La opinión de….
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Eyda Guardia Quirós
En la última campaña política la mayoría de los panameños nos dejamos convencer por la estrategia de publicidad que nos decía “ahora le toca el pueblo”. Hubo confianza en que las cosas serían diferentes para mejorar la situación del país. Sin embargo, en poco menos de nueve meses con el nuevo gobierno se observan muchas acciones que contradicen lo esperado.
Particularmente, la ciudad de Panamá se vuelve cada día más insegura, hay altos niveles de violencia, es difícil evitar ser víctima de un robo, ni qué decir del crecimiento de grupos de jóvenes pandilleros que se matan entre ellos y en el camino dejan a víctimas inocentes.
El transporte público sigue igual de malo. La seguridad solo llega a las altas autoridades que pueden tener escoltas, carros blindados y hasta pueden cerrar las calles para su uso personal. Mientras que al pueblo le toca tener paciencia y aprender a vivir inseguro.
Ahora nos enteramos de que es necesario recaudar fondos para cubrir las promesas sociales de campaña, dinero que será recaudado a través de las reformas fiscales.
Al pueblo le toca aceptar que tendrá limitada su aspiración de adquirir electrodomésticos, ropa, productos de aseo personal, transporte privado, servicios de lavandería, entre otros productos y servicios de consumo que tendrán 7% de impuesto adicional. Le toca al pueblo aceptar que el aumento al salario mínimo no era para disponer de recursos que le dieran la oportunidad de darse algunos gustos adicionales a sus necesidades básicas.
Al Gobierno le llega una donación de 22 millones de dólares, y rápido y veloz lo invierte en un nuevo avión presidencial. ¿Era difícil haber considerado usar esa donación en asuntos sociales? Al pueblo le toca entender que primero es garantizar el lujo y la comodidad de nuestro presidente millonario.
El año escolar llega con donaciones de mochilas y becas para estudiantes del sector público. Mochilas que son de mala calidad y que por simple lógica muchos jóvenes no querrán usar. Lástima no haber considerado donar botas de caucho a los estudiantes que diariamente caminan en zonas rurales para llegar a sus escuelas. Al pueblo le toca recibir las mochilas, los útiles escolares y las becas, aunque sea poco lo que favorecen a la economía familiar.
En nueve meses de Gobierno, las contrataciones directas parecen haber llegado para quedarse; algo así como en la empresa privada, en donde el dueño de la empresa ve ofertas y decide de inmediato lo que quiere comprar. Luego, al pueblo le toca entender que eso de las licitaciones es pérdida de tiempo, más cuando existen buenas relaciones con la Contraloría.
Al pueblo panameño le toca reconocer que el cambio llegó también para entender que las leyes se pueden manejar según la interpretación que se haga de ellas en el momento necesario, una condición especial para ciudadanos con altos cargos en el Estado.
No pensemos en ese privilegio para el ciudadano común, nosotros sí tenemos que atender las leyes al pie de la letra, salvo que se tenga la suerte de una favorable interpretación por parte de un hábil abogado o un funcionario con autoridad.
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Artículo publicado el 13 de marzo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
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