Brujos, adivinos y filósofos

La opinión de…

Charlie Del Cid

Creo tener la solución para que no cierren las escuelas de filosofía de las universidades y que a la vez el Ministerio de Educación pueda mantenernos en los planes curriculares.   Los filósofos debemos ser una mezcla de brujos, adivinos y coaches. Me explico. Si revisamos los periódicos, estaciones de radio y programaciones televisivas no faltan los adivinos, profesores de suerte, maestros de esoterismo, sanadores, profetas de pirámides de la suerte…

Seguramente si al cuerpo docente de la Escuela de Filosofía invitamos al chino Man Ko o a cualquier otro de los profesores y profesoras de estas artes, las matrículas se dispararán.   Otra opción sería que al pensum se añadieran algunos cursos sobre cómo participar en juegos de azar y apuestas.   Dicen que diariamente en Panamá los ludópatas invierten cuatro millones de dólares.

¿Por qué ha muerto la filosofía? Creo que es culpa de los propios filósofos. Ya hace unos años, Mario Bunge había profetizado la muerte de esta ciencia, a causa de la muerte de la metafísica. Desde Hume hasta Sartre, los sabios de esta disciplina, influidos por el liberalismo, la tecno–ciencia, el empirismo y el positivismo, se dieron a la tarea de suicidar la metafísica. En el afán de sólo validar lo medible, nos olvidamos del sustrato de las cosas.

En la otra esquina, los marxistas se encargaron de hacer que la filosofía se pusiera al servicio de la ideología. Con la caída del Muro de Berlín y “el fin de la historia”, el piso de los marxistas empezó a tambalearse. Pero ellos también odiaban la metafísica, sobre todo si tenía algo que ver con entes supra naturales, opio del pueblo y demás. Sin duda que el marxismo, y todos sus hijos e hijas, nos abrieron los ojos a la cuestión social, pero se olvidaron que el hombre es más que trabajo, lucha de clases. El hombre está llamado a la eternidad…

Los filósofos debemos evolucionar. Plantear problemas. Este mundo del confort y del entretenimiento requiere de algunos maestros que sacudan las consciencias. Antes que dar las respuestas, tenemos que plantear preguntas poderosas que desarmen a los jóvenes y los hagan salir del consumismo en el que vivimos. Revivamos la metafísica; arrebatémosela a los brujos. Los temas básicos de la metafísica están vivitos: Dios, hombre y mundo. Debemos hacernos coaches de vida y de existencia. En un mundo de gente enferma de ansiedad, estrés, depresión, que sólo vive para sentir y no para pensar, tenemos mucho trabajo.

Ojalá los que están al frente de las naves se den cuenta de la utilidad de la filosofía y que los filósofos nos demos cuenta de que “el ser es y no puede no ser”, pero que a la vez “no nos bañamos dos veces en el mismo río”. El que puede entender que entienda.

<>Artículo publicado el 7 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Andan a pie

La opinión de….

Charlie Del Cid

Hace 100 años cuando no había automóviles, y las ciudades eran pequeñas andar a pie era lo más común.  Hace siglos igual. El que tenía que recorrer grandes distancias usaba un carruaje o un caballo. Supongo que eran para los pudientes o ricos. Si hoy tener un carro es costoso, supongo que algunos de los medios de locomoción de la antigüedad también lo serían. Andar a pie era culto. Se afirma que Aristóteles filosofaba caminando junto con sus discípulos. Jonás el profeta caminó tres días para recorrer Nínive, la capital de Asiria.

Caminar es saludable. Los médicos lo recomiendan como un ejercicio que podría darnos más años de vida.   Sin embargo, andar a pie o en bus, si es diablo rojo más todavía, puede ser signo de que nuestra vida no ha llegado a ser exitosa.   Tener un auto de último modelo, con dispositivos de audio y video, con vidrios ahumados, neumáticos y rines de marca se ha convertido en una medición de nuestro progreso.

Supongo que a eso se refería una analista de espectáculos y moda al referirse a los participantes, incluso finalistas, de algunos de los reality shows más exitosos de los últimos años. Estos artistas tuvieron tres meses en la vorágine del espectáculo, pero sus vidas no han cambiado mucho. Soñaban con contratos de productoras musicales, pero no es la suerte de todos. En este mundo en el que todos queremos nuestros cinco minutos de gloria cualquier oportunidad esperanzadora es atractiva. Un concurso de estos puede ser el trampolín que nos saque de la pobreza.

¿Habrá tarimas y shows para tantos artistas? En esta época del entretenimiento, esta faceta de la vida humana ha pasado de ser de un medio a un fin. La tarea del artista es bien pagada, su vida es es admirada e idolatrada por las masas, muchas veces sin importar el contenido de sus producciones.

Es necesario que los jóvenes que sueñan con el estrellato sepan que no habrá tarimas para todos. Hay ocasiones en que los propios productores o empresarios irrespetan sus dignidades.   Claro, eso no lo notan si están soñando con fama y fortuna. Definitivamente que el respeto nos lo ganamos nosotros mismos. Nadie te respetará si tú no lo haces. Un papel fundamental en tener los pies sobre la tierra lo hace nuestra familia. Si no hay familia, sería bueno tener algún amigo que nos diga la verdad, aunque esta duela.

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Este artículo se publicó el 25 de agosto de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos,   lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

El factor humano

La opinión de…..

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Charlie Del Cid


Estaba frente a uno de los semáforos inteligentes, y la imprudencia de un ser humano –se supone que inteligente– me hizo recordar la frase de Pascal: “El hombre es una caña, la más débil de la naturaleza; pero es una caña pensante.  No hace falta que el universo entero se arme para aplastarla: un vapor, una gota de agua basta para matarla.  Pero aunque el universo lo aplaste, el hombre sería todavía más noble que lo que lo mata, puesto que sabe que muere y el poder que el universo tiene sobre él; el universo, en cambio, no lo sabe.

Se me vino a la mente esto del factor humano. Me acordé del sargento que dirigía el tráfico en el cruce de cerro Patacón antes de que construyeran el puente.   Me acordé de otros policías dirigiendo el tráfico; no tan eficaces como el primero.   Se supone que los semáforos tienen sensores que captan cuando hay autos esperando o no.  Supongo que por eso los llaman inteligentes.  Pero no pueden hacer nada si no los programan correctamente. Si no están en sincronía provocarán tranques, como los que hemos percibido. De hecho, por muy inteligentes que sean, nuestra ciudad- lo sabemos desde hace años- fue diseñada a la libre y ya sus calles y avenidas no aguantan tantos automóviles.

¿A qué me refiero con el factor humano? Siempre seremos hombres y mujeres los que programemos las máquinas. Ellas no harán nada que no les hayamos sugerido. Todavía la inteligencia artificial depende de la mente humana. Y por eso, el factor humano es insustituible.

Los conductores nos sentimos tan impotentes cuando otro ser humano inteligente tranca la vía. Ocurre en varios cruces.  Los de la vía principal tienen el paso.   El semáforo cambia y ellos no tomaron en cuenta que la luz iba a cambiar y trancan el paso. Los demás no pudimos aprovechar nuestro turno y nos vamos desesperando. Entonces, nos tiramos por fuera; nos enojamos; les recordamos a su madre y llegamos al trabajo estresados.

¿En qué escuela del universo se nos enseña a no trancar el paso?   Por supuesto, que en el manual de tránsito.   Gracias a Dios, ya nadie obtiene su licencia por debajo de la mesa y nos hacen estudiar el manual.   Pero a la hora de estar en la calle se nos olvida.   Ahí pensé que los policías de tránsito eran más útiles e inteligentes que los semáforos, y que tenían una boletera que podría evitar que mis congéneres trancaran el tráfico.   Luego recordé que los policías a veces utilizaban su boletera para coimear…

El factor humano. Sin duda, que la frase de los obispos en Medellín es profética. Es decir, vale para todas las épocas: “No tendremos un continente nuevo sin nuevas y renovadas estructuras; sobre todo, no habrá continente nuevo sin hombres nuevos, que a la luz del Evangelio sepan ser verdaderamente libres y responsables”. Medellín, Justicia 1,3.

Sin hombres nuevos, los semáforos inteligentes serán inútiles. Sin hombres nuevos, las elecciones seguirán siendo momentos fugaces.

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Artículo publicado el 10 de Marzo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Familiaridad, distancia, Navidad

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La opinión del Profesor de Filosofía……

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Charlie Del Cid

Ya se fue la Navidad. ¿Qué rápido? Bueno para algunos almacenes la Navidad empezó en agosto. Por eso cuando pasó el 25, ya iban quitando todo, pues había que cambiar. La espera es tan bella. Cuando hay razones para esperar, la espera es hermosa. Sólo algunos han descubierto lo hermoso de la espera. Eso requiere preparación.

Estos días nos acercan al misterio de Dios. ¿Cómo es posible que Dios se haya hecho hombre?  Para los gnósticos de los siglos II y III de nuestro tiempo, era inconcebible que Dios hubiese tomado carne humana.

Se entiende, entonces, que entre sus creyentes haya visto la luz el Evangelio apócrifo de Judas. Llega un momento en el que uno se pregunta: ¿será verdad que se hizo hombre? ¿será verdad que nació en Belén?

Hace unos años, un amigo me hizo notar que la familiaridad es muy difícil entre jefe y subalternos. Los jefes están con los jefes: el pueblo con el pueblo. Algunos van en primera clase: el resto en clase económica. El jefe no debe y no puede hacerse tan familiar a los dirigidos; podrían faltarle el respeto; podrían desobedecerlo. Sobre todo si es un puesto en el que la autoridad es vital. Esto ocurre en todos los órdenes de la vida. Los padres debemos ser padres y no pacieros de nuestros hijos: es decir debemos tener la distancia para corregirlos y regañarlos cuando es necesario.

Ese fenómeno ha vuelto a mi mente en estos días con respecto a la Navidad. Dios se hizo tan familiar a nosotros que hasta podemos tutearlo. Es más podemos negarlo. En esta época nuestra renacen agnosticismo y ateísmos.  Se me venía a la mente que Dios se hizo tan cercano que podemos borrarlo de nuestra vida.   Hasta sus paisanos dudaban de él. Su propia familia llegó a pensar que estaba fuera de sí – loco -.

Por mi mente de filósofo hay momentos en que dudo de Dios. La duda no es mala: lo malo es quedarse en ella obcecadamente.  Es un misterio la existencia de Dios; sobre todo cuando es tan bueno que permite el mal. Hay cosas que sólo las ve el corazón diría El Principito. Seguro Saint Exupery había leído a Pascal. Este sabio francés fue el descubridor del cálculo diferencial, fue el inventor de la primera calculadora moderna. Era un hombre de oración.

Una noche tuvo una experiencia mística. Mientras su corazón y todo su ser experimentaba a Dios escribió algunas palabras entrecortadas en un papel: “gozo, lágrimas, felicidad, alegría…” No era un discurso coherente, pero era tan real para él, lo que había ocurrido, que guardo el papel por el resto de su vida en el bolsillo interno de su abrigo, para que siempre estuviera el recuerdo cerca de su corazón.

Dicen que encontraron el papel luego de su muerte. Tal vez por eso Ludwig Wittgenstein, uno de los filósofos más reconocidos del siglo XX haya dicho “de lo que no se puede hablar es mejor callar”, pero también “Dios existe, se muestra en lo místico”. El asunto es que se ha hecho tan familiar que podemos negarlo.

Ya decía el Maestro: “yo te bendigo, Padre, porque has manifestado estas cosas a la gente sencilla”.

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Publicado el 7 de enero de 2010 en el Diario El Panamá América, y el 8 de enero de 2010 en el Diario la Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Coppola, el Tigre y 2012

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La opinión del Profesor de Filosofía….

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Charlie Del Cid

La familia es más valiosa que todo. En una frase que me pareció lapidaria, más o menos eso decía el director de cine Francis Ford Coppola. Algo así como que él no dirigía por gloria o dinero; sería capaz de dejar el cine por su familia. “Picasso era un gran artista, pero un pésimo esposo y padre de familia; yo prefiero ser un tipo sencillo…” Qué frase tan verdadera, lástima que el mundo de hoy no valore eso.

En nuestra cultura postmoderna, la vida familiar no pesa tanto como el éxito, la fama, los triunfos. Para los esquemas del mundo lo que cuenta son tus ejecutorias, tus premios, los óscares, grammys, etc.   La familia es algo privado que no tiene tanto peso.  El asunto es que cuando la familia falla, la persona, el ser humano, tiene muchas probabilidades de ser inestable y tener una vida problemática.

La familia es lo más grande que tenemos. De qué valen nuestros diplomas, doctorados, cuentas bancarias si nuestra familia está destruida. El caso de Tiger Woods es ejemplar. ¿Podrá levantarse de esta situación? La debilidad lo llevó a destruir su familia. Claro que todos merecemos una oportunidad y no pocas veces muchas oportunidades. Seguro la vida se la dará. Para él ha llegado el Apocalipsis; por cierto Coppola dirigió una película llamada así.   Para el Tigre del Golf llegó el 2012 antes de tiempo.

Cuidar una familia es un arte. Hoy los padres de familia dormimos, mientras los enemigos de la familia, así como el Herodes bíblico, acaban con nuestros hijos.   Sin duda que hay que sacrificar algunas cosas para poder salvar la familia. En un libro que leí hace años saqué una frase memorable: “Para decirle sí a algo o a alguien, tienes que decirle no a otras cosas u otras personas”.

Para tener tiempo para nuestros hijos y parejas, tendremos que decirle no a otras cosas que tal vez son buenas, pero no son prioritarias. Ya dice el refrán:”Lo bueno es enemigo de lo mejor”. Es bueno ver tele, es bueno ver los deportes, ir a los conciertos, ir a las rumbas, pero lo mejor es ir en familia y con nuestra familia.

Hace unos años un amigo decía que el no podía salir a pasear sin sus hijos y su esposa. ¿Cuántos de nosotros pensamos como él? Este domingo que acaba de pasar era la Solemnidad de la Sagrada Familia. En un mensaje a la humanidad el Papa decía: la familia «es el camino seguro para encontrar y conocer a Dios». En un mundo que se olvida de Dios cuán verdadera es esa invitación. Ya decía el padre Peyton: “La familia que reza unida, permanece unida.”

Salvemos nuestras familias del Apocalipsis, que no llegará en el 2012, sino que está en el bombardeo que recibimos a diario. La iglesia doméstica es más importante que cualquier éxito humano. Parodiando al Maestro diríamos: De qué le sirve al hombre ganar el mundo, si pierde su familia.

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Publicado en  1 de enero de 2010  en el diario El Panamá America, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

¿Invasión o liberación?

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La opinión del Profesor de Filosofía….
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Charlie Del Cid

“¿Cómo es posible que el Arzobispo haya hablado de Liberación?”   Decían mis compañeros de filosofía que eran miembros del Partido del Pueblo. Los murales de Humanidades estaban repletos de fotos de la Invasión. “Endara se tomó fotos con los invasores”.   La Universidad de Panamá era un caldero en donde se podía discutir lo que había pasado.  Recuerdo que el martes 19, terminábamos nuestra clase de filosofía antigua y planeábamos ir al nacimiento en vivo en el Gimnasio Nuevo Panamá. Creo que eran las doce de la medianoche. En La Locería, se empezaron a escuchar las detonaciones. Teníamos en el Parque Metropolitano la Unidad Canina de las Fuerzas de Defensa. Empezaba la Operación Causa Justa.

Regresamos a la Universidad en marzo del 90. El profesor Celestino Araúz nos decía: “a ustedes les tocará escribir la historia de la Invasión o analizarla”. Ya habíamos empezado nuestra filosofía de la historia, interpretación, hermenéutica. Aquella madrugada del 20, sintonizábamos Canal 8 para ver qué decían los invasores. Mi vecina, una maestra jubilada, me daba su interpretación en el momento: “Me duele esto. Tanto que luchamos para sacar a los gringos para que por Noriega vuelvan” (A su memoria venían las jornadas del Filós-Hines, las Siembras de Bandera, el 9 de enero…).

Unos meses antes, había visitado a mis familiares del Chorrillo. Me llamó la atención que mi tío, un pequeño empresario –tenía su pequeña fonda tienda en la esquina del Cementerio Amador con los juzgados Nocturnos- me dijera: “Este Noriega con su falso nacionalismo ya nos tiene cansados.” Otro que interpretaba.

Aquel 9 de enero fue de manera inusitado. El Dorado se fue llenando desde las 7:30. La Eucaristía había sido programada para las 9. Debíamos ir. Yo no recuerdo si el Arzobispo dijo liberación. Algunos lo acusaron de pro-yanqui. Bueno eso venía desde que asumió el cargo. Sus padres eran estadounidenses. Aunque había nacido en Panamá, había estudiado en el Norte. ¿Por qué el Arzobispo habló de liberación? Sin duda que era el sentir de la mayoría de la población. Casi un setenta por ciento de la población le había dicho a Noriega en las elecciones del 7 de mayo del 89 que no lo querían.

Los afectos al régimen se sentían ofendidos. La mayoría de los panameños creyeron que la única salida fue la que efectivamente se dio, y que el Dictador, con sus bravuconadas causó. Ninguna muerte es justificada, la violencia que usaron los gringos menos. Total ellos mismos habían creado a Noriega en las Escuela de Las Américas y en cuanto curso de oficialidad le ofrecieron desde la época de los sesenta cuando empezó a ser emplanillado de los Estados Unidos. Ellos lo crearon, lo alimentaron, ellos se lo llevaron; pero en el camino permitieron que Panamá fuese humillada, El Chorrillo destruido, los comercios saqueados. Lo mismo ocurrió en Irak y ahora en Afganistán.

“En todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman”. Dios no se alegra de la muerte, pero la ha vencido. El dolor y el sufrimiento también le duelen a Él, pero lo permite para sacar bien de él, pues en el camino, por nuestra libertad, podemos ganar méritos a través de nuestra cooperación en la redención del mal. La “invasión” permitió que saliera nuestra yo saqueador, qué vergüenza.  Pero también permitió que la solidaridad de unos y otros saliera a la luz. ¿De qué tendría Dios que liberarnos hoy?

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Publicado   el   21  de  diciembre  de  2009  en  el  diario  El  Panamá  América, a   quien  damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que le corresponde.

¿Tú sabes quién soy yo?

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La opinión del Profesor de Filosofía……
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Charlie Del Cid

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Dijo el tipo, ya con una buena dosis de alcohol en la sangre. “¿Quieres que te enseñe quién soy yo?”, continuó diciendo, mientras intentaba sacar de la cartera algo como un carné. ¿De qué era el supuesto carné? No sé, pero me imagino que era la afiliación a un determinado partido político. No creo que fueran sus credenciales de socio del Real Madrid o del Barca.

Mi mente se transportó a la época de los militares. Bueno tal vez todavía estamos en la misma situación. Todos apelamos a la fuerza de la palanca para conseguir algo. No vale el derecho, la justicia, los méritos, sino ser amigo de alguien grande. Tener una tarjeta de un diputado puede abrir puertas, puede hacer que tu nombre sea el que escoja la junta de personal. No valen tus créditos, sino tus amistades y contactos.

Hace un tiempo vimos el espectáculo de un suplente a diputado que le reclamaba al agente de policía por haberlo detenido y practicarle una prueba de alcohol.  ¿Quién más quién menos cuando tiene un aprieto piensa en su gran amigo que tenga un poder mayor o lo libre de sus angustias? En alguna época fueron los Superamigos, el Chapulín Colorado.

Hace poco más de un año me sucedió algo interesante. Mi hija estudia en el Conservatorio de Música. Esta institución está ahora en Albrook, áreas revertidas. No recuerdo cuando pusieron al lado del edificio del Instituto de Música las oficinas del Despacho de la primera Dama. Como sabemos este despacho atiende casos de desastres desde hace ya varios años. Eso implica que el edificio cada cierto tiempo sea visitado por furgones y camiones de carga con mercancía para estos fines. La calle de acceso es la misma que la del Conservatorio. En algún momento pusieron un anuncio de “Prohibido estacionar”. Muchos padres de niños seguimos corriéndonos el riesgo de estacionarnos a pesar del anuncio. Pero llegó el día temido. Unos cuatro vehículos había estacionados en la calle, entre esos el mío. El agente de policía nos prometió la respectiva boleta, pues habíamos hecho esperar a la mula y seguramente sus jefes del Despacho de la Primera Dama le harían pagar las consecuencia.

Sin duda que tenía razón, éramos infractores. Nuestra defensa era que no había en donde estacionarnos. El se mantuvo en llamar a la Autoridad para que enviaran alguien que nos boleteara. Lo que recuerdo del incidente es que una madre de familia marcó en su celular el número de algún teniente que hablara con el cabo y le dijera no nos boleteara. En broma le decía a otra madre “¿Y nosotros a quién llamamos?” Recordé entonces esos años en que una llamada a la Comandancia podía resolver boletas, colas interminables, trámites engorrosos, aligerar apertura de negocios…

¿Habrán cambiado las cosas? ¿Tú a quién acudes para evitar castigos, infracciones, etc.? En países cómo los nuestros hay que revestirse de una santa paciencia, pues a veces los políticos son fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Ojalá la razón, la justicia, la decencia, los méritos, privaran. Esperamos eso de nuestros gobernantes y de cada funcionario, de cada servidor, aunque su puesto sea simple, que se pueda decir de él “vino para servir y no para ser servido”.

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Publicado  el  15 de diciembre  de  2009 en  el  diario  El  Panamá  América, a   quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Fukuyama, Karol y el Muro

La opinión de…..

CHARLIE DEL CID

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Fukuyama, Karol y el Muro

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Veinte años después de la caída del marxismo (el Muro fue el símbolo, así como la Toma de la Bastilla lo fue de la Revolución Francesa) un filósofo estadounidense predecía el fin de la historia. El neoliberalismo sería la única vía político–económica para el futuro. ¿Qué diría Fukuyama al ver que el mercado por sí sólo no resuelve los problemas de humanidad? ¿Qué diría Fukuyama al ver que Río de Janeiro, y el flamante presidente de Brasil –salido de las filas socialistas– le arrebató la sede de los Juegos Olímpicos a la Ciudad de Chicago? ¿Qué diría Fukuyama de la crisis de Wall Street y de Maddof?

Estos días se han analizado las causas de la caída del marxismo. Los defensores del capitalismo hablan de los errores de Marx, de la crueldad de los totalitarismos que surgieron por todo el mundo para tratar de instaurar ese paraíso en la tierra que profetizaba el sistema. Es curioso que algunas de las economías más pujantes del planeta estén en manos de socialistas: Brasil y Chile.   El boxeador–filósofo de Lo Mejor del Boxeo diría que son gente que produce con la derecha, pero reparte con la izquierda.

En una Europa que olvida sus raíces, sobre todo cristianas, poco se ha mencionado sobre el papel de Karol Wojtyla en la caída del marxismo. Este hombre vivió en carne propia los horrores del totalitarismo. Sufrió los crímenes del nazismo y luego las atrocidades del marxismo. Junto con otros jóvenes polacos decidieron que para vencer a ambos había que hacerlo desde dentro: no con violencia, sino con cultura, amor, pacifismo activo.

Yo era un estudiante de filosofía e historia cuando hace 20 años caía el Muro de Berlín. Recuerdo las imágenes de los jóvenes destruyéndolo a pedazos. Alguna agencia noticiosa puso como música de fondo el Ave María de Schubert. Yo veía en eso un signo profético. Algo más que la política había acabado con el marxismo.

Ya Karol era Juan Pablo II. En sus encíclicas y discursos había dejado ver los errores antropológicos del marxismo. Más tarde diría que el neoliberalismo por sí sólo no resolvería la pobreza y la desigualdad del planeta. La Europa de hoy le debe mucho a Karol. Es curioso que hoy se quiten los crucifijos de las aulas. Se gozan de los frutos de la libertad, pero se ignora las raíces de la libertad.

En 2002 Juan Pablo II se oponía a la Guerra contra Irak.  Hace un año, Barak Obama utilizó la crítica a ésta como uno de los baluartes de la campaña hacia la Casa Blanca.  Hoy el recién galardonado premio Nobel de la paz lucha por una reforma sanitaria basada en la solidaridad.  La crisis económica de Estados Unidos lo reclama.

En la otra orilla están los que desconocen la historia y los fracasos de los totalitarismos.  Chávez parece ser uno de ellos, reparte con la izquierda, pero su derecha no produce nada. Mientras tanto los venezolanos que pueden vuelan hacia Panamá y otros países.

Hace unos meses algunos sabios hablaban de cerrar las facultades de economía de las universidades de Estados Unidos, los economistas no podían resolver la crisis que viven.

Tal vez si todos releyeran la Centesimus Annus verían que el problema es moral y no tanto económico. Aunque a Saramago diga que los pesimistas son los únicos que quieren cambiar el mundo, no puede negar que fue un optimista el que lo hizo: Karol Wojtyla.

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Publicado el 14 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Endara y la verdad

La opinión del Profesor de Filosofía….

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Charlie Del Cid

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Endara y la verdad
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Un par de milenios atrás un supuesto sabio dijo: “Nada existe. Si algo existiera no podríamos conocerlo. Y si acaso pudiéramos conocerlo, no nos sería posible comunicarlo».  Gorgias de Leontini y su coetáneo Protágoras son recordados por su escepticismo y relativismo. Este último decía: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Si no se puede llegar a la verdad objetiva lo prudente, dirían estos maestros sofistas, es convencer al auditorio, aparentar que tenemos la verdad.  Dicen que ese es el arte de los políticos: La demagogia.

A los profesores o tutores que aparentamos saberlo todo, los estudiantes les dicen: “lo que no saben, lo inventan”. ¿Existe la verdad? ¿Podemos llegar a la verdad? A mi profesora de filosofía le gustaba decir que el pensamiento de Protágoras era la puerta para los dictadores, por los gobiernos autocráticos: ¿Qué hombre será la medida de todas las cosas? Napoleón, Genghis Khan, Atila, Hitler, Osama Bin Laden, Chávez, Castro, Noriega. ¿Qué hombre es la medida de todas las cosas?

En estos días anduvo por Panamá Al Gore.  Ya otros han dicho que su “Verdad incómoda” es verdadera, pero no llega a quienes debe llegar.   Un gran movimiento publicitario para hacer dinero.  Un predicador decía: “Ellos tienen la mentira, y la predican como verdad; nosotros tenemos la verdad, pero la predicamos como mentira”. Se refería él a todo el aparato propagandístico en el que invierten los espectáculos comerciales para vender sus shows.

Desde la época de Durán-Leonard estamos viendo la pelea del milenio o del siglo. Cada cartelera boxística es la panacea que no debemos perdernos.

¿Dónde está la verdad? San Agustín, un apasionado por la verdad, decía: “He visto muchos que querían engañar, pero ninguno que quisiese ser engañado”. En el fondo del hombre hay una anhelo por la verdad, por estar en el sitio correcto en el momento correcto. ¿Se puede llegar a la verdad?

En los últimos tiempos se ha puesto de moda la verdad del consenso; lo que puede acabar en una gran mentira.

Con la muerte del Presidente Endara, han salido a la luz muchas anécdotas de su vida.   En una época en la que la imagen es lo que manda, Endara se nos presentaba como la antítesis de la imagen.   Seguro que las diversas revistas que cuentan los detalles de la vida en sociedad no le tendrían como alguien fotogénico.

Recuerdo que muchos contemporáneos se burlaban de mi candidato. Yo sólo decía: “el tiempo va a hablar y dirá que Endara fue grande”.

Hoy el tiempo ha hablado.  Amigos y enemigos, copartidarios y adversarios reconocen los méritos de este hombre honrado, honesto, transparente.  Existe la verdad.  A veces se oculta por distintas razones, pero está ahí.   Los intereses de los poderosos, de los que mercadean y venden pueden ocultar la verdad, pero ella saldrá a la luz. Ya decía el Gran Maestro: “No hay nada oculto que no llegue a saberse”.

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Publicado el 2 de octubre de 2009 en el diario El Panamá América a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Demolición, restauración, caducidad

Demolición, restauración, caducidad

La opinión del profesor de Filosofía…

Charlie Del Cid

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En estos días, ante la limpieza que hacían algunos grupos de la sociedad civil, del vetusto coliseo Juan Demóstenes Arosemena, un periodista recomendaba su demolición; y ponía como una causal de su propuesta el hecho de que está en una zona roja: Curundú.

Un debate se ha planteado sobre la utilización del edificio que albergó a la Embajada de EE.UU. en Panamá. Algunos defienden la conservación del inmueble como museo. El Gobierno habla de demoler y construir una torre para oficinas públicas y abaratar el presupuesto gubernamental que invierte millones en alquileres.

Se me vinieron a la mente algunas reflexiones metafísicas de otros tiempos. Parménides decía algo así como que el ser era inmutable e imperecedero. Al contrario Heráclito planteaba que “nadie se bañaba dos veces en el mismo río”: todo cambia. Aristóteles vino a zanjar la situación diciendo que el cambio es el paso de potencia a acto: los seres tienen algo en potencia, pero otros atributos en acto.

¿Qué edificios deben ser considerados patrimonio histórico o patrimonio de la humanidad? Es curioso lo que puede variar una zona en 100 o 200 años. Después de aquel ataque de 1671, Panamá La Vieja fue abandonada; incluso los vecinos del arrabal se mudaron al sitio a las faldas del Ancón. Los más pudientes vivían en San Felipe intramuros; los pobres, en el arrabal santanero. 250 años después, el sitio de Panamá la Vieja se fue repoblando de vecinos pobres que en la expansión de la ciudad hacia Río Abajo, debido a la construcción del Canal, encontraron espacio en la abandonadas ruinas. Cerca del sitio se encontró un perfecto sitio para el crematorio municipal. ¡Cómo cambian los tiempos!

A raíz de la expansión de la ciudad, el presidente Porras, en la segunda década del siglo XX, inauguró el barrio de La Exposición y su vecino Bella Vista: las familias de intramuros se mudaron a estos barrios. San Felipe fue poblado por los arrabaleros. ¡Cómo cambian los tiempos! Hace unos 20 años las cosas volvieron a cambiar. Patrimonio histórico, la UNESCO y muchos sabios decidieron que Panamá La Vieja era un sitio importante; igualmente que el Casco Viejo, San Felipe, era valiosísimo. Las propiedades empezaron a subir de precio. Algún alcalde decidió mudar el vertedero de Panamá Viejo, se hizo un súper relleno y hoy está enclavado cerca de la vetusta torre Costa de Este: barriadas exclusivas, rascacielos símbolos del capitalismo y de la modernidad de Panamá.

Decía a mis estudiantes que se fijaran cuáles eran los edificios más antiguos de Panamá. Las iglesias sin duda están a la cabeza. Los templos religiosos en todas partes del mundo son venerados y conservados. Signo de que los valores trascendentes son menos negociables que los otros. ¡Quién sabe que pasará en cien años con su condominio o rascacielos! A lo mejor es patrimonio de la humanidad o lo echan abajo para construir un aeropuerto para los transbordadores que nos llevarán a algún planeta en el que haya agua. Recuerda que eres polvo…

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Publicado el 2 de septiembre de 2009 en el diario Panama América Digital, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde

Las bondades del capitalismo

Las bondades del capitalismo

La opinión de…

Charlie Del Cid

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Con el brote de regímenes de izquierda en América Latina han surgido diversas opiniones. Ahora Estados Unidos monta una base militar en Colombia; antes estuvo en Ecuador y ahora Correa no les prolonga la estadía así que hablaron con su aliado Uribe.

Nuestro país ha acogido a un gran número de chamos y chamas que han salido de la patria de Bolívar por las persecuciones del comandante. Algunos dicen que sus días están contados y por eso el cierre de tantos medios de comunicación hace unas semanas.

Hace un par de años, una conocida venezolana me decía que Chávez estaba haciendo mucho bien. Unos seminaristas que viajaban hacia Venezuela a hacer su noviciado me decían que la realidad era otra; la jerarquía cuestiona el deseo del gobernante de laicizar la educación.

Hace 20 años, Fukuyama predecía el fin del comunismo o socialismo. La caída del muro de Berlín era el signo de que las teorías de Marx y Engels nunca llegarían a instaurarse.   Recuerdo que en ese momento yo estudiaba filosofía en la Universidad de Panamá.   Para los marxistas, muy serios algunos, otros muy acomodamos al capitalismo, el asunto fue una hecatombe apocalíptica: se derrumbaban sus ideales.

En estos días fui con mi familia a uno de los mall de la ciudad.   Cuánta gente, cuántas vitrinas.  Pensaba en las bondades del capitalismo: ¿Cuánta gente humilde trabaja en esos lugares y honradamente llevan el sustento a sus lugares?  ¿Cuántos podemos llegar hasta ahí, aunque sea para ver los escaparates?   ¿Será que todos los hijos de esta tierra pueden gozar de las bondades del capitalismo?

El neoliberalismo, en palabras de Fukuyama, sería la panacea.   Años después, el gran hombre y papa Juan Pablo II, ante la posibilidad de una tercera alternativa socialcristiana, decía: “Tengo miedo de que esta tercera vía sea otra utopía.  Por una parte tenemos el comunismo, que es una utopía que, en la práctica, ha fracasado trágicamente.   Por otra está el capitalismo, que en su dimensión práctica, en sus principios básicos, sería aceptable desde el punto de vista de la doctrina social de la Iglesia, ya que bajo varios aspectos se muestra conforme con la ley natural”.   Sin embargo, “dentro de esta práctica de por sí aceptable se producen abusos –diferentes formas de injusticia, de explotación, de violencia y de prepotencia–, y entonces se llega a las formas del capitalismo salvaje. Son los abusos del capitalismo lo que hay que condenar”.

El problema se dirige a la discusión sobre la libertad humana. El que vende u oferta, ¿puede y debe ofrecer lo que sea?   Estos últimos días hemos leído sobre las concesiones de juegos de azar, incluso en manos de autoridades que debían velar por los más desprotegidos que usualmente caen en el vicio de la ludopatía.

Definitivamente que si no educamos la libertad seremos esclavos del capitalismo salvaje. Del otro lado están los autócratas que so pretexto de defender a los más pobres coartan las libertades. Ya decía Blas Pascal: “No es bueno ser demasiado libre.  No es bueno tener todo lo que uno quiere”.   De seguro a muchos no les agradará esto, lo dijo Pascal.  Gracias a la libertad puedes estar en contra.

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Publicado el 23 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde 

Miedo al temblor

Miedo al temblor

Charles del Cid
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Desde hace un par de días está temblando en Panamá. Lo usual es que esos acontecimientos sísmicos no ocurrían en nuestro istmo. Por eso los estadounidenses prefirieron construir el Canal en Panamá y no en Nicaragua.   El Arco Chato era la prueba de que aquí no temblaba como en el resto de Centroamérica.   En esta región, los hermanos están acostumbrados a los temblores, terremotos y demás.   Nosotros no.   Es más, hasta decimos “es que Dios es panameño”.

Los recientes temblores nos hacen pensar que es cierto lo del cambio climático. Para colmo, en la televisión vuelven a presentar películas como “El día después de mañana”, sobre cambios de temperatura y glaciaciones. Incluso, el pasado fin de semana se estrenaba el filme “La era del hielo”.

El miedo es un sentimiento humano que paraliza o empuja reacciones irracionales a veces. Cierta dosis de temor es necesaria para la vida. Eso hace que tú cedas la llave de tu carro al conductor designado. El vicio contrario es la temeridad: cuando se pierde el miedo. Eso conduce a los jóvenes a hacer regatas en Calle 50, en la capital y acabar con su vida o la de otros.

La postmodernidad en la que vivimos propugna como uno de sus valores el sentir. Es más agradable sentir que pensar. El pensamiento y la razón eran los valores de la modernidad: hoy muchos abandonan la razón y viven del sentimiento. Eso explica que los jóvenes y los no tan jóvenes busquen experiencias extremas como lanzarse en “bungee jumping” desde un puente o de una grúa telescópica. Eso explica los “reality show” de moda en los que hacen que la gente enfrente sus miedos para sentir experiencias con mucha adrenalina.

Mucha gente salió de sus casas por temor al temblor. Dicen que algunos medios de comunicación serios coadyuvaron a mantener la calma y orientar; otros, característico de nuestra época, hacían chistes del hecho.

Hace unos años hubo temor por un posible tsunami en costas panameñas. Mi hija de nueve años me preguntaba: “¿Papito, si viene un tsunami nos alcanza?” -“Sí hija -le respondí (nuestro colegio, en donde ella estudia y yo trabajo, está en Paitilla)-. No te preocupes estamos en manos de Dios”. Todo está en manos de Dios.

El lunes santo, 6 de abril, ocurrió un terremoto en la región de los Abruzos en Italia. Las fotos, los vídeos, nos hacían reflexionar en la solidaridad humana. El Papa visitó la zona el 29 de abril y pedía a las autoridades «un serio examen de conciencia para que su nivel de responsabilidad jamás venga a menos».

En las contingencias naturales hay una dosis natural, imposible de controlar; pero hay una dosis de responsabilidad humana. Hoy, diversos rascacielos enorgullecen Panamá. Dios quiera que nuestras autoridades hayan tomado en cuenta todas las medidas de seguridad.

Siempre hay un componente humano en las crisis. ¿Cuánto de ausencia de moral hay en la crisis económica mundial? Ya una vez el entonces cardenal Ratzinger dijo: «Aunque la economía de mercado se base en colocar al individuo dentro de una determinada serie de reglas, no puede hacer del hombre algo superfluo o excluir su libertad moral del mundo de la economía… Estos valores espirituales son de por sí un factor en la economía: las reglas del mercado funcionan sólo cuando existe el consenso moral que las sostiene».

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Publicado el 8 de julio de 2009 en el diario El Panamá América, a quien damos todo el crédito que le corresponde.