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La opinión de…
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Pedro Moreno- Patiño –
Sin embargo, y no es de parecernos asombroso los que no logran o no quieren evolucionar su postura humillante y desafiante son nuestros empresarios aún cuando quien nos preside pertenece a ese gremio y tiene voluntaria o forzosamente que alejarse de su entorno para captar o lograr aceptación a una población deseosa, animosa por visualizar los cambios ofrecidos y, desde esa faceta, trata de cumplir nuevas funciones en su rol de presidente.
Últimamente observamos detenidamente como se mantiene y agrava la función y el trato que ostentan los empresarios frente a sus colaboradores, término utilizado hoy día pero siguen siendo sus empleados, para muestra un botón: un empleado de una casa de materiales, es sacado literalmente de su entorno de trabajo para ser llevado a la residencia de su jefe a limpiar el excremento de su mascota, nos comentaba mi madre que la secretaria personal de su jefe tenía que hacerle la tarea a sus hijos, la verdad es que no nos asombra en lo absoluto, puesto que prevalece lo que en su momento señaló Juan Pablo II la humillante dependencia alusiva al trabajo del hombre, el gobierno nacional impulsó el aumento del salario mínimo y siguen ofreciendo, pagando y manteniendo los salarios paupérrimos que solo sirven para mantener, la decadencia del hombre como sujeto estancado en tiempos de cambio, progreso y bonanza, pues bien nuestra intención tiene que ser más aún ilustrativa.
Por ejemplo, en una economía eminentemente capitalista es muy común que un empresario en sus vacaciones pueda viajar a Francia y hospedarse en un hotel cinco estrellas, pero a su vez un trabajador de su propia empresa pueda también realizar ese viaje de vacaciones con su familia, pero optaría por un hotel más adecuado. En nuestro país nuestros empresarios viajan donde les plazca y sus trabajadores a duras penas pueden cruzar el puente Centenario y visitar por pocos días a sus familiares en el interior de nuestra República, y eso que Panamá proclama su sistema capitalista como fabuloso, como lo enseña Eduardo Galeano, en su obra “Las venas abiertas de América Latina”, somos “brazos baratos”.
Ciertamente lo que vivimos a diario es una hipocresía social donde el ego de los flamantes empresarios no da espacios para comentarios que distraigan la concentración de sus empleados.
Gracias a Dios en nuestra bella Patria hay empresarios dignos, altruistas, justos, que tratan a sus colaboradores con respeto y premian su esfuerzo, si este medio nos da la oportunidad de nombrar a una empresa que hemos estado siguiendo en cuanto a su concepto amplio de desarrollo empresarial laboral nos complace felicitar a Riba Smith, que juntamente con otras pocas empresas dan ese sitial de importancia a sus colaboradores, así se ejemplariza la entrada en vigencia de un nuevo siglo que lleva diez años y el reto fortalecido que los cambios se logran con voluntad reflexionen empresarios y sean flamantes, pero de progreso compartido. ¡Acción!
<> Artículo publicado el 9 de octubre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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