Del tránsito y otras calamidades

Del tránsito y otras calamidades

En la opinión de

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Eduardo Tensing Lim Yueng

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Escribir sobre el transporte se vuelve una tarea repetitiva, pero hay que entender que con el caos viven todos los panameños sobre todo de la capital.

Un accidente de tránsito en el se vio involucrado un diablo rojo le costó la vida a tres personas en Kuna Nega incluyendo al boxeador “maco” arboleda, y menos de una semana después un camión volquete choca contra un bus matando a 24 personas.

Todos los ojos del país voltearon a ver una vez más el problema del transporte. Creo que lo justo sería decir el problema del tránsito.

Un busero en si defensa me dijo la semana pasada que en el país mueren más de 400 personas por año en accidentes y que el 99 por ciento son de vehículos particulares. Tiene razón.

Un vistazo sin mayor profundidad al parque vehicular panameño nos mostrará centenares de autos en las calles circulando sin la placa correspondiente, muchos de ellos por irresponsables y otros porque fueron a tiempo y el municipio no tiene la lata lista. En el transporte público es igual, tienen la placa única, pero la del certificado de operación no se la dan desde 2007.

El reglamento de tránsito cambió en 2007, y hay nuevas medidas, sin embargo eso no ha evitado la burla de los conductores y la falta de autoridad de “la autoridad”. Las nuevas normas establecen que conducir sin licencia conlleva la remoción del vehículo con grúa, la placa vencida también, y manejar borracho también.

El reglamento estableció una serie de puntos por cada infracción, y se establece la suspensión de la licencia de conducir por acumular puntos o por ebriedad. Conozco personalmente a varios de estos borrachos que han manejado sin licencia los tres meses de la suspensión.

El reglamento de tránsito debe ser inflexible. Lo usual es que si sorprenden a alguien sin licencia el policía acceda a cambiar la infracción por ceder el manejo a personas no autorizadas y dejar que otro conductor con licencia vigente maneje el auto. Los conductores parecen desconocer la norma y piensan que el policía es un abusivo por quererse llevar el carro y acusan al uniformado de complicidad con el operador de la grúa.

Escucho gente quejarse descaradamente de los operativos de guarómetro en calle Uruguay, o a la salida de un baile típico o en la carretera cuando hay fiestas patronales. No quiero ni decir lo que pienso de los que se oponen a eso.

Hay padres que con la excusa de estar muy ocupados les entregan a sus hijos las llaves del auto aunque no hayan cumplido la mayoría de edad, pero que eso, el tránsito entrega un permiso especial para eso a cambio de una fianza.

IRRESPONSABLES TODOS. La mayoría que lee esto puede coincidir conmigo, pero seguimos hablando por celular mientras conducimos, manejamos en el carril izquierdo porque nos gusta más, o vamos en el corredor a 40 kilómetros por hora porque no estamos apurados y usamos el cinturón de seguridad para evitar la boleta más que por proteger nuestras vidas.

El tránsito en Panamá da asco, y como conductores somos peores. Acusamos a los policías de coimeros, y todos somos inocentes cuando nos para el agente de tránsito. Nos ofendemos con los accidentes de los buseros malditos, pero no vemos lo mal que manejamos, preguntamos a quien conocemos para que nos quite una boleta, y como se hace para sacar la licencia bajo cuerda.

El tránsito debe ser inflexible. No me refiero a la tiranía del policía, ni al capricho del inspector, sino a un reglamento que se cumple y en el que nada sea negociable. Me tocará ser boleteado por hablar por celular, pero me lo merezco por idiota.

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Publicado el 115 de agosto de 2009 en Facebook, como una nota para compartir.  Damos al autor todo el crédito que le corresponde.