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La opinión de la Doctora en Ciencias de la Educación y Miembro, Asociación de Muchachas Guías de Panamá…
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Gisela Lammerts van Bueren Barrera –
La profesora Ernestina Sucre Tapia, miembro de la Asociación de Muchachas Guías de Panamá, con su pluma ligera y tesonera, en su momento, redacta con mucho cariño y respeto el Juramento a la Bandera en 1954. El 31 de enero de 1959, la Ley 24 oficializa el texto del juramento. La Asociación de Muchachas Guías de Panamá fue invitada a estar presente en el acto de cremación de banderas, e inicio oficial de los efemérides patrias, el sábado 30 de octubre en horas de la noche, que se dio en la Asamblea Nacional de Diputados.
Presente en este solemne acto y el encendido de luces, esperando que se diera la señal para empezar la ceremonia de cremación de las banderas, me pregunté: ¿cuántas personas saben lo que ocurre cuando las banderas están ya viejitas, desvencijadas, rasgadas y/o maltratadas? ¿Cómo nos despedimos de ellas?
Para honrar el Pabellón nacional el mismo se dobla cuidadosamente y se guarda hasta el momento de la cremación de banderas. Cada una las banderas, dobladas en forma triangular, será llevada por un abanderado y dos escoltas y colocadas sobre la parrilla de una fogata. Como un último homenaje, por su loable labor, se realizará una alocución sobre su importancia y se recitará el Juramento a la bandera.
En la Asamblea Nacional de Diputados, a medida que las llamas consumían los pabellones hasta convertirlos en cenizas, se observaron sendos fuegos pirotécnicos que daban un aire de gloria y servicio a estos fieles pabellones que habían servido a su patria con honor.
Luego de terminado el proceso, escoltamos las cenizas hasta un árbol en la parte posterior de la Asamblea, donde se depositaron los restos en el suelo patrio, al unísono de la música y letra de la Marcha Panamá. Las cenizas ahora se encuentran en su lugar de descanso. Nos retiramos del lugar y al hacerlo pienso: ¿Utilizo mis talentos, cualidades y virtudes, eso que represento, de la mejor manera posible? ¿Estoy dispuesta a servir a los demás, reconocer y darle mérito a aquel que se lo merece? ¿Trabajo para alcanzar esos sueños e ideales en los que creo? ¿Honro a Panamá al coexistir aquí?*
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<>Artículo publicado el 4 de noviembre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
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