La opinión de…..
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Yoel Amat
Nuevamente como ciudadanos tenemos que asistir a la misma escena cansina de siempre, plagada de discursos y promesas –por parte del gobernante de turno– de ríos de leche y miel para los más pobres de nuestro país por el método de siempre, o sea meternos las manos en los bolsillos por medio de nuevos tributos.
Al igual que en ocasiones pasadas, se nos promete que el dinero recaudado –a costa del sudor y lágrimas principalmente de la clase media de este país– será utilizado en “obras sociales” y en una pléyade de subsidios y beneficios “para los más pobres entre los pobres”. Palabras más; palabras menos.
Sin embargo, en la realidad siempre ha sucedido lo mismo: los pobres cada vez son más, engrosando sus filas con los expatriados de la clase media que a costa de los nuevos impuestos y del aumento de costo de la vida no les quedó de otra.
Por otra parte, el Gobierno nunca pone de su parte reduciendo su voraz apetito de dinero por medio del ahorro y de la reducción de la obscena planilla estatal; por medio de la transparencia en sus finanzas y por medio del combate frontal de la corrupción en todos los frentes. ¡Qué esperanza!
Ahora este nuevo capítulo de la tragicomedia nacional nos hace ver que todo será diferente y que esta vez sí podemos confiar en que los nuevos impuestos se invertirán, en lugar de dilapidarse.
Y encima se nos quiere vender la idea de que habrá más dinero en nuestros bolsillos por medio de los mismos. ¡Qué lógica más retorcida!
¿Podemos confiar en un Gobierno que ya, tan prematuramente, ha dado muestras de demagogia, inexperiencia y mala voluntad política? ¿Qué podemos esperar de un Gobierno que para “agilizar el tránsito” ha recurrido a sembrar la ciudad de semáforos, a diestro y siniestro, sin siquiera tener un plan coherente y que brinde resultados visibles? ¿Qué podemos esperar de un Gobierno que ni para tener las placas de los vehículos a tiempo ha servido?
Para terminar, el fin de este capítulo siempre es el mismo: la clase media tendrá que seguirse apretándose el cinturón ante lo que le espera; con la ironía de saber que seguirá siendo la “cabeza de turco” de los ricos y de los poderosos –los cuales tienen decenas de maneras de evadir o pagar menos impuestos– y de la gran masa de pobres, la cual cada vez se le acostumbra más a las limosnas del gobierno de turno y no a henchirse de espíritu de superación y estudio para, realmente, escapar de las garras de la pobreza de una vez por todas; por medios propios y no a costa de los impuestos pagados por los mismos “congos” de siempre.
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Artículo publicado el 14 de marzo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
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