Dictadores a la sombra de la Democracia

La opinión de….

GEOVANI  SOLÍS
salomonss@hotmail.com

Cuántos paseos por el devenir nacional y por el pasado histórico político he visto, escuchado y vivido. Conocí los regímenes dictatoriales, cuyos protagonistas vestidos de verde olivo tomaban en los ya desaparecidos cuarteles las decisiones políticas que los civiles deberían acatar por la seguridad de sus vidas, sus negocios e intereses.

Ricos arrodillados, sumergidos en la más profunda humillación cantando el manicero y despojándose del más ruin de los sentimientos de arrogancia, porque al fin encontró otro más arrogante y despiadado que él, apoyado con fusiles y bayonetas. Vivir en dictadura mostró al pueblo una sintomatología de represión, de incomodidad, de angustia, de terror y de obediencia.

Pasaron los años de dictadura, entraron los avatares de la democracia. Se podría notar la diferencia, pero la represión en democracia y en dictadura seguían siendo el denominador común de todos los pobres panameños.

Ministros incapaces, magistrados al mejor postor, jefes de Policía al estilo Mon, pululaban por los pasillos políticos y eran los huéspedes de la Casa Real panameña.

Llegó la Democracia, cantaban al unísono, una clase media sometida, pero a la vez cómplice de tantas torturas y desmanes.   Persecuciones a militares, gente culpable e inocente tras las rejas, familias al sollozo de las trompetas del final de los maltratadores y criminales, seguía a la incipiente Democracia.

Democracia plena al estilo norteamericano. La cuna de la democracia panameña había surgido; sin embargo, las persecuciones no cesaban e incluso es el período donde nacen los pinchazos telefónicos tan cacareados hoy día por huéspedes e intrusos de la política criolla panameña.

Pasaron veinte años de democracia, era solo un mero recuerdo de la toma de la Clase Media adinerada, de los grandes negocios, del tráfico destructivo y del irrespeto a las condiciones del medio ambiente.   Sin embargo, al igual que en la dictadura se observaban las mismas siniestras injusticias sobre el pueblo, los sindicatos, la sociedad civil, y la camarilla de los timadores del Estado se cimentaban en la corrupción más profunda,  pero patentizada por ellos mismos, quienes fungían como notarios de la más cruel piratería del dinero y de los bienes del pueblo panameño.

2009: Nace dentro de esta democracia un nuevo estilo de gobernar. Convencido de obtener un sesenta por ciento de los votos haría del partido P.R.D. una mofa política y con la seguridad de que todo el pueblo apoyo a su partido político, ha cambiado de rumbo y su política social la ha sustituido por la política del palo y el garrote a un pueblo que lo escogió y que dentro de la balota de la fortuna fue el ungido por el concepto cambio para mal más que para bien.

Y esto lo digo con la plena convicción de que los cambios augurados son otra más de las mentiras que en democracia y en dictadura nos han tenido analizando, pero más que nada, convirtiendo a este sufrido pueblo, a sus billeteras, a la sociedad civil, a los obreros, y a los que amamos este país en una dictadura bajo la sombra de la Democracia.

Tristemente, no podemos entender las series de exabruptos jurídicos, ministros involucrados en irregularidades, alcaldes y demás personeros, contagiados con el virus de la corrupción.

Tristemente vemos cómo el país se gasta millones y millones en consultorías para los amiguitos pío pío del Gabinete del PRESIDENTE.

No es muy halagador el mensaje de Contrataciones Directas en las instituciones del Estado. No es seguridad jurídica el que los panameños no podamos protestar ni oponernos a los criterios del Gabinete, porque lo que lograríamos es el hielo que nos dejaran cinco años en oposición.

Escribir lo que se piensa es un pecado político, pero es una necesidad ciudadana y un compromiso periodístico. La sociedad del terror, al estilo nazifascista se avecina en nuestro pequeño Panamá.

Populistas de izquierda y de derecha es la nueva concepción política que gobernará Latinoamérica por encargo del establishment de Washington.

Imponer el silencio, es su arma, utilizando instituciones coercitivas, civiles al mejor estilo de los Rangers.   Veremos cómo pasamos estos cuatro años entre el palo, el garrote, el silencio y las rejas.   Dios salve a Panamá.

 

 

*

<> Este artículo se publicó el 4  de dicembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.