La opinión del Periodista, Relacionista y Escritor…..
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EDGARDO LÓPEZ GRIMALDO
Sobre el asesinato en masa ordenado por Bush padre hace 20 años, cada quien tiene su parte que contar. Lo que cada espectador o actor pensó, vio, escuchó, sintió, dijo e hizo; si sufrió o se alegró, o si fue partícipe o cómplice de las acciones buenas o malas de un bando o del otro, son parte de las subjetividades de la Historia que nunca se plasmarán tal como exactamente acontecieron. Y ello no debe sorprendernos: es substancia connatural de la especie humana. Incluso algunos estudiosos de la Biblia hablan de omisiones, adiciones y tergiversaciones históricas del Sagrado Libro.
De un grupo de personas de diferentes pelos y señas, testigos de un suceso entre más alejado de lo normal y positivo, y mejor si se acerca a lo radicalmente opuesto, a lo violento o sangriento, se tendrán tantas versiones como concurrentes hubo, no importan las distancias desde donde se haya visto o percibido el hecho. Los que simpatizaban con la víctima, si de víctimas se tratare, ven una cosa. Quienes están del lado del victimario, ven lo propio. No es cuestión de fondo juzgar quién provocó el incidente, quién es culpable o quién inocente.
Es ver lo que cada quien quiso ver, o le convino ver. Para un segmento del Islam fanatizado, el Holocausto nunca existió. Sin embargo, las pruebas de que sí se produjo son irrefutables. Las torcidas interpretaciones de hechos históricos nefastos para la Humanidad son tan patentes, que los grupos cabezas rapadas del neonazismo virulento ven en un nuevo Hitler la salvación no solo de Alemania, sino del mundo. Y lo peor y más extraño es que su convencimiento es franco y genuino, “ honesto ”, podría paradójicamente definirse. Aunque se dice que la Historia la escriben los vencedores, verdad de relativa y circunstancial aceptación, yo preferiría alegar que la Historia se escribe, en nuestro caso reciente, con la tinta sangre de los miles de panameños inmolados, aún sin formar parte clara y precisa aún de las estadísticas que tres gobiernos de continuidad democrática han descuidado irresponsablemente, sin brillo propio su inclusión en esa Historia por escribirse.
Absolutamente nada de lo bueno que de sus gestiones pudo haber salido, está por encima de la urgente atención al limbo en que flota el número de heridos, desaparecidos y asesinados durante esas Navidades sangrientas. Ha habido cobardía e inhumanismo respecto a los sacrificados de la Invasión. Si hay concurrencia de este gobierno en el mismo craso desatino, para los que vendrán será demasiado tarde enmendar entuertos históricos. La verdadera historia nuestra ya habrá sido escrita, sino en papel, porque supuestamente no fuimos los vencedores, sí en las mentes y corazones de las futuras generaciones de panameños. ¡Severísima sentencia será esa! Definitivamente, lo que tenga que escribir Bush padre sobre su participación en la masacre dizque prodemocracia, alegremente ordenada por él con su criminal “ Let”s do it! ”, jamás podrá ser ni remotamente parecido a lo que escriba su premio de caza mayor, Manuel Antonio Noriega. Son cristalinos de distintas opacidades. Noriega fue condenado por narcotráfico. ¿Podría Bush padre ser juzgado por genocidio? ¿Era en realidad Noriega un narcotraficante? ¿Es Bush verdaderamente un asesino en masa? ¿Qué dirá finalmente la Historia?
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Publicado el 14 de enero de 2010 en el Diario La Estrella de Panamá , a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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