Razas: una idea no un hecho

La opinión de…..

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Jorge A. Motta

Continúa en el mundo la necesidad de catalogar a los seres humanos por medio de raza. Reciente y notable ejemplo de esto fue la pregunta hecha por el censo de Estados Unidos de Norteamérica sobre raza a Barack Obama, a la cual él respondió marcando el cuadro que correspondía a negro o a afroamericano.

El deseo de separar en diferentes cuadros a los seres humanos por medio del concepto raza tiene una historia en tiempo no muy larga pero muy profunda en sufrimiento.

Mucho antes de que surgiera el concepto de raza, los seres humanos encontraron razones para separar y esclavizar a otros humanos basándose en resultados de guerras, diferencias de lenguaje, cultura o religión.

En la Grecia antigua o en Roma, el color de la piel o fisonomía no impedía a una persona gozar de todos los privilegios ciudadanos. Bárbaros y diferentes eran considerados los integrantes de las tribus germánicas que vivían del otro lado del Rin.

La idea de que en la naturaleza existieran grupos humanos caracterizados por diferencias biológicas heredadas probablemente se origina en el siglo XVIII con los trabajos taxonómicos de Linneo y de Blumenbach. De estos famosos científicos surgió la división de Homo sapiens en grupos llamados Africanus negreus, Americanus rubescens, Asiaticus fuscus y Europeanus albescens.  Basándose en esta división, otros fomentaron la idea de que la herencia de nuestros ancestros, el color de la piel y otras características de la forma humana determinaban diferentes grupos raciales los cuales tenían diferentes orígenes, capacidades intelectuales, morales y espirituales.

Darwin, igual que el antiguo testamento, propuso un origen común de los seres humanos, pero intereses económicos, políticos, prejuicios y la mala ciencia dieron base e impulsaron el desarrollo de conceptos malignos de raza, apoyados por la teoría de eugenesia.   El concepto de raza en su forma más virulenta justificó la esclavitud de negros en América y el exterminio de gitanos y judíos en el siglo XX.

La estaca que acabó con la justificación científica del concepto de razas fue el desarrollo de la genómica a finales del siglo XX.   Una y otra vez se ha comprobado la fantástica similitud entre los genes de diferentes seres humanos y la mezcla que ha ocurrido por más de 100 mil años durante la diáspora de la humanidad desde África hacia todos los continentes.   Una muestra de esta mezcla ha sido el hallazgo de que muchos hombres ingleses llevan en su línea paterna los genes de los invasores del norte que tomaron la isla hace más de mil años, pero sus mujeres retienen sus genes ancestrales celtas. Algo similar a esto se ha comprobado con poblaciones en la India y en otros lugares.

En nuestro país y en otros países latinoamericanos los hombres, no importa su fisonomía o color de piel, poseen en su mayoría genes paternos indoeuropeos que evolucionaron de genes de Asia central y estos a su vez de genes africanos, mientras que la mayoría de nuestras mujeres poseen genes amerindios que provienen de genes de Asia central y estos de genes africanos. Esto es otra confirmación más de la gran mezcla de genes en la humanidad, lo cual no es compatible con el concepto biológico de razas puras y demuestra la imposibilidad de identificar precisamente en el humano razas por medio de características físicas.

No obstante que en la naturaleza el concepto de raza humana no tenga una base científica, el concepto de raza sí tiene una base real en la sociedad.   Raza es parte de una noción social que sobrevive debido a su aceptación colectiva, a acuerdos entre grupos o debido a su imposición y definición por un grupo dominante.

El concepto de raza afecta diariamente percepciones en nuestras vidas de manera significativa y probablemente es por eso que sobrevive. El mundo que vemos a través del lente de la raza no solo nos hace ver color y forma sino también nos hace ver estatus social, nivel cultural, capacidad económica, excluye o incluye o le da o quita poderes a personas.

En las últimas décadas el concepto de grupo étnico ha surgido como una alternativa al concepto de raza. Su definición es variable y puede depender de similitudes físicas, lingüísticas, religiosas, circunstancias históricas, orígenes geográficos, o de intereses políticos o económicos comunes. Algunas de estas divisiones étnicas se han asociado a hechos de violencia extrema como los conflictos entre hutus y tutsis. Otras han servido como forma de resistencia al colonialismo, a la defensa de los intereses de inmigrantes o la formación de una identidad nacional.   Igual que las definiciones raciales del pasado, definiciones étnicas basadas en homogeneidad cultural como la que se pretende que existe entre los afroamericanos, los hispanoamericanos o los amerindios, sin reconocer sus diversidades, pueden crear estereotipos que al final degradan la imagen y el valor de estos grupos y personas.

En la corta historia del Homo sapiens han ocurrido cambios en su fisonomía y en el color de su piel por mutaciones, presiones del medio ambiente y selección natural, pero con sus incesantes migraciones por el mundo, su dotación genética se han vuelto a mezclar una y otra vez impidiendo la formación de una nueva raza genéticamente diferente.

Es improbable que los actuales conceptos de raza desaparezcan en el futuro cercano debido a que están integrados en las mentes de las personas y en la estructura de la sociedad. Lo que pudiera ser probable por medio del diálogo y la información sería un cambio de paradigma en las futuras generaciones donde el concepto de raza cambie y se llegue a aceptar y a entender que solo hay una raza, la raza humana.

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Este artículo se publicó el 9 de abril de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Privados de sus derechos

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La opinión de…..

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Jorge Motta

Alguien describió a la Caja de Seguro Social de Panamá como un banco donde nuestros gobiernos han pedido dinero prestado que nunca han pagado, a los profesionales y administrativos de la institución como banqueros de Wall Street, y a los asegurados como los depositarios desfalcados.

Lo que sí es un hecho es que dar solamente soluciones biomédicas a los problemas de salud usualmente no funciona sin la participación del paciente. De igual manera, los problemas que aquejan a nuestra seguridad social nunca podrán ser solucionados sin una participación real, informada, inteligente y honesta de los asegurados. Los problemas de salud personales e institucionales son muy importantes para dejárselos solo a los médicos y a los administrativos.

Un ejemplo de las dificultades que surgen al tratar de solucionar los muchos problemas que agobian a los pacientes de la Caja, donde no se ha escuchado la verdadera voz de los representantes de los asegurados, es el grave problema de la mora de miles de mamografías y de otros exámenes pendientes. Como es usual, solo escuchamos los estridentes gritos de oposición de algunos dirigentes de un grupo llamado Comenenal a las soluciones propuestas por la administración de la Caja. Los asegurados guardan silencio.

La nueva administración dirigida ahora por el ingeniero Sáez-Llorens propone solucionar esta mora con la compra de nuevos equipos, con la utilización de equipos subutilizados, con el pago de turnos extra para que radiólogos de la institución interpreten los resultados y con la contratación fuera de la institución de parte de estos servicios. Es esta última propuesta que se enmarca dentro de la Ley Orgánica del Seguro cuando la institución está temporalmente imposibilitada de brindar un servicio, ha generado los ataques de estos dirigentes quienes usualmente solo vociferan pero no ofrecen soluciones.

Las presiones de estos dirigentes, que dicen representar a los médicos panameños y los intereses de los pacientes y que siempre se oponen a todo con la conocida muletilla de que el Seguro Social va ser privatizado, deben ser rechazadas por los asegurados. Hasta cuándo se tendrá que repetir que el Seguro no va a ser privatizado, que nuestras leyes no lo permiten y que los panameños no lo vamos a aceptar.

Es criminal negarle una mamografía a una mujer con un posible cáncer aduciendo “privatización”, sabiendo que no hay sistema en el mundo que pueda resolver en corto tiempo una mora de más de 10 mil estudios con las medidas tomadas hasta la fecha, sin nuevas soluciones.

El Seguro Social no es un sistema “público de caridad”.   Los asegurados son los dueños de una empresa que le dieron al Gobierno a administrar y donde se emplean profesionales para su funcionamiento. Los asegurados deben exigir los servicios a los cuales sus cuotas les dan derecho, se obtengan dentro o fuera de la institución, como es el caso extremo de la actual mora de miles de exámenes diagnósticos.

La hora de la verdad ha llegado y hay que resolver con participación ciudadana el desastre donde se encuentran sumidas las prestaciones médicas del Seguro Social.  Los ciudadanos estamos cansados del uso de la diatriba y de la mentira repetida, utilizadas por personas que han tenido la oportunidad y han demostrado su incapacidad de resolver los problemas de las prestaciones médicas de la Caja. Ellos son parte del problema, y los asegurados lo saben.

Las administraciones pasadas han sido un desastre permitiendo corrupción, ineficiencia y la erosión del cuidado de los asegurados. La pasada junta directiva demostró su falta de responsabilidad con su comportamiento ante la catástrofe de salud pública más grande de la historia de nuestro país, en la que la propia institución distribuyó el veneno. Con todo lo que ha ocurrido no es de extrañar que una gran cantidad de excelentes profesionales que laboran en la Caja se encuentre totalmente desanimada.

Los asegurados, representados por diferentes agrupaciones de pacientes, trabajadores, educadores, clubes cívicos, asociaciones empresariales y grupos de fe, deben sentarse con la nueva administración y juntos trazar la ruta que sacará a la Caja de este desastre.

Con verdadera participación ciudadana, siento que no es tarde para retomar la visión de un Seguro Social que ofrezca acceso, calidad, eficiencia y equidad de atención médica, similar a cualquier otra instalación de salud de nuestro país y de esta manera se pueda alcanzar una mejor salud para los asegurados. Trabajemos con la nueva administración y démosle la oportunidad de demostrar que se pueden arreglar los problemas de la Caja.

Publicado el  23 de diciembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien  damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.