El Mauricio Nelson que conozco

La opinión de la Comunicadora Social…

Lastenia Murillo Muñoz

Muy sorprendida quedé, al igual que muchos panameños, con las noticias que daban cuenta de las investigaciones que la Dirección de Responsabilidad Profesional, de la Policía Nacional le estaba haciendo al subcomisionado Mauricio Nelson, jefe separado de la Zona de Policía de Colón, sobre el supuesto hallazgo de restos de droga dentro de unos vehículos el oficial utilizaba para movilizarse.

A Mauricio Nelson lo conocí en 2002, cuando era mayor jefe de la Dirección de Transporte y Mantenimiento, donde hizo una labor profesional, dándole respuestas a todas las dependencias y zonas de policía con autos y motocicletas para que realizaran su labor de seguridad y vigilancia.

Es un oficial de carrera, egresado del Instituto Militar General Tomas Herrera y se distinguió por tener un carácter fuerte, pero amable, cualidades que lo llevaron a mi parecer a ocupar responsabilidades importantes dentro de las filas de la Policía Nacional.

Recuerdo una vez cuando los trabajadores de la construcción cerraron importantes avenidas, entre ellas la entrada a la calzada de Amador, el subcomisionado Nelson, quien fungía en ese momento como jefe de la Zona de Policía del Canal, los enfrentó y les exigió a través del diálogo que reabrieran la vía, y estos se negaban. El oficial impuso su carácter y autoridad y los convenció, sin necesidad de usar la fuerza.

Esa imagen de Nelson, haciendo valer su rango, carácter, mística a su profesión, fue captada por los medios televisivos e impresos, que resaltaron la acción del oficial en su momento.

El Mauricio Nelson que conozco es un profesional intachable, honesto, caballeroso, amigo de sus amigos y enemigo del juega vivo.   Al subcomisionado Mauricio Nelson se le señala de manera directa de un delito que ha puesto en duda su honestidad, de salir inocente de esos señalamientos, como ha pasado en muchísimos casos de panameños honestos,  ¿quién le devuelve el honor, el daño sicológico y moral a sus familiares e hijos?, nadie, porque así es la sociedad en que vivimos.

Esta nueva batalla que enfrenta por trabajar a favor de la ley y en contra de la delincuencia, es un monstruo de mil cabezas, que no quiere que un pueblo sufrido como lo es la provincia de Colón, tenga la paz que logró en tan solo seis meses ese oficial que conozco.

intereses políticos y económicos la liquiden en su cuna.

<> Este artículo se publicó el 20 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos,   lo mismo que a la autora,  todo el crédito que les corresponde.