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La riqueza natural del Istmo puede servir para mejorar la calidad de vida de las comunidades… La opinión de….
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ISIS PINTO –
isis.pinto@marviva.net
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Panamá es un país muy rico en biodiversidad, así lo han manifestado diversos científicos y especialistas en turismo, riqueza natural que nos ofrece un alto potencial para el desarrollo de nuestras comunidades en el interior del país permitiéndoles generar ingresos para su sustento económico y evitar la alta migración.
El turismo en Panamá incrementó casi un 6%. Según la Autoridad de Turismo de Panamá, el crecimiento del turismo en enero del 2010, comparado con el mismo mes del 2009, fue de un 5.5%. Un dato interesante que publicó fue que la mayoría de los turistas pasan su estadía en la provincia de Panamá, lo que ha impedido que se convierta, por el momento, en un instrumento para la reducción efectiva de la pobreza.
Esto evidencia la necesidad de impulsar políticas que promuevan la visita de turistas hacia las demás provincias del país. Precisamente, en ellas encontramos diversos atractivos culturales y naturales para el ecoturismo que puede ser desarrollado, principalmente, por las comunidades cercanas a ellos. Una de estas iniciativas se realiza en el golfo de Chiriquí, donde un grupo de pequeños empresarios comunitarios integran la marca Aventuras Rurales del Golfo de Chiriquí (ARUG), la cual ofrece variados servicios a los turistas nacionales y extranjeros que desean disfrutar de la naturaleza costero-marina. Este grupo ha sido formado con una amplia conciencia ambiental, a la vez que reciben beneficios económicos.
El inventario turístico elaborado dentro del Plan Maestro de Desarrollo Turístico en 1993 (IPAT/OEA, 1993) determinó que el 72% de los atractivos están al interior de las Áreas Protegidas, indistintamente de la categoría de las mismas. Este hecho pone en evidencia que en Panamá existe un relevante potencial de recursos naturales ideales para la creación de ofertas competitivas que permitirían al país insertarse en el mercado de viajeros que demandan como principal motivación de viaje las experiencias ligadas a la naturaleza.
La creciente visitación turístico-recreativa a las áreas protegidas es una realidad mundial. Esta clase de turismo ha sido reconocido en diversas convenciones y declaraciones como una oportunidad de desarrollo sustentable. Sin embargo, esta actividad puede amenazar al patrimonio natural y al cultural, pues se han registrado experiencias internacionales que demuestran que ésta causa impactos negativos en el contexto natural, social e incluso económico de las Áreas Protegidas —por la infraestructura y los proyectos turísticos no planificados, o por visitaciones no reguladas ni programadas—. Un turismo sostenible genera beneficios constantes en el tiempo, por encima de lo que genera el turismo tradicional.
Una forma de proteger nuestros recursos es promoviendo el ecoturismo como una estrategia para conservar la biodiversidad a largo plazo y mantener saludables los ecosistemas, incorporando a las comunidades en su protección y en la oferta de servicios.
Existen casos exitosos en donde los países han podido fortalecer la integración de la cadena de valores en turismo. Uno de ellos es Península Valdés (Argentina), considerada La Meca para los observadores de cetáceos en búsqueda de ballenas francas australes, orcas cazando lobos y elefantes marinos a lo largo de su costa. Tan solo en el 2006 generó un aproximado de 2 millones de dólares en gastos directos y cerca de 40 millones de gastos indirectos.
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<> Este artículo se publicó el 3 de dicembre de 2010 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/pinto-isis/
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