Corrupción en el sistema judicial

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La opinión de la Abogada….

JENNIFER  GARCIA

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Corrupción en el sistema judicial

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La corrupción de nuestro sistema judicial es un problema que hemos tenido desde hace muchos años.

En incontables oportunidades he escuchado a futuros colegas aseverar, con cierto tono de alegría y desdén por la profesión que “cuando el derecho entra por la puerta, la justicia sale por la ventana”.   Pero ¿qué tipo de derecho puede admitir que las normas sean ultrajadas diariamente por la larga mano de la corrupción?  Pues, considero que no es cuestión de derecho sino de integridad, de respeto con la profesión, de respeto a uno mismo y, sobre todo, con la causa que se defiende, debido a que en nuestras manos está el rumbo que tomará la vida de una persona.

Con el nuevo gobierno, muchos esperaban un boom en las detenciones de altos ex funcionarios públicos; no ha sido así, porque como conocedores del derecho debemos respetar todas las instancias, todos los procedimientos.

Nuestro sistema judicial ha sido víctima de funcionarios de instrucción incapaces de seguir estos procedimientos tan importantes en un proceso.

Por más culpable que sea una persona, el más mínimo descuido puede ocasionar que este acto quede impune, la ciudadanía común no comprende cómo, por una pequeña falta en un expediente ocurran cosas como esta, ni por qué aquel que roba un desodorante en un almacén sea juzgado y condenado a años de prisión, y el que roba tan descaradamente al Estado –que es el protector de todos los ciudadanos– ni siquiera pise un centro penitenciario.

Por otro lado, hace poco se aprobó otro requisito para optar por el título de licenciado en derecho, un seminario de ética judicial que –si no me equivoco– es de 48 horas.

La ética no se aprende en 48 horas, es una costumbre que se adquiere desde la niñez, desde nuestros hogares y debería reforzarse en la escuela.

Nada harán 48 horas si al llegar a los tribunales el abogado se encuentra con que el propio sistema judicial está absorto en la corrupción, en donde los funcionarios se prestan para favores a las grandes firmas, o se dejan llevar por los caprichos de los que dicen sabérselas todas.

Estoy de acuerdo en que debemos ver el problema de la corrupción de manera sistemática y no individual. Muchos dicen que sanear el sistema es difícil porque estas personas conocen y manejan las prácticas judiciales. a diestra y siniestra, pero es preferible sacar, depurar el sistema y reaprender la norma, que seguir sumidos en prácticas corruptas.

Aparte de lo que he señalado, estoy en total desacuerdo con la intromisión permanente de extranjeros en nuestros problemas, pues el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Creo que en Washington hay demasiadas cosas por resolver como para que vengan a meterse en nuestros problemas, pues si de sentarnos a llorar se trata, con la guerra que tienen hace ya varios años es suficiente para que tengan más de un siglo por delante en el que ellos puedan llorar.

Como conclusión, solo puedo sugerirle a cada abogado que se apasione por nuestra profesión, que no colabore con la corrupción, que siga los procedimientos, que estudie, que se prepare y que tenga la suficiente fuerza de voluntad para no prestarse para este tipo de actos.

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Publicado el 7 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.