Hasta luego, Manolo…

La opinión del periodista….
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JOSÉ  HERNÁNDEZ
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Hasta luego, Manolo…

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¡Qué jodido resulta intentar escribir sobre un amigo con la mesura, la objetividad y la serenidad que él, de antemano, te habría exigido!   Pero como a los amigos se les quiere y se les aprecia con sus defectos y sus virtudes, me enfocaré en mi amigo Manolo Solís Palma.

Antes que todo debo advertir que, en vida, es bastante posible que quien menos se hubiera interesado en un día libre por su fallecimiento hubiera sido Manolo, porque el trabajo fue su constante, conjuntamente con otras disciplinas, como la puntualidad, por ejemplo.

Tuve el honor de ser su jefe de Prensa cuando ocupó el cargo de ministro encargado de la Presidencia, entre 1988 y 1989, y allí tuve su primera enseñanza.

No mezcló la amistad con el trabajo ni ella me eximió, ni aligeró mis responsabilidades.  Al contrario, por ser su amigo no podía fallar.

Es posible Manolo que, por ignorancia, miopía o pereza, las notas de prensa sobre tu muerte te pretendan encasillar en un espacio tan corto de vida política que no parece que hubieses muerto a menos de un mes para los 92 años de edad.

Sí, fue verdad que ejerciste el cargo de ministro encargado de la Presidencia entre 1988 y 1989, pero no puedo contribuir a que se ignore que también trabajaste dignamente en las salinas de Azuero; que fuiste un fogoso dirigente estudiantil y un activo dirigente político como parte de una generación con profundo sentido nacionalista.

Ojalá que los libros de historia e historiadores panameños no guarden en el olvido que fuiste elegido director general de la Caja de Seguro Social, en 1951, como también fuiste director de Catastro y de la Reforma Agraria.   Pero, sobre todo, que no se silencie el papel importante que jugaste en los aciagos momentos del 9 de enero de 1964 cuando eras el ministro de Educación y supiste conducir entonces todo el dolor estudiantil para evitar un mayor derramamiento de sangre inocente.

Tu impronta no la marcan solo 18 meses de un fin de década cuando también cayeron el Muro de Berlín y la tiranía de Nicolae Ceacescu. Ojalá alguien algún día se atreva a recordar que, mientras eso ocurría en Europa, acá en Panamá tu ingenio, tu olfato popular, tu tenacidad y hasta tu terquedad para convencer a tus compañeros de gobierno permitieron fraccionar el pago de los servidores públicos para romper entonces el cerco económico impuesto, incluyendo el cierre total de la banca.

También es parte de tu vida como ministro encargado de la Presidencia, Manolo, cuando pusiste a prueba tu formación académica y, con una calculadora portátil a mano, durante los meses de crisis te reunías con tu equipo de trabajo para confirmar las recaudaciones diarias y programar el pago de las obligaciones, especialmente de los jubilados y pensionados.

He tirado mano de mi memoria política para reseñar un espacio de tiempo de Manuel Solís Palma a quien, como ministro encargado de la Presidencia, le tocó dirigir los destinos del país en uno de los momentos más cruciales de su historia asumiendo la responsabilidad, como siempre lo hizo, al aportar su capacidad en todos los cargos que ejerció para el fortalecimiento de Panamá.

Hasta luego, Presidente.. Hasta luego Manolo..

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Publicado el 9 de noviembre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.