Galeristas de esquina

La opinión de…

 

Osvaldo Herrera Graham

Recientemente fui afectado por el fenómeno de los copistas de pinturas. Ya había sido advertido del problema: artistas mediocres intentando copiar el talento de serios trabajadores del arte. Esta vez la diferencia fue ver una de esas copias de mi trabajo, colgado en la pared de una galería reconocida.

Es decir, pasaron de las calles, de las esquinas y de los parques a las paredes de galerías en donde exponen pintores con trayectoria y toda una vida de esfuerzos en pro de su arte. Esto, por supuesto, con la complicidad de galeristas que, cansados de competir con ellos, han decidido unírseles.

En este negocio gana el copista y el galerista, ¿pero el creador de la obra? El artista creador ve cómo parte de su esfuerzo es utilizado para el beneficio de terceros sin recibir nada.

Existen leyes de derecho de autor que protegen hasta cierto punto de las falsificaciones de obra y de firma. En este caso los que copian lo hacen casi idéntico, apoyándose en ese “casi” para decir que sólo se inspiraron en la obra del autor. ¡Firman con su nombre y listo! Tienen asegurada su venta, cuando en realidad todo el esfuerzo lo hizo el artista que creó el original, pensando, borrando, avanzando, retrocediendo, hasta lograr plasmar su visión en la tela.

Parte de la solución, a mi modo de pensar, está en dar la información necesaria a los posibles compradores. Decidir comprar la obra de un artista serio (con trayectoria, exposiciones individuales, premios, etc. ) es una inversión. La obra incrementará su valor con el tiempo y la carrera del artista.

Ejemplos hay muchos y muy conocidos: Picasso, Modiglianis, Monet son pintores que vendieron sus obras por cantidades muy bajas al inicio de sus carreras y ahora sus cuadros cotizan en millones de dólares. Guardando las proporciones, lo mismo ha pasado en el ámbito nacional.

¿Qué se puede esperar al comprar la obra de un copista? Pues, nada. Su gasto no fue una inversión. Ese artista mediocre seguirá copiando a otros con poca calidad y su carrera no lo llevará a nada.   El comprador se expone al ridículo, cuando algún conocedor vea una mala copia en las paredes de su casa, como ha pasado en muchos casos.

Asegúrese de que sea un artista serio al que le está comprando y su inversión valdrá la pena. No compre en una esquina, en la calle, en un supermercado.   Si compra en una galería pida el currículum de ese artista y conozca más sobre su carrera. Estos señores no pagan impuestos y además roban su esfuerzo al artista nacional.

En este caso, lo barato le resultará siempre barato.

**

*

<> Este artículo se publicó el 4  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.