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La opinión de…
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Azucena Filló Haro –
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Me gusta preguntar para poder comprender el mundo en el que vivo y para intercambiar ideas con los lectores, algunas veces de acuerdo con lo que expreso y otras –probablemente las más– en desacuerdo con lo que pienso y digo.
La democracia se construye a través de la libre expresión de nuestro pensar y accionar en sociedad y una de las cosas importantes es preguntarnos ¿qué es informar?, una de las tareas del periodismo. Sin embargo, esos medios cuyo papel es de gran importancia en el desarrollo de la educación de nuestra sociedad, están expuestos a la manipulación de todo genero; desde los intereses particulares y políticos hasta el hacer daño a terceros. Se usa para avanzar en la captura del poder, porque más poder político representa más opciones en el mundo de los negocios. También se usa para lograr un cargo político y lo más avieso, el uso del poder para hundir a otros.
Panamá, en materia de periodismo y desarrollo social, va a la zaga, no porque el panameño esté desprovisto de inteligencia, muy por el contrario, es porque prima ese interés personal que aún nos caracteriza como pueblo, más cerca de los primates que como pueblo que aspira a ocupar su sitio entre los países más avanzados.
Duele decirlo, es cierto, sobre todo porque el panameño, ese que lleva la carga pesada y los sueños fallidos por la traición de cuanto político y aspirante a político existe, se siente impotente frente a la telaraña del poder que derrota sus ideales de lucha. Los políticos miran a Panamá y su gente como parte de un botín a lograr. En ellos pareciera primar ese interés egoísta y aberrante que es incapaz de ver más allá de sus narices y mentes obnubiladas por la codicia.
En cuanto a los medios televisivos, triste es el papel que hacen, adormeciendo la conciencia del panameño. Hay muy pocos programas verdaderamente objetivos e investigativos que eleven la cultura, en particular, en los canales más cotizados. Hay novelas para todo los gustos, desde melodramas insulsos hasta las más descabelladas, llenas de antivalores, porque en la psicología de masas lo que prima es lo instintivo, no hacer pensar a la gente (práctica peligrosa para algunos porque mientras más ignorante es un pueblo, mejor control se tiene de este). Somos, al fin y al cabo, un país más interesado en el rating que en educar a nuestra población.
La pregunta que los padres de familia y educadores deben hacerse es ¿qué estamos enseñando en los medios de comunicación y cuál es nuestra responsabilidad como padres de familia y educadores?
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Este artículo se publicó el 4 de enero de 2011 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
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