Educación y movilidad social

La opinión de….

Rolando A. Gittens

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Educación y movilidad social


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Casi al final de un programa televisivo que se presento días atrás, César Tribaldos, dirigente empresarial y siempre preocupado por los problemas económico/sociales del país, aseguró que el 80% de los ejecutivos de Panamá son graduados en centros privados o del extranjero.

El problema pudiera no ser tan novedoso, pero el alto porcentaje es indicativo de que no estamos tomando conciencia de su impacto corrosivo para nuestra sociedad.   Pareciera estarse conformando una radical segmentación de los grupos sociales, al no poder iniciarse un compromiso real por los diferentes protagonistas de las comunidades y ofrecer a nuestros hijos y nietos una mejor calidad en la educación.

Los estudios realizados en Latinoamérica demuestran que para tener mejores salarios en el futuro, el origen socioeconómico es más importante que un buen desempeño académico en la universidad.

Los graduados en áreas de escasos recursos económicos obtienen, por lo general, menos ingresos que algunos de peor desempeño académico pero que provienen de una familia de altos ingresos y de un colegio privado.

Esta realidad se dramatiza más para los que somos de raza negra.   Si bien en nuestro querido país no es una tarea imposible de alcanzar, resulta un escollo más que vencer cuando se opta por un puesto ejecutivo.

Las empresas buscan valores agregados por el lado del conocimiento y contratan, por ejemplo, a personas por sus buenos contactos y por el dominio del idioma inglés.    Esto lo vemos mucho en los bancos y en las grandes empresas.

A nivel gubernamental, donde más se ha notado este fenómeno de escoger a personas de su entorno es en el equipo ministerial del presidente Ricardo Martinelli.   El requisito básico de la formación profesional pareciera ser que el aspirante sea egresado de una universidad del exterior, sobre todo, si es norteamericana.

Esta posibilidad de ocupar puestos ejecutivos también tiene mucho que ver con mantener o no la movilidad social que tanto dio que hablar en las décadas de 1970 y 1980, cuando grandes sectores populares pudieron, gracias a un mejor acceso a la universidad, postularse a mejores puestos de trabajos.

De aquí la necesidad de que entidades como el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, deben ser reforzadas. La posibilidad de un financiamiento para los estudiantes pobres debe ir en conjunto con otras acciones elementales como el mejoramiento de la calidad de la educación recibida.   El desempeño en la universidad es la única forma de compensar la discriminación.

Si bien es cierto que el crecimiento para un país es fundamental, este solo se podrá sostener si va acompañado de mejoras en las condiciones de vida y de oportunidades para las grandes mayorías de la población.   Pero, además de dar más recursos a los sectores populares, hay que dar oportunidades para que los profesores también estén mejor preparados y más actualizados.

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Publicado el 13 de octubre de 2009 en el diario LA PRENSA, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.