrio, cuando caigo dentro de un cráter cuando manejo o cuando veo que alguien decide construir un cuarto, tipo hotelito, en un despacho de la Asamblea.

Con toda franqueza no estoy impactada con estos casos, en nuestro país han pasado cosas insólitas y creo que políticamente nos regimos bajo el lema de “nada es imposible”.   Todo lo que usted cree y más, puede ocurrir.

Esto es lo que pienso sobre lo que veo y escucho en las noticias.   Sin ser doctora, puedo diagnosticar que el malestar de Belgis Castro es sencillamente agrura.   Me parece que el Sr. Castro está experimentando la misma agrura que debe sentir cualquiera en el momento que tiene un proceso en su contra.   ¿Por qué no hacemos una encuesta en La Joyita a ver cuántos se sentían malitos de salud cuando tenían un proceso en su contra?   A estos cristianos, sin embargo, les dieron un Alka Seltzer o Sal de Andrews para que se mejoraran y dieron por terminado el pequeño malestar que sentían.

En el otro caso, digamos que el ex presidente de la Asamblea únicamente construyó la habitación para “dormir”, y pregunto también:   ¿Por qué motivo o razón pago impuestos tan altos para que alguien que sea presidente de la Asamblea, que gana 7 mil dólares mensuales me diga que necesita descansar?

Si me hubieran pedido mi opinión ante este caso de somnolencia les hubiera hecho una excelente recomendación.   Por cerca de mil 500 dólares se hubiera podido comprar una máquina de café que permite hacer los más deliciosos expresos, café con leche o capuccinos.  Esto, más una pequeña moledora de café, hubiera solucionado el problema de cansancio.

Tomar café, RedBull o tiamina es la única solución que tenemos el resto de los mortales cuando estamos en la oficina y tenemos sueño. A la mayoría de nosotros, los ciudadanos menos afortunados, no nos permiten echarnos siestecitas durante la jornada laboral, y de ser que algún intrépido se queda dormido en su puesto de trabajo, de seguro su dulce sueño se convertirá en una pesadilla cuando reciba un memo o su carta de despido.

Pido únicamente a los nuevos mandatarios que no sean tan creativos en sus sinvergüenzuras,  hagan lo que tienen que hacer laboralmente y nosotros los ciudadanos se lo agradeceremos muchísimo.

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Publicado el 21 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.