Mi vía crucis en democracia

La opinión del periodista….


ÁLVARO  ALVARADO   
aalvarado@medcom.com.pa

Veintiséis años han pasado desde que tomé la decisión de abandonar mi patria chica, Chitré, para venir a la ciudad con el gran sueño de convertirme en un profesional y construir una familia. Como todo en la vida, comenzar no fue fácil, pues, a diferencia de mis compañeros de la capital, para mi todo se complicaba por ser un joven que ni siquiera conocía las calles y avenidas de la gran ciudad.

Fui superando los obstáculos que la vida me presentaba con la ayuda de mi familia, que, con un gran esfuerzo y sacrificio, me dio todo su apoyo para seguir adelante. En diciembre de 1989, en Panamá reinaba el caos y la incertidumbre, bombas, muertos y saqueos.   Se me presenta la oportunidad de mi vida: trabajar como periodista en la Corporación Panameña de Radiodifusión.   Asumí el reto y hoy, casi 21 años después, he logrado ganarme el respeto de la comunidad panameña por mi verticalidad e independencia, valores que aprendí de mi hogar y de mis profesores.

En estos 21 años he dado cobertura a cuatro elecciones presidenciales y me ha tocado compartir con cinco gobiernos diferentes. Durante todo este tiempo he vivido momentos difíciles, pero llevaderos, en los que nunca una crítica o un cuestionamiento fue considerado como una conspiración contra el gobierno.   Las cosas han cambiado y hoy los niveles de frustración que siento me obligan a denunciar los duros ataques personales de que estoy siendo víctima desde dos medios de comunicación vinculados a altos personeros del gobierno.

Estos dos medios utilizan para sus malsanos propósitos a verdaderos mercenarios del micrófono, que como niños con juguete nuevo, juegan sin ninguna clase de escrúpulos con la noble tarea que impone el periodismo. ¿Pero cuáles han sido los pecados que he cometido para que estos personeros del gobierno, allegados al presidente de la República, hayan decidido derramar todo su odio e intriga en mi contra y de mi familia?

Hoy, me confieso ante el Altar de la Patria y dejo al descubierto mis posibles pecados:

1. Haber cuestionado a un oficial de la Policía Nacional al golpear a dos trabajadores de una estación de gasolina.

2. Haberme hecho eco de las críticas al gobierno por la contratación de una empresa familiar para el bordado de los logos de las camisas de trabajo.

3. Haber cuestionado a las autoridades por el incremento en los niveles de criminalidad en nuestro país.

4. Haber sido fundador del movimiento ciudadano Cruzada por la Paz.

5. Mi apoyo desinteresado al proyecto de transformación educativa, por considerarlo necesario para el desarrollo del país.

6. Pedir al gobierno que reconsiderara la decisión de aprobar la ley 30 tal y como se hizo, desconociendo las críticas de la sociedad civil.

7. Haber llamado insistentemente a nuestros gobernantes para que atendieran el problema de Bocas del Toro previendo una explosión social.

8. Haber pedido a gritos a las partes en conflicto por la Ley 30 que se sentaran a resolver el problema por la vía del diálogo.

9. Mi apoyo al proyecto del Metrobús ante el caótico sistema de transporte existente en la ciudad capital que tanto luto y dolor ha ocasionado en los hogares panameños.

10. Haber preguntado en múltiples ocasiones, dónde quedaron las promesas de campaña encaminadas a reducir los precios de la canasta básica familiar.

11. Haber criticado el rumbo que ha tomado nuestra justicia, luego del nombramiento de los dos nuevos magistrados y la salida de la procuradora general de la Nación, Ana Matilde Gómez.

Pregunto ahora, ¿qué pecado mortal he cometido o es que en democracia el decir lo que uno piensa tiene un costo tan alto?

La situación ha llegado a tales niveles que he pensado que hasta mi vida corre peligro por algunos mensajes que he recibido y que a veces prefiero pasar por alto.

Los periodistas serios no somos enemigos del gobierno, lo que queremos es que se cumpla con las reglas de la democracia. Un país donde se respeten las instituciones, la libertad de expresión, la independencia de los poderes, donde exista una verdadera justicia.

‘Sin Libertad de Expresión y sin el libre ejercicio a la profesión no hay democracia’.

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<> Este artículo se publicó el 9 de noviembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, y el mismo día en el diario El Panamá América, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del   autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/alvarado-alvaro/

Pobre educación panameña

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Pobre educación panameña
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ALVARO ALVARADO

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Con el pasar de los años y con todo lo que he vivido en esta profesión, pensé que mi capacidad de asombro la había perdido, pero hoy, luego de escuchar al profesor Andrés Rodríguez, me doy cuenta de que no.

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Le pedí a mi esposa que me dijera si era cierto lo que escuchaba, a uno de los principales dirigentes magisteriales expresar su malestar por la fecha escogida por la ministra Lucy Molinar para desarrollar una cruzada por la educación, con la excusa de que ese es el día de inicio de vacaciones de medio año del sector público.

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Me pregunto, ¿cuál será el futuro de la educación panameña con dirigentes que piensan primero en su día de descanso que en el aporte que podamos hacer por mejorar la educación?

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La ministra Molinar ha escogido el 15 de agosto para desarrollar el proyecto denominado “Volvamos al aula” , una actividad muy noble que pretende movilizar a 20 mil personas en todo el país, con el propósito de conocer el estado en que se encuentran todas las escuelas públicas, con la participación del sector privado, que estará apadrinando esta gran iniciativa, que debe marcar el inicio de una educación digna para los estudiantes que no cuentan con la suerte de cursar estudios en un plantel educativo particular.

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No logro entender cómo existen personas que se opongan a tan noble iniciativa, en una etapa en la que del Ministerio de Educación solo se ha escuchado hablar de corrupción, sobreprecios, ausencia de docentes, maestros y profesores sin cobrar, deserción y fracasos entre tantas cosas.

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El resultado de esta gran cruzada por la educación nos puede servir como punto de partida para ese gran acuerdo nacional al que todos debemos sumarnos sin precondiciones y con un solo objetivo, que es el de permitirle a nuestros niños y jóvenes del sector público que reciban esa educación que por años le hemos negado, por estar pensando en las próximas elecciones, en lugar de pensar en las futuras generaciones.

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Profesor Rodríguez, con todo respeto, le pido que reflexione y dedique toda esa energía que lo caracteriza en luchar para que se cumplan los siguientes objetivos:

1. Lograr que todos los niños y niñas de Panamá obtengan una verdadera educación obligatoria y gratuita;

2. Elevar la calidad de los aprendizajes considerando la diversidad étnica e incluyendo la formación en valores éticos, morales, y cívicos;

3. Fortalecer la profesión docente;

4. Que los gobiernos inviertan en debida forma los recursos del Estado en Educación;

5. Fortalecer las capacidades pedagógicas, administrativas y de liderazgo del Ministerio de Educación y la comunidad educativa;

6. Implementar una verdadera renovación tecnológica con los adecuados estándares de calidad.

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El objetivo final de todo esto debe ser que juntos, como país y como sociedad, lleguemos a desarrolla esa anhelada Reforma Educativa, que nos pondrá en algunos años a nivel de países que han ubicado la educación como tema de prioridad uno en la agenda de Estado.

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Publicado el 31 de julio de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.